sábado, 25 de febrero de 2017

El compromiso? Del amor




Por la raja de tu falda yo Tuve un piñazo con un Seat Panda https://www.letras.com/estopa/13070/

El amor light no compromete

 Hoy escuchamos muy cotidianamente la insistencia no ya de sujetos que se quejan porque sus parejas no los escuchan sino, paradójicamente, de sujetos que no quieren ser demandados, es decir:atrapados. Justamente para que la “justicia direccional del vínculo” –si  se me permite este forzamiento- no se precipite en algo “injusto”: “Yo no te rompo las pelotas, entonces vos no me las rompas a mi”-.

La vocación contemporánea de lo rápido, ligero, flacucho, descartable y breve, se llama –a la americana- “light” y connota inmediatamente a la delgadez con que hay que aproximarse al consumo de los alimentos y, si es posible y por transición, al resto de los objetos domésticos: porque “que no engorde” quiere decir “que no haga mal”, “que no me caiga pesado”, “que no empache”, o –a nuestra criolla- “que no me joda”.

El lector atento sabrá rápidamente llevar esto al plano de las relaciones vinculares, especialmente el amor de pareja, donde el “que no me joda” salta inmediatamente al “que no me demande”. Y aquí tenemos pues el escenario del amor-líquido (como se definió no hace mucho desde ciertos autores como Zygmunt Bauman) que no quiere decir más que eso: efectivo, práctico (como el dinero-liquido) pero sin grandes inversiones.  Sabrá también el lector observar inmediatamente que de lo que estamos hablando es de una inversión narcisística(egocéntrica) donde el otro no cuente demasiado. Es decir, donde la castración( o sea el necesitar a otro para que nos complete, nuestra “media naranja” en términos cotidianos) no preste oídos. Porque, justamente, el “que no me demande” implica –ipso facto- considerar a otro –obviamente- mudo.  De allí que decimos en psicoanálisis que la relación perfecta sería con aquel partenaire donde el sexo y la palabra no se interpongan (y nos estamos refiriendo al sexo y a la palabra "plena", que demandan; no a cualquier sexo, no a cualquier palabra).

Por ello hoy encontramos en la jerga cotidiana los significantes “amigarches” o “touch and go”, y voces similares que connotan a la mudez de la palabra (a lo que Lacan llamó “palabra vacía(el blablablá) para oponerla a la “palabra plena”decir algo contundente), es decir: a la mudez de la castración.  Porque, efectivamente, lo "light" implica no sólo lo efectivo-rápido, sino –y ante todo- el goce sin Ley, es decir, lo que cualquier niño –por su lógico estado de prematuración- sólo puede apenas esbozar.

Pero de un adulto (de un sujeto cuyo fantasma* se supone constituido y cuya neurosis se supone relativamente analizada) se espera algo más; ya que la relación amorosa no puede librarse de los dos vaivenes que la sostienen: amar y ser amado.  Si se estereotipa el vínculo y siempre es el mismo partenaire quien ama o quien es amado, cae por su mismo peso: el peso a que cualquier tope narcisistíco(egocéntrico) llega.

*la fantasía es una actividad psíquica presente en la vida corriente (juego de los niños, ensueños diurnos, elaboración secundaria del sueño, creatividad en el artista, disfrute de las producciones del arte) que puede en determinadas condiciones generar síntomas neuróticos(“enfermos”), constituyendo un estadio preliminar de los mismos. Fueron un día fantasías conscientes, sueños diurnos, y han sido luego intencionadamente olvidadas, relegadas a lo inconsciente por la 'represión' [...] la fantasía inconsciente integra una importantísima relación con la vida sexual del individuo, pues es idéntica a la que él mismo empleó como base de la satisfacción sexual. El contenido de las fantasías inconscientes en los neuróticos es similar a las situaciones creadas por los perversos para su satisfacción sexual en la realidad.

