martes, 19 de septiembre de 2017

El DOLOR para el Psicoanálisis



Fibromialgia, un cuerpo sufriente que pide a "gritos de dolor", Ser Escuchado.

La fibromialgia es un padecimiento recurrente en  la  clínica el  que me llevara a pensar al dolor como un entrecruzamiento posible entre cuerpo y subjetividad. Me ha guiado en estas reflexiones el texto de Santiago Castellanos “El dolor y los lenguajes del cuerpo”.La fibromialgia es un “síndrome crónico”, que se manifiesta generalmente  en mujeres, establecido y reconocido por el Colegio Médico Americano y por la Organización Mundial de la Salud a principios de la década de los 90. Su característica principal es un dolor generalizado en el cuerpo, que suele acompañarse de otros síntomas entre ellos fatiga, depresión cefaleas, falta de atención y memoria, etc.Si bien el dolor que aqueja y del que se queja el sujeto es real, al mejor estilo de las histéricas de Freud, no se encuentra en el cuerpo de estas pacientes lesión orgánica que justifique dicho dolor.

Para Freud el dolor es una irrupción de grandes cantidades de energía, así en su “Proyecto de psicología para neurólogos” nos dice que esta irrupción deja una marca, una huella en las neuronas de recuerdo .Entonces en las neurosis para Freud se produce el mecanismo de la conversión, por lo que al lugar de los dolores psíquicos advienen los dolores físicos. 
 

En esta línea podemos considerar el dolor corporal como una satisfacción sustitutiva de una pulsión reprimida. ¿Cómo entender el dolor como síntoma?

De lo que se trata, según Santiago Castellanos es de entender que el síntoma al igual que los sueños, es algo descifrable, que tiene un sentido pero no es sólo esto. También hay que entenderlo como una sustitución de aquello que está reprimido, como una sustitución de una satisfacción sexual que puede perturbar las diferentes funciones del cuerpo.

Hablamos de cuerpo, funciones de cuerpo, dolor en el cuerpo, pero ¿qué  es el cuerpo para el psicoanálisis?  El cuerpo para el psicoanálisis no es anatómico, sino el resultado de un encuentro, del encuentro del organismo con el lenguaje.


Antes de nacer a cada ser viviente se lo espera de una manera particular, se lo espera con un nombre, un sexo, sueños, ideales, esperanzas, etc. De este modo cada “organismo” circula en el discurso de los padres antes de nacer, incluso antes de ser concebido. Y al circular en el discurso de los padres pierde su condición real de organismo y se constituye como sujeto.

Entonces, es por la incidencia del significante sobre el organismo que el cuerpo biológico deviene un cuerpo erógeno, es decir un cuerpo simbólico que se prestará como superficie topológica de inscripción a recibir la marca del significante y hará síntoma

Ya Freud había constatado en su experiencia clínica que las palabras tienen una carga afectiva, que es libidinal, por lo tanto podemos decir con Lacan que portan una carga de goce. Desde el punto de vista del goce, la forma en que los significantes son “encarnados” en el cuerpo dependerá de la singularidad de cada parletre. “En el análisis se tendrá que dilucidar esas experiencias de goce, que son tan particulares, que solamente el analizante puede dar cuenta de la trama por la que se encarnan en el cuerpo”.

De modo que si el significante tiene efectos de goce no solo de significado y de lo que se trata en la experiencia analítica es del sentido de lo que se dice pero, sobre todo del goce que lo inspira, podemos decir con Castellanos que el dolor sería la expresión de este goce a la deriva en el cuerpo.

Es en el seminario XX donde finalmente Lacan conceptualiza las fórmulas de la sexuación y las nombra como tal. En el capítulo VII nos las presenta en un cuadro de doble entrada donde coloca  en virtud  de la función fálica, el ado  masculino y el lado femenino.



Hay un modo de gozar para todos los que hablan, es el goce al que siempre le falta algo, justamente por el hecho de hablar. A este goce se lo ha llamado goce fálico y en este sentido todos los que hablan (y no son psicóticos) gozan de este modo, no son hombres sino que gozan  del “lado hombre”.

