El amor
light no compromete
La vocación
contemporánea de lo rápido, ligero, flacucho, descartable y breve, se llama –a
la americana- “light” y connota inmediatamente a la delgadez con que hay que
aproximarse al consumo de los alimentos y, si es posible y por transición, al
resto de los objetos domésticos: porque “que no engorde” quiere decir “que no
haga mal”, “que no me caiga pesado”, “que no empache”, o –a nuestra criolla-
“que no me joda”.
El lector
atento sabrá rápidamente llevar esto al plano de las relaciones vinculares,
especialmente el amor de pareja, donde el “que no me joda” salta inmediatamente
al “que no me demande”. Y aquí tenemos pues el escenario del amor-líquido (como
se definió no hace mucho desde ciertos autores como Zygmunt Bauman) que no
quiere decir más que eso: efectivo, práctico (como el dinero-liquido) pero sin
grandes inversiones. Sabrá también el
lector observar inmediatamente que de lo que estamos hablando es de una inversión
narcisística(egocéntrica) donde el otro no cuente demasiado. Es decir, donde la
castración( o sea el necesitar a
otro para que nos complete, nuestra “media naranja” en términos cotidianos) no
preste oídos. Porque, justamente, el “que
no me demande” implica –ipso facto- considerar a otro –obviamente-
mudo. De allí que decimos en
psicoanálisis que la relación perfecta sería con aquel partenaire donde el sexo
y la palabra no se interpongan (y nos estamos refiriendo al sexo y a la palabra
"plena", que demandan; no a cualquier sexo, no a cualquier palabra).
Por ello
hoy encontramos en la jerga cotidiana los significantes “amigarches” o “touch and go”,
y voces similares que connotan a la mudez de la palabra (a lo que Lacan llamó
“palabra vacía(el blablablá) para oponerla a la “palabra plena”decir algo
contundente), es decir: a la mudez de la castración. Porque, efectivamente, lo "light"
implica no sólo lo efectivo-rápido, sino –y ante todo- el goce sin Ley, es
decir, lo que cualquier niño –por su lógico estado de prematuración- sólo puede
apenas esbozar.
Pero de un
adulto (de un sujeto cuyo fantasma* se supone constituido y cuya neurosis se
supone relativamente analizada) se espera algo más; ya que la relación amorosa
no puede librarse de los dos vaivenes que la sostienen: amar y ser amado. Si se estereotipa el vínculo y siempre es el
mismo partenaire quien ama o quien es amado, cae por su mismo peso: el peso a
que cualquier tope narcisistíco(egocéntrico) llega.
*la
fantasía es una actividad psíquica presente en la vida corriente (juego de los
niños, ensueños diurnos, elaboración secundaria del sueño, creatividad en el
artista, disfrute de las producciones del arte) que puede en determinadas
condiciones generar síntomas neuróticos(“enfermos”), constituyendo un estadio
preliminar de los mismos. Fueron un día fantasías conscientes, sueños diurnos,
y han sido luego intencionadamente olvidadas, relegadas a lo inconsciente por
la 'represión' [...] la fantasía inconsciente integra una importantísima
relación con la vida sexual del individuo, pues es idéntica a la que él mismo
empleó como base de la satisfacción sexual. El contenido de las fantasías
inconscientes en los neuróticos es similar a las situaciones creadas por los
perversos para su satisfacción sexual en la realidad.
El niño,
como sabemos, sólo puede ser amado: su prematuración le impide amar, excepto
con ciertos artilugios (miradas, sonrisas y engaños imaginarios) que realiza
para ser amado y protegido: es decir, para ser el FALO.(lo más deseado por todos) Pero para amar (adultamente) es necesario un
proceso simbólico y aceptar la Ley de la Castración(la Ley de la Cultura) que
se juega: es decir, colocarse en posición femenina, de objeto; por eso Lacan
–citando a Sócrates- ha bien descripto todo esto en lo que se denomina Metáfora
Amorosa: pasar de amado a amante, y viceversa; en la oscilación de la evolución
del vínculo. Y, para eso, es necesario dejar la mudez de lado y
escuchar, justamente y recíprocamente, al otro. De allí que en el amor se juega
la escucha para con el otro; de allí que –y sobre todo en los peores momentos-
el sujeto-amante demandará ser-amado.
La Metáfora
Amorosa connota a la Metáfora Paterna; es decir: a la Castración. Substitución
que aún el niño no puede efectivizar convenientemente (o el perverso adulto, o
el neurótico con fallas en dicha Metáfora) y que por eso busca relaciones -y no
sólo amorosas- donde el sostén sea sencillo y no demande demasiado esfuerzo
para con el otro. Porque, de todos modos, son los mismos sujetos que sí están
dispuestos a esforzarse por ellos: van al gym todos los días, concurren a sus
clases de baile, estudian hasta medianoche, madrugan para no perder su puesto
de trabajo que les ocasionaria una castración mayor, gastan su sueldos en
coiffeir y belleza, y van con su Ipad, sus gafas RayBan polarizadas y su
descapotable, corriendo de un lado al otro, siempre -obviamente- por ellos.
Como se ve,
en el opuesto extremo de la mudez, está el habla. Y de allí la lógica demanda
en juego. Por eso hablar implica una dinámica (castratoria)donde te pones en
juego. Hoy escuchamos muy cotidianamente la insistencia no ya de sujetos que se
quejan porque sus parejas no los escuchan sino, paradójicamente, de sujetos que
no quieren ser demandados, es decir: alojados. Justamente para que la “justicia
direccional del vínculo” –si se me permite este forzamiento- no se precipite en
algo “injusto”: “Yo no te rompo las
pelotas, entonces vos no me las rompas a mi”-.