El niño, como sabemos, sólo puede ser amado: su prematuración le impide amar, excepto con ciertos artilugios (miradas, sonrisas y engaños imaginarios) que realiza para ser amado y protegido: es decir, para ser el FALO.(lo más deseado por todos)  Pero para amar (adultamente) es necesario un proceso simbólico y aceptar la Ley de la Castración(la Ley de la Cultura) que se juega: es decir, colocarse en posición femenina, de objeto; por eso Lacan –citando a Sócrates- ha bien descripto todo esto en lo que se denomina Metáfora Amorosa: pasar de amado a amante, y viceversa; en la oscilación de la evolución del vínculo.  Y, para eso, es necesario dejar la mudez de lado y escuchar, justamente y recíprocamente, al otro. De allí que en el amor se juega la escucha para con el otro; de allí que –y sobre todo en los peores momentos- el sujeto-amante demandará ser-amado.

La Metáfora Amorosa connota a la Metáfora Paterna; es decir: a la Castración. Substitución que aún el niño no puede efectivizar convenientemente (o el perverso adulto, o el neurótico con fallas en dicha Metáfora) y que por eso busca relaciones -y no sólo amorosas- donde el sostén sea sencillo y no demande demasiado esfuerzo para con el otro. Porque, de todos modos, son los mismos sujetos que sí están dispuestos a esforzarse por ellos: van al gym todos los días, concurren a sus clases de baile, estudian hasta medianoche, madrugan para no perder su puesto de trabajo que les ocasionaria una castración mayor, gastan su sueldos en coiffeir y belleza, y van con su Ipad, sus gafas RayBan polarizadas y su descapotable, corriendo de un lado al otro, siempre -obviamente- por ellos.



Como se ve, en el opuesto extremo de la mudez, está el habla. Y de allí la lógica demanda en juego. Por eso hablar implica una dinámica (castratoria)donde te pones en juego. Hoy escuchamos muy cotidianamente la insistencia no ya de sujetos que se quejan porque sus parejas no los escuchan sino, paradójicamente, de sujetos que no quieren ser demandados, es decir: alojados. Justamente para que la “justicia direccional del vínculo” –si se me permite este forzamiento- no se precipite en algo “injusto”: “Yo no te rompo las pelotas, entonces vos no me las rompas a mi”-.


De aquí también que lo “light” se conjuga con la liviandad de la palabra; y por eso hoy los facebook abundan de “amigos” a los que nadie ve ni verá en su devota vida; o los sujetos prefieren reunirse con otros donde el sexo (que incluye cualquier tipo de satisfacción más allá de lo genital) sea rápido y sin grandes cuestiones palabreras: mientras la voz no toque las puntas de lo real, todo marchará más que bien… Son por lo general sujetos a los que todo les da lo mismo: de allí que también si sostienen algún vínculo no habrá lugar para escalas axiológicas; nada valoran, excepto su EGO: sujetos no sólo sordos, sino ciegos: que no pueden ver ni siquiera el esfuerzo que el partenaire pueda llegar a hacer en cada caso, ya que lo que siempre priva es el propio YO. Sujetos cuyas únicas prioridades son siempre ellos.

Como se ve, esta contemporaneidad no es nueva: se trata siempre de hacerle pito-catalán a la castración; de gozar (comer, coger, manejar, etc.) sin Ley; es decir: de “recuperar” el otrora niño (y el consecuente goce incestuoso) donde se deambula por el paraíso de los juegos, los saltos, los deleites, incluso los usufructos de los bienes (goce deriva justamente de “usufructo”); pero sin que medie coto ni compromiso alguno.