Pero hay un  otro goce, un goce loco, un goce deslocalizado para el cual no hay significante universal, estrago del cual solo una mujer puede hablar. Para Castellanos, lo que se presenta en el cuerpo como dolor en la fibromialgia es este goce femenino, que al no tener la localización estable de la sexuación masculina desestructura los equilibrios libidinales propios de la mujer.

“Nada dice que es una mujer más que su goce y este goce es el que, entre otras cosas trae a algunas mujeres al psicoanálisis puesto que produce estragos, y dado que el psicoanálisis es el único que ha podido situar sus coordenadas, es el único que puede tratarlo de acuerdo a su singularidad.”
 



 El texto de Liliana Bosia, nos introduce en un tema fundamental que recorre a diario nuestra práctica analítica.

¿Bajo qué concepto de dolor operamos los analistas, a la hora de escuchar el cuerpo sufriente? ¿de qué cuerpo habla el psicoanálisis?

Sabemos que el dolor se encuentra presente tanto en el síntoma histérico, en el fenómeno psicosomático, en la hipocondría, y en variadas afecciones que toman al cuerpo como protagonista en tanto espacio privilegiado donde lo real sin ley se presenta para ser escuchado, alojado, de un modo diverso a la manera en que intenta abordarlo la ciencia y, seguramente también, múltiples terapias alternativas que se proponen como un ideal de eficacia para darle sentido o solución.

Más allá del interesante ejemplo que nos trae L. Bosia sobre la fibromialgia, me pregunto si cierto estatuto del dolor –sobre todo aquel que no logra ingresar, por ejemplo, en la maquinaria del síntoma histérico- no es en sí mismo la expresión de ese goce a la deriva en el cuerpo que se manifiesta en fenómenos diversos, inexplicables y que, solo a condición del encuentro con un analista, logran despejar su función a nivel de la singularidad del caso.

Un “verdadero sinsentido encarnado” por ejemplo, es la expresión utilizada por una joven mujer que, en una lucha contra un dolor inexplicable y al borde del pasaje al acto, llega a articular frente a un analista lo que tiene para decir justo en el momento en que los médicos “la abandonan”.

Allí, el misterio del cuerpo que habla, anteriormente amordazado antes que escuchado, puede comenzar a localizar discursivamente el contexto en el que había surgido el dolor; momento de ruptura radical en su vida, correlativo a la supresión de un medicamento regulador del apetito que cumplía una función de anudamiento muy precisa para el sujeto y del cual no se había separado durante muchos años…

El “dolor inexplicable” encuentra ahora, a la luz de una escucha analítica, el alojamiento conveniente de lo que hay para decir sobre esa experiencia siempre al borde de lo inefable; un dolor absolutamente singular, que transmite cabalmente “los embrollos de lo verdadero en su relación con lo real”.

Editado por la Lic.Diana S Gurny 
Inspirado en el texto de Liliana Bosia

NEL Santa Cruz

El dolor a la deriva: Comentario al escrito de Liliana Bosia

Beatriz García Moreno

Asociada NEL-Bogotá



Liliana Bosia en “El estatuto del dolor para en psicoanálisis” se detiene en el dolor que invade al cuerpo, que no se focaliza, ni se calma con analgésicos, el dolor de la fibromialgía que de acuerdo con Santiago Castellano en “El dolor y los lenguajes del cuerpo”[i], es un síntoma transclínico que el psicoanálisis puede tratar por la palabra que permite su desciframiento y también, dar cuenta del goce que entraña. El cual, siguiendo al mismo autor, puede pensarse desde la lógica de lo femenino que va más allá del falo[ii].

Habrá que mirar caso por caso para determinar de qué goce se trata, cómo está o no implicado el falo,(el objeto de deseo que somos para los demás), cuáles estructuras clínicas participan, pero quizás uno de los puntos más importantes que este acercamiento a la fibromialgia evidencia, es que es un síntoma generalizado de la época, que lleva a consulta a muchas mujeres, que denota la caída del nombre del padre, y queda cuenta de un cuerpo embrollado y desbordado en padecimientos ligados a satisfacciones pulsionales que lo hacen ajeno, y que lleva a los sujetos a consulta en busca de significantes que lo puedan contener, orientar y dar forma.

