"Amor
es lo que engaña, decía Lacan, porque es donde se cree en la ilusión que dos
pueden hacen uno."
Amor como “dar lo que
no se tiene a quien no lo es”
"Dar
lo que no se tiene" (decía Lacan con respecto al amor) tiene que ver con
el concepto de falta, en la enseñanza de Lacan, pues amar es mostrarse en
falta, revelar que algo quiere alcanzarse en el otro. Es por esto que el amor
involucra a la castración, y amar es un poco experimentar esa falta, esa
castración.
Algunas de las cosas mas geniales de Lacán son las que escribió sobre el
Amor. Partiendo de la base que a todos nos falta algo, que nunca vamos a llenar
ese espacio y que eso que nos falta es lo que nos atormenta -algo del orden de
“la insoportable levedad del ser”-, Lacan definió el Amor como “dar lo que
no se tiene a quien no lo es”… Uf, que difícil explicarlo.
“Dar” no es dar regalos, cosas tangibles, “llenar” al otro con cosas, no es
llenar de comida… El dar del Amor es ofrecer eso que no se tiene, eso que no se
es, ofrecerle al otro eso incompleto que tenemos, eso que nos falta, sabiendo
que el otro a quien nos dirigimos también está incompleto, sabiendo que ni yo
te puedo completar, o sea, que no puedo satisfacer todas tus necesidades, y que
vos no podés completarme, o sea, no podés satisfacer todas mis necesidades.
Si yo intento satisfacer todas tus necesidades, me
transformo en un objeto destinado a tapar esa falta, y si soy un objeto, soy
una cosa, no un sujeto (sujeto, en Psicoanálisis es algo mas que decir
“persona”). Pero vamos a no cesar de intentarlo cada día. pero vamos a
intentar, todos los días, de entendernos pese a ese malentendido que es,
nuevamente según Lacan, la relación entre un hombre y una mujer.
Amor es dar eso insoportable. ¿Dar? ¿Ofrecer? Parecería mas un ofrecer,
porque siempre está abierta la posibilidad de que el otro no acepte. Este es el
riesgo del Amor. Por eso cuando descubrimos que amamos caemos en una situación
de precariedad, ya que sin darnos cuenta nos vamos colocando a merced de la voluntad del otro. Ese otro, tan
incompleto y necesitado como nosotros, ahora tiene el poder de aceptarnos o no… La historia
personal de cada uno será determinante para ver como se tolera esta instancia.
La calidad de los primeros objetos, como están introyectados, nos hará mas
vulnerables, esperanzados, seguros, paranoides, indolentes, etc, etc, etc.Raramente nos acordamos que nosotros también tenemos
la posibilidad de pegar “la media vuelta” y no sufrir…
Si yo te quiero para que me
completes, te anhelo como un objeto, y eso te sigue dejando en una situación de
“paquete” que te ponen en un lado u otro. Surgir como sujeto es reconocer qué
querés vos, cuales son tus necesidades, tus deseos, tus vulnerabilidades, tus
fortalezas y animarte a no ser un objeto de los demás, a no ser un paquete que
sacan de un lado y ponen en otro de acuerdo a los deseos de los demás. Esto
tiene que ver con hacerte la pregunta “¿Qué quiero yo?”.
Jacques Alain Miller, el principal discípulo (y yerno) de Lacan, dice que
el Amor se dirige a aquel que, pensamos, conoce nuestra verdad y nos ayuda a
encontrarla soportable… Y el Amor es lo que permite soportar esa verdad, porque
esa verdad nuestra es sumamente difícil de aguantar, porque siempre se trata
de lo mismo, de darnos cuenta que nos falta algo y que no encontramos forma de
satisfacer eso.Y nunca hay forma.