Como en los bazares chinos –donde todo es de plástico o a lo sumo de poca duración- el sujeto abre su kiosquito del “no sufrir más por amor” endosando, al mismo tiempo, la castración al otro (mecanismo típicamente perverso) y confundiendo, por supuesto, el amor-a-sí-mismo con el “dar lo que no se tiene”: es decir, su propia castración. De allí que ciertos vínculos son capaces de resignificarse (los “ex” que antes eran unos infelices de mierda o unas locas histéricas, hoy –que ya no demandan- son buenas oportunidades de goce sin Ley (hasta se escucha decir: “nada mejor que coger con tu ex”) e incluso proyectarse en mayor tiempo que cuando la castración de ambos se jugaba en el mismo). Como dijimos up supra, sólo un niño es acreedor de un goce con poca Ley, de allí también que Freud los ha bautizado como perversos polimorfos. Un niño que siempre espera recibir del otro (del amante activo) su cuota de amor incondicional.



El "amor light" es el amor-que-no-engorda pero el narcisismo de quien hace la dieta-anticompromiso cada vez se pone más gordito que nunca.(Su Ego cada vez se hace más grande, cada vez “se la cree” más) Es el amor infantil, de pleno goce.

 I. La sexualidad masculina en cuestión



Las motivos que llevan a una persona a solicitar una consulta no son tan variados como se cree. En el fondo, se relacionan con los principales capítulos de la existencia: la sexualidad en la pareja, los lazos afectivos en el seno de la familia, las relaciones en el trabajo, los fracasos en la esfera emocional que se acumulan constantemente a lo largo de su vida, temores injustificados que dificultan y limitan nuestras propias acciones, la presencia de los síntomas que impiden el logro de determinados objetivos. Ahora si debiera ubicar el malestar en general en los tiempos actuales referido con más frecuencia como motivo de consulta, entonces sostengo que es sin dudas la cuestión preocupante de las problemáticas sexuales de los hombres. Aquí resulta indispensable aclarar que la clínica psicoanalítica en tanto clínica de la sexuación va más allá que la sexualidad, es decir que no puede reducirse a temas como la impotencia y la eyaculación precoz, sino que toca puntos del ser mismo del sujeto en sus elecciones profundas e inconscientes. De manera flagrante, el problema mayor, y que amenaza con agravarse, es la pérdida progresiva de parámetros que definan el carácter masculino del hombre. Es uno de los grandes sufrimientos que encuentro cotidianamente en mi práctica: muchos hombres consultan por impotencia sexual, eyaculación precoz y, más ampliamente, por dificultades para encontrar su lugar de hombre en la pareja, de padre en la familia o de patrón en la empresa.



Desde la decadencia de la autoridad paterna iniciada en los años setenta hasta nuestros días, en los que vemos cuestionada la transmisión automática del nombre del padre a sus descendientes, o incluso recientes procesos biotecnológicos que permiten producir un ser humano prescindiendo del sexo masculino, el hombre está dolorosamente desestabilizado en su ser viril. Ya no logra ubicar los límites de su identidad.



Tradicionalmente, en la sociedad patriarcal, los hombres representaban los valores de autoridad y de combatividad, mientras que las mujeres encarnaban el hogar, la disponibilidad de la madre y de la esposa que sostiene y acompaña. Al adquirir una autonomía personal, profesional y financiera, las mujeres trastornaron radicalmente el esquema y debimos, y debemos todavía, volver a pensar por completo la organización social. La “leyes del mercado han contribuido a este cambio drástico en las relaciones hombre/mujer.

Desde que la mujer arribo a la libertad sexual. Lo observamos en la clínica y también en una discoteca. El hombre arribo a su falta de compromiso con una pareja. Los hombres ya tienen lo que desean sin grandes sacrificios. Ya no hay necesidad de casarse para tener sexo, las mujeres

Apelando a la igualdad de derechos, acceden al sexo sin trabas culturales y sociales, y el sujeto masculino ya no tiene que asumir compromisos para obtener lo que desea de las mujeres, En nuestras sociedades contemporáneas somos muchos los que constatamos las mutaciones, pero ignoramos totalmente sus consecuencias. ¿Qué forma revestirá la relación de un hombre y de una mujer en el año 2050, por ejemplo? Es un enigma fascinante saber qué lazos inéditos inventarán los hombres y las mujeres para amarse.