La fibromialgia desafía el discurso de la ciencia empeñado en reducir el cuerpo a un organismo máquina que puede tratarse con medicamentos; la lógica que emplea relacionada con fórmulas universales para un tratamiento indiferenciado, no da resultado. El sujeto sufriente con su síntoma se resiste a ser forcluido y parece pedir a gritos que se le escuche de otra manera, en su singularidad, y es el dispositivo del psicoanálisis que Freud inventó para escuchar el cuerpo fragmentado, afectado de las histéricas afectado de deseo sin cauce, y de goce sufriente, el que se revela como posibilidad de dar cauce a una palabra que busca fluir, desembrollarse.

La fibromialgia actual, en tanto dolor expandido, deslocalizado, que se ofrece como cuerpo sin unidad, deformado, que grita y habla sin orden previsto, demanda del espacio del psicoanálisis en busca de la palabra plena que le de la posibilidad de desanudar el dolor. Dolor que, dice Castellanos, parece estar ligado con pérdidas fundamentales, con deseos sexuales no resueltos, con la inexistencia de significante que puedan en formarlo de forma consistente, y ello requiere del espacio analítico donde puede ser escuchado y encontrar la posibilidad de otro anudamiento y algún modo menos sufriente para la satisfacción de la pulsión.

Se habla de la fibromialgia como expresión de la feminización del mundo, de lo que algunos han relacionado con la carencia de nombre del padre, con la subida al poder y a la participación en los espacios de lo público de las mujeres, y también con un mandato al goce[iii].  En relación con este último, el mandato al goce se manifiesta en el dolorgoce que se ensaña en el desgarramiento del cuerpo por el dolor; por un dolor de “cauce oculto”, como diría el poeta César Vallejo, invasor, amo y señor del cuerpo. Se trata de cuerpos que se autoconsumen en su propio dolor-goce, cuerpos habitados por un amo cruel que se impone, presos de satisfacciones pulsionales ligadas al dolor y el sufrimiento. Parecería tratarse de cuerpos gozados por el padre insaciable de Totem y Tabú[iv], de cuerpos dóciles ante esa invasión que gozan de su propio consumo, pero que también sufren con el dolor que no cesa de escribirse.












El dolor a la deriva: Comentario al escrito de Liliana Bosia

Beatriz García Moreno
Asociada NEL-Bogotá

Parafilias: en busca de la excitación.


Supongamos que,en una situación ficticia, dos personas se conocen y se atraen.  Sin embargo, una de ellas se activa sexualmente con parámetros digamos que, poco habituales. Es más que una simple inclinación. Es una necesidad de gran intensidad que requiere ser cubierta. Además, tiene carácter reiterativo y precisa objetos o situaciones concretas para que se produzca excitación sexual.
handcuffs-921290_1920 Se trata de buscar placer más allá del acto sexual en sí por lo que la otra persona puede no comprender e incluso rechazar este patrón de comportamiento. Es más, algunas parafilias, como la pedofilia o la zoofilia, además de estar mal vistas socialmente, están penadas jurídicamente debido al agravio ocasionado. Otras, como el fetichismo o el voyeurismo, son practicadas con cierta normalidad por personas de a pie sin el requisito de padecer trastorno mental mental alguno.  Cierto es que la mayoría de las veces son actividades practicadas en secreto puesto que se desvían de la norma en cuanto a la práctica del sexo se refiere. Siempre y cuando ambas partes acepten libremente, estén de acuerdo y con sus capacidades intelectuales intactas, la práctica de alguna parafilia no debe haber motivo de intervención de ningún tipo.
Existe, por otro lado, un componente cultural por el que algunas parafilias muy mal consideradas en una cultura, son de práctica común y normalizada en otra aunque suele ser en casos de tribus o grupos minoritarios en zonas que aún conservan un carácter indígena.
Generalmente, las parafilias es un trastorno eminentemente masculino (exceptuando el masoquismo que tiene igual prevalencia en ambos sexos)y como tal debe ser tratado. En relación al tratamiento, intervendrán la psicología, la psiquiatría e incluso, la criminología. La gravedad del trastorno deberá ser, en todo caso, valorada por un profesional.  Con frecuencia, una tercera persona resulta damnificada o sufre perjuicio de algún tipo.
Como consejo para el desarrollo comprensión del sexo con naturalidad es importante enseñar a gestionar la información sexual desde la infancia, adaptándola siempre al nivel de desarrollo psicoevolutivo del niño. No perdamos de vista que, en cualquier caso, las parafilias se consideran una desviación de la norma de grado variable y, por lo tanto, un trastorno de tipo sexual. La clave es delimitar hasta qué punto interfiere en la vida de una persona y en sus relaciones con los demás. La compulsividad será una variable importante a tener en cuenta a la hora de valorar el nivel de importancia e incidencia de una parafilia dada. Asimismo, habrá que valorar si la persona tiene problemas para mantener sexo convencional satisfactorio, por tanto, la parafilia es definida también por su exclusividad a la hora de mantener relaciones sexuales.
Después de lo expuesto, os revelamos que esta ficción es más real de lo que piensas. Cualquiera de tus amigos o vecinos pueden practicar alguna sin que nunca lo sepas. No es un trastorno del siglo XX sino que, lo largo de la historia, desde el principio de los tiempos, se han practicado parafilias, llegando incluso a ser reflejadas en diversas manifestaciones artísticas internacionales.