En una entrevista que le hicieron a Miller, le preguntaron qué es
verdaderamente amar. Y dijo algo fabuloso: “Amar verdaderamente a alguien es
creer que amándolo, se accederá a una verdad sobre uno mismo. Amamos a aquel o
aquella que esconde la respuesta, o una respuesta a nuestra pregunta: “¿Quién
soy yo?”.(ME CONOCE!!)Lacan también decía algo que se malinterpretó muchas
veces: “el Amor siempre es reciproco”. Explica Miller en esa entrevista:
“No quiere decir que basta con amar a alguien para que él lo ame. Eso sería
absurdo. Quiere decir: “Si yo te amo, es que tu eres amable” (amable en el
sentido de ser alguien a quien se puede amar, que genera amor en otros,
aclaración mía que no figura en la entrevista). “Soy yo quien ama, pero tú,
tú también estas implicado, puesto que hay en ti algo que hace que te ame. Es
reciproco porque hay un ir y venir: el amor que tengo por ti no es solo asunto
mío, sino también tuyo. Mi amor dice algo de ti que quizás tu mismo no conozcas.”
Eso no asegura en absoluto que al amor de uno responderá el amor del otro:
cuando eso se produce siempre es del orden del milagro, no se puede
calcular por anticipado”.
¿Y qué pasa con la culpa? ¿Qué pasa cuando no logramos
darnos permiso ni siquiera para sentir? Desde el Psicoanálisis se nos propone
desvictimizarnos, salir del lugar de la victima, la victima de las
circunstancias y del tormento interior y, en consecuencia, en vez de decir “me siento culpable” asumir la
responsabilidad por lo que sentimos. Una “ética de la responsabilidad” es salir
de la “ética de la culpa”….
Claro, no es fácil. La culpa nos paraliza, no nos deja actuar… En
definitiva, la culpa nos deja en suspenso, y logra que no avancemos… Nos hace
el juego, es funcional a nuestros miedos mas ancestrales de salir del cascarón,
de ser un objetito, y transformarnos en sujetos de pleno derecho y deseo. Si
sentimos culpa, NO TENEMOS OBLIGACION DE ACTUAR!!!!! La culpa, en definitiva,
nos conviene…
Actuar por culpa tiene, en la mayoría de los casos, un efecto aniquilador:
cuando decidimos algo en contra de nosotros mismos y por la culpa que nos
genera algo o alguien, vamos a terminar, sistemáticamente, haciéndole pagar un
alto precio a quien parecería ser el beneficiario de nuestro sacrificio.
Cuando
las cosas no las hacemos por amor genuino sino por culpa, algo del orden de la
agresión y del odio se va a traslucir en nuestras acciones. Porque le hicimos
cargar a ese supuesto beneficiario con todo el peso de no haber asumido
nosotros mismos lo que realmente queremos. Cuando en realidad, la
responsabilidad siempre es nuestra, aunque no la asumamos.Lacan decía que la
culpa nacía de haber cedido al deseo. No importa en qué plano. Para la
mente da lo mismo si se fantasea o si se lleva a la realidad. Algo del deseo
mas genuino se asomó y la culpa aguijoneó.Otra de las consecuencias de vencer
la culpa y asumir la responsabilidad es que no queda mas remedio, de esta
forma, que empezar a tomar las riendas de la propia vida, y eso también es
hacerse responsable de los demás y de lo que vamos generando cuando nos
convertimos en personas “amables” al decir de Miller. Dicen algunos que el
sujeto que surge de la responsabilidad no necesita refugiarse en la culpa, solo
responder a su deseo. El deseo que lo transforma en un sujeto y que le permite
salir de su eterno rol de paquete, de objeto.Hacerse cargo de los propios
sentimientos es muy difícil. Pero absolutamente imprescindible.
La valentía y la verdad van de la mano. La mentira se escuda en la
cobardía, son socias. El silencio, muchas veces, es un cómplice. Prestemos
atención a los sentimientos que nos generan las personas y a los que generamos
nosotros en los demás. A veces son una buena señal de como estamos internamente
respecto al resto de cosas y no solo respecto a lo que aparece como lo mas
directamente involucrado.
Sin valentía y sin responsabilidad no hay forma de acercarse al milagro del
Amor compartido. Pocas veces es posible siquiera que se nos presente la oportunidad de
conocerlo. Todo lo demás, es pura farsa.

Lic. Gurny Citando a Lic. Inés Tornabene