Lic. Diana S. Gurny














Consumismo y Soledad

SUJETO-RESTO:CAÍDO POR EL DISCURSO CAPITALISTA.

"Verse al espejo y ver vidrieras permanentemente con ánimo de consumo, es verse gozando de los caprichos constantemente y estar centrado en el uno mismo en desmedro del semejante y la dignidad del prójimo."


MARCELO AUGUSTO PÉREZ
“Lo que distingue al discurso del capitalismo es esto: la verwerfung, el rechazo, el rechazo fuera de todos los campos de lo Simbólico, con lo que ya dije que tiene como consecuencia. ¿El rechazo de qué? De la castración.  Todo orden, todo discurso que se entronca en el capitalismo, deja de lado lo que llamamos simplemente las cosas del amor, amigos míos.  Ven eso, eh? ¡No es poca cosa!
Jacques Lacan, “El saber del Psicoanalista” – Seminario 19, 1972.

Voy a aprender a llorar sin sufrir,
Sin detenerme a mirar una flor.
(…)
Llegó la indiferencia metiéndose en mi piel
Pacientemente cruel, ¡matando mi verdad!
Saber que no me importa nada...
De alguna vibración pasada;
Y caminar narcotizado
Por un mundo helado sin amor.
Eladia Blázquez, Sin Piel.
Resumen: El texto realiza una crítica al discurso capitalista que pretende aniquilar el deseo, la Castración. Por ello reivindica el amor, como propuesta ética contra la muerte, el goce de la muerte, donde la falta es lo que identifica a las personas es la metáfora del sujeto, donde sólo vía del Amo castrado puede hacerse futuro, donde la Castración opere como posibilidad del amor.
Palabras clave: necropolítica, biopolítica, amor, castración, capitalismo, sujeto.
Analizar significa desatar. Intento revelar en estos párrafos, como sólo reconociendo nuestra realidad de seres finitos cómo sólo atándose a la Castración es posible menguar el sufrimiento de la neurosis nuestra de cada día. Me valgo, para eso, de un discurso inverso al que tiene como agente el objeto: el del capitalismo. Que –a diferencia del discurso amoroso-El discurso  capitalista, la propaganda diaria nos promete la juventud ,la felicidad y el triunfo que con tal crema o tal automóvil o crucero o curso a distancia encontraremos La plenitud tan ansiada.


La perfección es desde siempre imposible, en todo sentido, nuestro malestar diario por llegar a alcanzar “la plenitud” es una utopía y el discurso capitalista hace caso omiso a esta premisa,  prometiéndonos diariamente lograrla “adquiriendo los productos que nos vende para tapar esa verdad introduce el tapón para la falta y su consecuente camino hacia un Otro ideal perfecto; goce mítico obviamente perdido desde el origen.

Como sabemos por Lacan, en el discurso “no existe la perfección” y el PLACER SUPREMO” es un mito el Otro está castrado y el Goce es mítico; es decir: imposible. Esto no es así en el discurso capitalista (nuevo algoritmo creado por Lacan a partir del Seminario 16 y especialmente en la Conferencia de Milan de 1972). Podríamos preguntarnos si el discurso capitalista es realmente un discurso, ya que –por definición- un discurso es lo que hace lazo, y el capitalismo –con sus objetos de acumulación- consume al sujeto y tapa sistemáticamente la falta: incitándole a buscar la felicidad en los objetos de consumo masivo.  impulsado por el imperativo de la pulsión de muerte, no hay más que un goce que rechaza la palabra (Verwerfung) en pro de la forclusión del sujeto de deseo. Falsamente –enlace falso freudiano- el sujeto cree que podrá acceder –vía el consumo metonímico- a un Otro sin falta –sin barrar- y, entonces, a una felicidad absoluta: de allí que las promesas –en perpetuidad liberal- se afiancen en declarar que el Paraíso es posible.