Publicado por María Gómez


¿Existe realmente la media naranja?

Hay teorías sobre la frustración que se refieren especialmente a las expectativas de tal forma que cuando una persona forma expectativas demasiado altas frente a cualquier circunstancia de cualquier ámbito, acaba de frente contra el muro de la realidad causando la frustración.
Muchas parejas acaban rompiéndose porque acaban frustradas la una de la otra o una sola parte. Esto se puede deber a muchos motivos pero vamos a analizar un tema muy recurrente en el mundo de lo sentimental, de las parejas, se trata del tema de la Media naranja.
absolutmarbellapuertobanus Cuando una persona pone las más altas expectativas en su nueva pareja pensando que es media naranja por su forma de ser, de sentir, de actuar, etc, es fácil que estas se desmoronen y acabe habiendo una tremenda frustración cuando empiecen a aparecer las diferencias entre ellos.
Muchas personas son incapaces de tolerar estas diferencias y aceptarlas y acaban con esa supuesta media naranja.
Esto nos lleva a la pregunta de si realmente existe la media naranja o es un mito que nunca se llega a alcanzar del todo.
La media naranja es esa persona que esperamos durante años y años y que se supone que nos complementa al cien por cien. Pensemos en la mitad de una naranja juntándose con la otra mitad de esa naranja. Todo encaja y eso es lo que esperamos de nuestra pareja.
Pero la realidad es que la complejidad de la mente y de las emociones humanas es tan grande que encontrar a otra persona que complemente perfectamente con la nuestra psicología es casi como ganar una lotería.
Hay otra parte que hace que desmitifiquemos todo esto de la media naranja y es el tema de que media naranja es algo incompleto y una persona se puede valer por sí misma a lo largo de la vida sea del sexo que sea. No se necesita de la otra parte realmente para poder realizarnos en la vida como queramos.
Se trata de un pensamiento que nos da un diagnóstico de lo vacíos que realmente nos sentimos. Un vacío que queremos llenar desde fuera con otra persona pero esto es un error bajo el punto de vista del equilibrio psicológico y emocional porque se depende demasiado de esa otra persona para nuestra supuesta felicidad y la desaparición de la misma de nuestras vidas supondría un revés inaguantable.
Por otro lado de forma más practica en el mundo de las relaciones de pareja el pensar en la existencia de la media naranja hace que la relación se encuentre siempre en jaque ya que en cualquier fallo o falta de consenso y de acuerdo se puede venir todo abajo. Todo por unas expectativas demasiado altas al respecto de lo que es una relación de pareja.
Abogamos por vivir las relaciones de forma más realista de acuerdo a lo que verdaderamente podemos esperar de la otra parte de la pareja y lo que la otra parte puede esperar de nosotros. De esta manera podréis ir buscando la adaptación entre los dos poco a poco hasta que con el paso de los años pueda parecer realmente que sois la media naranja del otro. Pero algo parecido requiere un trabajo entre ambas partes.





Publicado por Israel Rios

Cómo saber que alguien no te quiere


Esto del Amor y las relaciones es algo que nos supera muchas veces como seres humanos ya que una de las emociones más negativas a nivel de como afecta a nuestra autoestima es la del desamor.

