martes, 13 de diciembre de 2011

Por la raja de tu falda yo Tuve un piñazo con un Seat Panda


El amor light no compromete
La vocación contemporánea de lo rápido, ligero, flacucho, descartable y breve, se llama –a la americana- “light” y connota inmediatamente a la delgadez con que hay que aproximarse al consumo de los alimentos y, si es posible y por transición, al resto de los objetos domésticos: porque “que no engorde” quiere decir “que no haga mal”, “que no me caiga pesado”, “que no empache”, o –a nuestra criolla- “que no me joda”.
El lector atento sabrá rápidamente llevar esto al plano de las relaciones vinculares, especialmente el amor de pareja, donde el “que no me joda” salta inmediatamente al “que no me demande”. Y aquí tenemos pues el escenario del amor-líquido (como se definió no hace mucho desde ciertos autores como Zygmunt Bauman) que no quiere decir más que eso: efectivo, práctico (como el dinero-liquido) pero sin grandes inversiones.  Sabrá también el lector observar inmediatamente que de lo que estamos hablando es de una inversión narcisística(egocéntrica) donde el otro no cuente demasiado. Es decir, donde la castración( o sea el necesitar a otro para que nos complete, nuestra “media naranja” en términos cotidianos) no preste oídos. Porque, justamente, el “que no me demande” implica –ipso facto- considerar a otro –obviamente- mudo.  De allí que decimos en psicoanálisis que la relación perfecta sería con aquel partenaire donde el sexo y la palabra no se interpongan (y nos estamos refiriendo al sexo y a la palabra "plena", que demandan; no a cualquier sexo, no a cualquier palabra).
Por ello hoy encontramos en la jerga cotidiana los significantes “amigarches” o “touch and go”, y voces similares que connotan a la mudez de la palabra (a lo que Lacan llamó “palabra vacía(el blablablá) para oponerla a la “palabra plena”decir algo contundente), es decir: a la mudez de la castración.  Porque, efectivamente, lo "light" implica no sólo lo efectivo-rápido, sino –y ante todo- el goce sin Ley, es decir, lo que cualquier niño –por su lógico estado de prematuración- sólo puede apenas esbozar.
Pero de un adulto (de un sujeto cuyo fantasma* se supone constituido y cuya neurosis se supone relativamente analizada) se espera algo más; ya que la relación amorosa no puede librarse de los dos vaivenes que la sostienen: amar y ser amado.  Si se estereotipa el vínculo y siempre es el mismo partenaire quien ama o quien es amado, cae por su mismo peso: el peso a que cualquier tope narcisistíco(egocéntrico) llega.
*la fantasía es una actividad psíquica presente en la vida corriente (juego de los niños, ensueños diurnos, elaboración secundaria del sueño, creatividad en el artista, disfrute de las producciones del arte) que puede en determinadas condiciones generar síntomas neuróticos(“enfermos”), constituyendo un estadio preliminar de los mismos. Fueron un día fantasías conscientes, sueños diurnos, y han sido luego intencionadamente olvidadas, relegadas a lo inconsciente por la 'represión' [...] la fantasía inconsciente integra una importantísima relación con la vida sexual del individuo, pues es idéntica a la que él mismo empleó como base de la satisfacción sexual. El contenido de las fantasías inconscientes en los neuróticos es similar a las situaciones creadas por los perversos para su satisfacción sexual en la realidad.
El niño, como sabemos, sólo puede ser amado: su prematuración le impide amar, excepto con ciertos artilugios (miradas, sonrisas y engaños imaginarios) que realiza para ser amado y protegido: es decir, para ser el FALO.(lo más deseado por todos)  Pero para amar (adultamente) es necesario un proceso simbólico y aceptar la Ley de la Castración(la Ley de la Cultura) que se juega: es decir, colocarse en posición femenina, de objeto; por eso Lacan –citando a Sócrates- ha bien descripto todo esto en lo que se denomina Metáfora Amorosa: pasar de amado a amante, y viceversa; en la oscilación de la evolución del vínculo.  Y, para eso, es necesario dejar la mudez de lado y escuchar, justamente y recíprocamente, al otro. De allí que en el amor se juega la escucha para con el otro; de allí que –y sobre todo en los peores momentos- el sujeto-amante demandará ser-amado.
La Metáfora Amorosa connota a la Metáfora Paterna; es decir: a la Castración. Substitución que aún el niño no puede efectivizar convenientemente (o el perverso adulto, o el neurótico con fallas en dicha Metáfora) y que por eso busca relaciones -y no sólo amorosas- donde el sostén sea sencillo y no demande demasiado esfuerzo para con el otro. Porque, de todos modos, son los mismos sujetos que sí están dispuestos a esforzarse por ellos: van al gym todos los días, concurren a sus clases de baile, estudian hasta medianoche, madrugan para no perder su puesto de trabajo que les ocasionaria una castración mayor, gastan su sueldos en coiffeir y belleza, y van con su Ipad, sus gafas RayBan polarizadas y su descapotable, corriendo de un lado al otro, siempre -obviamente- por ellos.