En la Necropolítica, Achille Mbembe nos recuerda que el apotegma se basa “en los nuevos actores internacionales que deciden quién debe vivir y quién debe morir en un momento dado, atendiendo a criterios estrictamente económicos.  Y las nuevas guerras, en consecuencia, son actos bélicos nomádicos que realizan empresas privadas –en connivencia o no con los Estados, poco importa...– que no buscan obtener territorio ni someter a las poblaciones; tan sólo afianzar recursos estratégicos y obtener beneficios inmediatos a cualquier coste.” 

En la Biopolítica de Michel Foucault, el autor francés versa sobre la misma problemática que el autor de Camerún. Los ciudadanos son –en esta necropolítica- meros entes intercambiables donde su subjetividad queda abolida sine qua non. Claro que, hay que ser honestos, a cierto ciudadano hay algo de esto –de este goce que lo va a devorar- que le seduce y lo tranquiliza.  La voracidad del poder –vía tecnología y consumo-no es ajena al deseo de la persona que consume lo que le ofrece el capitalismo sin advertir que el consumido es él. No es su intención ser cómplice de esta voracidad , pero puede más su deseo de serlo “todo” de poseerlo “todo” queno es ajena a esta Demanda del sujeto poco advertido del latigazo que se viene; de la boca del cocodrilo –como diría Lacan- que se avecina glotona, hambrienta de poder. (¿Se escucha el falo en todo este andamiaje? No quiero decir que el sujeto es cómplice de este capitalismo voraz, pero el falo seduce a cualquier hijo de vecino. Paradójicamente, el sujeto queda expropiado de un plus de goce que le pertenece por estar caído al Lenguaje. Lacan dixit: “Lo que Marx denuncia en la plusvalía(la rentabilidad que obtiene el dueño de la fabrica en base a la explotación del trabajador) es la expoliación del goce”.Saqueo por parte de profesionales con afán de lucro, sin el permiso ni la información previa de las autoridades civiles y gubernativas del saqueado, ni respeto a las leyes de protección de “lo individual”.

MARCELO AUGUSTO PÉREZ



Dice Clara Valverde:
                "La nueva necropolítica no necesita armas para matar a los excluidos. Por medio de sus políticas, los excluidos viven muertos en vida o se les deja morir porque no son rentables. No sirven ni para ser esclavos. Pero, ¿no es suficiente con dejarles morir sin acceso a comida, techo y atención sanitaria? ¿Por qué se desarrollan políticas y maneras de gobernar que aceleran su muerte, que aseguran que estén al límite de la vida con el “privilegio” de sobrevivir? Pues porque son una amenaza. Sin darse cuenta ni proponérselo, lo excluidos y los precarios ponen en evidencia, como cuerpos resonantes, como altavoces, todas las injusticias del neoliberalismo. Y eso, los poderosos, no lo van a tolerar porque podría inspirar solidaridad en el resto de la sociedad, solidaridad que se podría convertir en revuelta. Por eso, a través de muchas formas de violencia discreta, se aplasta, una y otra vez, a los excluidos. Se les remata. Y se convence al resto de la sociedad de que participen en esa necropolítica, no solo asegurándose de que no haya solidaridad, sino también utilizando a los “incluidos” y a los expertos para mantener a los excluidos a raya.  El neoliberalismo se mantiene, en parte, gracias a esos “incluidos” que aún creen que están a salvo, los que aún creen falsamente que son libres y los que esperan que vengan tiempos mejores por arte de magia. Por eso urge, más que nunca, la creación de una empatía radical para amenazar al neoliberalismo.” (1)