De aquí
también que lo “light” se conjuga con la liviandad de la palabra; y por eso hoy
los facebook abundan de “amigos” a los que nadie ve ni verá en su devota vida;
o los sujetos prefieren reunirse con otros donde el sexo (que incluye cualquier
tipo de satisfacción más allá de lo genital) sea rápido y sin grandes cuestiones
palabreras: mientras la voz no toque las puntas de lo real, todo marchará más
que bien… Son por lo general sujetos a los que todo les da lo mismo: de allí
que también si sostienen algún vínculo no habrá lugar para escalas axiológicas;
nada valoran, excepto su EGO: sujetos no sólo sordos, sino ciegos: que no
pueden ver ni siquiera el esfuerzo que el partenaire pueda llegar a hacer en
cada caso, ya que lo que siempre priva es el propio YO. Sujetos cuyas únicas
prioridades son siempre ellos.
Como se ve,
esta contemporaneidad no es nueva: se trata siempre de hacerle pito-catalán a
la castración; de gozar (comer, coger, manejar, etc.) sin Ley; es decir: de
“recuperar” el otrora niño (y el consecuente goce incestuoso) donde se deambula
por el paraíso de los juegos, los saltos, los deleites, incluso los usufructos
de los bienes (goce deriva justamente de “usufructo”); pero sin que medie coto
ni compromiso alguno.
Como en los
bazares chinos –donde todo es de plástico o a lo sumo de poca duración- el
sujeto abre su kiosquito del “no sufrir más por amor” endosando, al mismo
tiempo, la castración al otro (mecanismo típicamente perverso) y confundiendo,
por supuesto, el amor-a-sí-mismo con el “dar lo que no se tiene”: es decir, su
propia castración. De allí que ciertos vínculos son capaces de resignificarse
(los “ex” que antes eran unos infelices de mierda o unas locas histéricas, hoy
–que ya no demandan- son buenas oportunidades de goce sin Ley (hasta se escucha
decir: “nada mejor que coger con tu ex”) e incluso proyectarse en mayor tiempo
que cuando la castración de ambos se jugaba en el mismo). Como dijimos up
supra, sólo un niño es acreedor de un goce con poca Ley, de allí también que
Freud los ha bautizado como perversos polimorfos. Un niño que siempre espera recibir
del otro (del amante activo) su cuota de amor incondicional.
El "amor light" es el
amor-que-no-engorda pero el narcisismo de quien hace la dieta-anticompromiso
cada vez se pone más gordito que nunca.(Su
Ego cada vez se hace más grande, cada vez “se la cree” más) Es el amor
infantil, de pleno goce.
I. La sexualidad masculina en cuestión
Las motivos
que llevan a una persona a solicitar una consulta no son tan variados como se
cree. En el fondo, se relacionan con los principales capítulos de la
existencia: la sexualidad en la pareja, los lazos afectivos en el seno de la
familia, las relaciones en el trabajo, los fracasos en la esfera emocional que
se acumulan constantemente a lo largo de su vida, temores injustificados que
dificultan y limitan nuestras propias acciones, la presencia de los síntomas
que impiden el logro de determinados objetivos. Ahora si debiera ubicar el
malestar en general en los tiempos actuales referido con más frecuencia como motivo
de consulta, entonces sostengo que es sin dudas la cuestión preocupante de las problemáticas sexuales de los
hombres. Aquí
resulta indispensable aclarar que la clínica psicoanalítica en tanto clínica de
la sexuación va más allá que la sexualidad, es decir que no puede reducirse a
temas como la impotencia y la
eyaculación precoz, sino que toca puntos del ser mismo del sujeto en sus
elecciones profundas e inconscientes. De manera flagrante, el problema mayor, y
que amenaza con agravarse, es la pérdida progresiva de parámetros que definan
el carácter masculino del hombre. Es uno de los grandes sufrimientos que
encuentro cotidianamente en mi práctica: muchos hombres consultan por
impotencia sexual, eyaculación precoz y, más ampliamente, por dificultades para
encontrar su lugar de hombre en la pareja, de padre en la familia o de patrón
en la empresa.
Desde la
decadencia de la autoridad paterna iniciada en los años setenta hasta nuestros
días, en los que vemos cuestionada la transmisión automática del nombre del
padre a sus descendientes, o incluso recientes procesos biotecnológicos que permiten
producir un ser humano prescindiendo del sexo masculino, el hombre está
dolorosamente desestabilizado en su ser viril. Ya no logra ubicar los límites
de su identidad.
Tradicionalmente,
en la sociedad patriarcal, los hombres representaban los valores de autoridad y
de combatividad, mientras que las mujeres encarnaban el hogar, la
disponibilidad de la madre y de la esposa que sostiene y acompaña. Al adquirir
una autonomía personal, profesional y financiera, las mujeres trastornaron radicalmente
el esquema y debimos, y debemos todavía, volver a pensar por completo la organización
social. La “leyes del mercado han contribuido a este cambio drástico en las
relaciones hombre .mujer.
Desde que
la mujer arribo a la libertad sexual. Lo observamos en la clínica y también en
una discoteca. El hombre arribo a su falta de compromiso con una pareja. Los hombres
ya tienen lo que desean sin grandes sacrificios. Ya no hay necesidad de casarse
para tener sexo, las mujeres
Apelando a
la igualdad de derechos, acceden al sexo sin trabas culturales y sociales, y el
sujeto masculino ya no tiene que asumir compromisos para obtener lo que desea
de las mujeres, En nuestras sociedades contemporáneas somos muchos los que
constatamos las mutaciones, pero ignoramos totalmente sus consecuencias. ¿Qué
forma revestirá la relación de un hombre y de una mujer en el año 2050, por
ejemplo? Es un enigma fascinante saber qué lazos inéditos inventarán los
hombres y las mujeres para amarse.