Como se ve, en el opuesto extremo de la mudez, está el habla. Y de allí la lógica demanda en juego. Por eso hablar implica una dinámica (castratoria)donde te pones en juego. Hoy escuchamos muy cotidianamente la insistencia no ya de sujetos que se quejan porque sus parejas no los escuchan sino, paradójicamente, de sujetos que no quieren ser demandados, es decir: alojados. Justamente para que la “justicia direccional del vínculo” –si se me permite este forzamiento- no se precipite en algo “injusto”: “Yo no te rompo las pelotas, entonces vos no me las rompas a mi”-.
De aquí también que lo “light” se conjuga con la liviandad de la palabra; y por eso hoy los facebook abundan de “amigos” a los que nadie ve ni verá en su devota vida; o los sujetos prefieren reunirse con otros donde el sexo (que incluye cualquier tipo de satisfacción más allá de lo genital) sea rápido y sin grandes cuestiones palabreras: mientras la voz no toque las puntas de lo real, todo marchará más que bien… Son por lo general sujetos a los que todo les da lo mismo: de allí que también si sostienen algún vínculo no habrá lugar para escalas axiológicas; nada valoran, excepto su EGO: sujetos no sólo sordos, sino ciegos: que no pueden ver ni siquiera el esfuerzo que el partenaire pueda llegar a hacer en cada caso, ya que lo que siempre priva es el propio YO. Sujetos cuyas únicas prioridades son siempre ellos.
Como se ve, esta contemporaneidad no es nueva: se trata siempre de hacerle pito-catalán a la castración; de gozar (comer, coger, manejar, etc.) sin Ley; es decir: de “recuperar” el otrora niño (y el consecuente goce incestuoso) donde se deambula por el paraíso de los juegos, los saltos, los deleites, incluso los usufructos de los bienes (goce deriva justamente de “usufructo”); pero sin que medie coto ni compromiso alguno.
Como en los bazares chinos –donde todo es de plástico o a lo sumo de poca duración- el sujeto abre su kiosquito del “no sufrir más por amor” endosando, al mismo tiempo, la castración al otro (mecanismo típicamente perverso) y confundiendo, por supuesto, el amor-a-sí-mismo con el “dar lo que no se tiene”: es decir, su propia castración. De allí que ciertos vínculos son capaces de resignificarse (los “ex” que antes eran unos infelices de mierda o unas locas histéricas, hoy –que ya no demandan- son buenas oportunidades de goce sin Ley (hasta se escucha decir: “nada mejor que coger con tu ex”) e incluso proyectarse en mayor tiempo que cuando la castración de ambos se jugaba en el mismo). Como dijimos up supra, sólo un niño es acreedor de un goce con poca Ley, de allí también que Freud los ha bautizado como perversos polimorfos. Un niño que siempre espera recibir del otro (del amante activo) su cuota de amor incondicional.

El "amor light" es el amor-que-no-engorda pero el narcisismo de quien hace la dieta-anticompromiso cada vez se pone más gordito que nunca.(Su Ego cada vez se hace más grande, cada vez “se la cree” más) Es el amor infantil, de pleno goce.

 I. La sexualidad masculina en cuestión

Las motivos que llevan a una persona a solicitar una consulta no son tan variados como se cree. En el fondo, se relacionan con los principales capítulos de la existencia: la sexualidad en la pareja, los lazos afectivos en el seno de la familia, las relaciones en el trabajo, los fracasos en la esfera emocional que se acumulan constantemente a lo largo de su vida, temores injustificados que dificultan y limitan nuestras propias acciones, la presencia de los síntomas que impiden el logro de determinados objetivos. Ahora si debiera ubicar el malestar en general en los tiempos actuales referido con más frecuencia como motivo de consulta, entonces sostengo que es sin dudas la cuestión preocupante de las problemáticas sexuales de los hombres. Aquí resulta indispensable aclarar que la clínica psicoanalítica en tanto clínica de la sexuación va más allá que la sexualidad, es decir que no puede reducirse a temas como la impotencia y la eyaculación precoz, sino que toca puntos del ser mismo del sujeto en sus elecciones profundas e inconscientes. De manera flagrante, el problema mayor, y que amenaza con agravarse, es la pérdida progresiva de parámetros que definan el carácter masculino del hombre. Es uno de los grandes sufrimientos que encuentro cotidianamente en mi práctica: muchos hombres consultan por impotencia sexual, eyaculación precoz y, más ampliamente, por dificultades para encontrar su lugar de hombre en la pareja, de padre en la familia o de patrón en la empresa.

Desde la decadencia de la autoridad paterna iniciada en los años setenta hasta nuestros días, en los que vemos cuestionada la transmisión automática del nombre del padre a sus descendientes, o incluso recientes procesos biotecnológicos que permiten producir un ser humano prescindiendo del sexo masculino, el hombre está dolorosamente desestabilizado en su ser viril. Ya no logra ubicar los límites de su identidad.

Tradicionalmente, en la sociedad patriarcal, los hombres representaban los valores de autoridad y de combatividad, mientras que las mujeres encarnaban el hogar, la disponibilidad de la madre y de la esposa que sostiene y acompaña. Al adquirir una autonomía personal, profesional y financiera, las mujeres trastornaron radicalmente el esquema y debimos, y debemos todavía, volver a pensar por completo la organización social. La “leyes del mercado han contribuido a este cambio drástico en las relaciones hombre .mujer.
Desde que la mujer arribo a la libertad sexual. Lo observamos en la clínica y también en una discoteca. El hombre arribo a su falta de compromiso con una pareja. Los hombres ya tienen lo que desean sin grandes sacrificios. Ya no hay necesidad de casarse para tener sexo, las mujeres
Apelando a la igualdad de derechos, acceden al sexo sin trabas culturales y sociales, y el sujeto masculino ya no tiene que asumir compromisos para obtener lo que desea de las mujeres, En nuestras sociedades contemporáneas somos muchos los que constatamos las mutaciones, pero ignoramos totalmente sus consecuencias. ¿Qué forma revestirá la relación de un hombre y de una mujer en el año 2050, por ejemplo? Es un enigma fascinante saber qué lazos inéditos inventarán los hombres y las mujeres para amarse.