El anarcocapitalismo –término Foucualtiano- lleva directamente –vía la globalización neoliberal- al capitalismo de mercado, salvaje en cuanto el Amo-Empresarial se apodera del dominio no sólo económico sino también social.  Como sabemos, el sentido de toda Empresa es la ganancia: es decir que la lógica del discurso capitalista se da la mano con el sujeto que –haciendo mutis por el foro su castración- pretende ganar sin perder. Lo simbólico –vía lo real- cae, y lo imaginario gana: se trata de un espejo candente y siempre fálico donde la imagen toma el poder resolutivo y absoluto de dominio. Como también sabemos desde Lacan, la pulsión invocante( la voz) y la pulsión escópica(la mirada) hacen aquí su tour conveniente: el sujeto se apodera de bienes-objetos que satisfacen (a) su pulsión  y crean la ilusión imaginaria de que se puede poseerlo “todo”–valga el pleonasmo- de que la totalidad sin hiancia es factible.  Dice Lacan: “Las vidrieras están llenas de plus-de-gozar y (…) mantienen a mucha gente entretenida.”  Objetos donde la voz y la mirada (celulares, televisión, playstation, etc.) cobran un tamiz por demás preponderante en la cotidianidad del sujeto. Verse al espejo y ver vidrieras permanentemente con ánimo de consumo, es verse gozando de los caprichos constantemente y estar centrado en el uno mismo en desmedro del semejante es verse reflejado en un goce fálico constante, donde el narcisismo cobra privilegio ante la presencia –y la dignidad- del prójimo.

La persona cae en la dinámica de dejarse atrapar por el consumismo imperante que lo “borra” como ser deseante.  Es decir, entonces, que el sujeto de deseo (determinado por lo inconsciente) se reemplaza por un imperativo de goce donde la perversión impacta contra la pregunta por la causa. Analizantes muy angustiados salen del consultorio y van a comprar algo que les permita disminuir ese afecto que los perturba. Lo mismo ocurre con los matrimonios que ya nada tienen que decir(se) o los trabajos que achanchan al sujeto o la rutina inercial y monótona del acontecer diario. De allí que en las antípodas de este discurso, está el discurso amoroso; donde una flor, un gesto, representa la falta en la que todo sujeto-amoroso se ve involucrado. Donde la falta es, obviamente, metáfora del sujeto. El enamorado puede sentirse feliz sin necesidad de visitar un shopping o sin recurrir a la compra compulsiva: una plaza, un río, un horizonte compartido; son metáforas de esas miradas que se entrelazan rememorando que sólo es el amor lo que permite condescender el goce al deseo. Es en el amor donde la castración –permutable vía la transferencia- coloca a los partenaires en una dimensión endeble y, a la vez, fortificante y reconfortante;  hermanados por el lenguaje que, por definición, está agujereado.

En el discurso capitalista –arraigado en su estirpe más evolutiva por el neoliberalismo- el mundo deja su aurea romántica y el consumismo se perfila como mero voluntariado táctico. De allí que las terapias conductuales se afianzan en estos regímenes y el psicoanálisis cae no sólo como antipático sino incluso como estéril. Recordemos a Freud entrando a los Estados Unidos: “Nos aplauden y no saben que le traemos la peste”. El sujeto, atrapado por una promesa de felicidad futura y estable que promete cierto Estado emancipado a un liberalismo salvaje, se desata también y queda desprotegido y desmontado de lo que realmente debería custodiarlo: sabernos incapaces de lograr la Perfección y el Placer absoluto: Saber que nunca vamos a tenerlo todo ni a ser “perfectos” la Castración.  “Lo que distingue al discurso del capitalismo es esto: la verwerfung, el rechazo, el rechazo fuera de todos los capos de lo Simbólico, con lo que ya dije que tiene como consecuencia. ¿El rechazo de qué? De la castración.  Todo orden, todo discurso que se entronca en el capitalismo, deja de lado lo que llamamos simplemente las cosas del amor, amigos míos.  Ven eso, eh? ¡No es poca cosa!”

Cuando Lacan –en Función y Campo del Habla y del Lenguaje en Psicoanálisis- cita a Antoine Tudalnos está advirtiendo que es imposible atravesar el muro del lenguaje; que no hay sujeto por fuera de éste; y que –entonces- no hay sujeto sin falta: “Entre el hombre y la mujer hay el amor.  Entre el hombre y el amor hay un mundo.  Entre el hombre y el mundo hay un muro”. En el amor el sujeto –en posición de deseante- da lo que no se tiene (su castración, su falta) a quien no es (el/la perfect@el falo). De allí que uno no sabe lo que tiene y otro no sabe lo que necesita.  Por eso también la histérica nos enseñó que no alcanza con los bienes, y su discurso intenta colocar al Amo en posición de castrado. (“Me vas a amar más allá de lo que me das, por lo que no tengo”.) El capitalismo, en cambio, es dar lo que sí se tiene. La histérica nos ha enseñado que toda Demanda es de amor y que no alcanza con los bienes que pretende satisfacerla; quizás por eso también una flor representa todo el gesto de amor que el capitalismo pretende aniquilar. Un sujeto que lleva un ramo de flores lleva quizás todo lo que se puede significar del amor. Y supongo que no habrá sido casual que el Modelo Óptico de Lacan esté esquematizado con un ramillete de flores, cuya inversión debajo de la caja metaforiza el cuerpo perdido, al cual ya no será posible acceder sino es por artilugios de lo simbólico; es decir: de la palabra. De allí también –supongo- que el te-amo como verbo performativo, sea tan significante para una pareja de enamorados: se trata de la palabra que pone en evidencia que el sujeto que la enuncia está castrado –sin red, a la espera de un abismo-; holofrase que simboliza la falta. O, como dice el poeta del tango, la falta que me hacés.

Jacques Lacan nos enseñó a reconocernos como imperfectos , angustiarnos, y cuestionarnos por nuestro deseo a pensar que sólo la Castración introduce el deseo y que no es sin el pasaje por la angustia. Un Amo castrado (barrado) es un futuro Sujeto que puede hacerse la pregunta por su deseo. [Podríamos relacionar esto con el campo del deseo del analista: sólo cuando el analista percibe angustia en su trazo –a partir del discurso histérico de su analizante- es que lo convoca (a) su control; es decir: cuando se percibe castrado. El control del analista ratifica (o rectificará) su posición frente al Acto.]

Aprendimos con Lacan que sólo la Castración protege. El discurso capitalista, enemigo del amor y hermano del consumo global- pretende hacernos creer que la Ley del Otro no sirve; que no ordena, que sólo es menester creer en las leyes del Mercado. Aprendimos que –al revés de lo que pensaba Freud- sin Castración suficiente se produce la Neurosis. Aprendimos, entonces, que –lejos de los que algunos autores “de la sospecha” pretenden hacernos creer, no es liberando pulsiones, voluntades y/o represiones, que el sujeto puede encontrar un lugar en su deseo; sino reconociéndonos como humanos imperfectos , necesitados de los demás para sobrevivir. –es necesario repetirlo una vez más- atándose a la Castración.

*Basar la felicidad en el consumo es un detonante de la depresión de fin de año. Las mujeres, solteros, quienes viven en unión libre, las personas de menor escolaridad, los jóvenes y los subempleados son más propensos a caer en depresión que puede llevar al suicidio. En estas fechas se da un consumismo voraz.
Durante las celebraciones de fin de año, los ancianos y adolescentes enfrentan mayor riesgo de sufrir depresión ante sentimientos de abandono, aislamiento social, tristeza o pérdida de un ser querido, aseguraron investigadoras del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quienes alertaron sobre el riesgo de padecer crisis depresivas o incluso intentos suicidas.

Aseguraron que “vivimos una época del año en la que prevalece un consumismo voraz y en la que por norma social debemos estar felices y en familia, aunque ese esquema no se adapte a nuestra realidad personal. Esto genera mucha tensión en nuestros lazos emocionales, y para quienes ya afrontan un proceso depresivo puede ser momentos muy difíciles”. 

 *http://depresionyconsumismo.blogspot.com.es/


Lic. Diana S. Gurny