Cuando estamos enamorados
nos ponemos un filtro que nos hace ver cosas que no hay o no ver la realidad de lo que está sucediendo. A veces es común que una persona enamorada no se de ni cuenta de que la otra persona en realidad no la ama.
test-tu-pareja-te-quiere-o-esta-a-tu-lado-por-interes-300x209 Para darnos cuenta de esto podemos seguir una serie de pistas que al ponerlas todas juntas nos darán como resultado la conclusión de que la persona amada no nos corresponde en ese mismo sentimiento.
Aunque esto será muy doloroso debemos de poner tierra de por medio cuanto antes con esa persona para que cada uno pueda empezar cuanto antes una nueva vida.
Otro capítulo será el de conocer las estrategias para que todo este dolor se pase lo antes posible y que además sea una experiencia que nos sirva como aprendizaje en el camino de nuestra vida.
Debemos de ver lo positivo de tal forma que cuanto antes nos demos cuenta de los verdaderos sentimientos de la otra persona antes evitaremos problemas mayores como bodas, hijos y este tipo de compromisos mayores que hagan que una ruptura sea algo realmente difícil.
Sin embargo, al hacerlo con tiempo nos encontramos con una manera mas rápida de acabar con la relación por mucho que queramos a esa persona y sin que quede nada que lo haga más difícil.
Tengamos en cuenta que querer a alguien que no nos quiere va mermando nuestra autoestima hasta límites peligrosos para nuestro propio bienestar y felicidad.
Es mejor cortar por lo sano cuanto antes cuando observemos alguno de los siguientes síntomas que nos dicen que la otra persona no nos quiere:
Cuando te hace sentir mal por pedile que pase algo de tiempo contigo.
Su reacción ante decisiones importantes para tu vida es de indiferencia, simplemente no le importa.
Cuando tu opinión no cuenta para nada en sus decisiones.
Cuando necesitas a esa persona al lado no puedes contar con ella porque siempre tiene otras cosas más importantes para hacer.
No tiene los detalles típicos de las personas enamoradas.
No hace ni el mínimo esfuerzo por aparentar siquiera que le interesa algo que le estás contando incluso cuando es algo importante para ti.
Sientes a cada momento como si estuviera por encima de tí, como si tuviera todo el poder sobre nosotros. Efecto producido por una disminución progresiva de la autoestima.
Si hacer lo mejor para ti le va a suponer ponerlo por delante de sus propias necesidades nunca lo va a hacer.
Los comentarios que hace son siempre negativos cuando se dirigen a nosotros, rara vez son positivos y lo hace incluso en público.
No se divierte estando contigo sin embargo si lo hace con otras personas.
Normalmente en un altísimo porcentaje de las veces eres tú quién contacta con la otra persona.
En definitiva, aquí tenemos algunas señales que nos deben de hacer pensar que la otra persona no nos quiere y por lo tanto, lo mejor es abandonar esa relación.



Publicado por  la Lic.Diana S Gurny el 19 de septiembre 2017.




  Publicado por Israel Rios el 15 de marzo de 2016

Goce fálico


Publicado por Betina Ganim
Es claro que los analistas lacanianos hablamos del goce a veces con demasiada liviandad; otras veces confundiendo a qué nos referimos cuando hablamos de goce, y está bien entonces que pongamos los puntos sobre las íes y revisemos los conceptos siempre que podamos; que volvamos una y otra vez si es necesario -no hay por qué avergonzarse de ello. Peor es la posición de quienes piensan que ya saben…
goce falico Así que, en principio, cuando hablamos de “goce fálico” tenemos que diferenciarlo de la expresión “goce del Otro”.

El goce fálico es el goce del Uno, en tanto tiene su lugar en el propio cuerpo. El goce fálico está tomado de un órgano del cuerpo, que también está presente en las mujeres, por supuesto.
EL GOCE FÁLICO ES UN GOCE DEL CUERPO PROPIO, ya sea que hablemos de goce fálico o de goce pregenital; son goces que tiene que ver con el propio cuerpo.
Ahora bien, la expresión “goce del Otro” nos lleva a otro análisis del tema. Se trata de otra cosa; en principio de cómo el sujeto puede vincularse con el cuerpo del Otro, digamos con el goce de otro cuerpo, porque no es algo evidente. No es obvio que uno goce del cuerpo del otro.
Entonces, ¿qué queremos decir con esto?
Lacan mismo decía que era difícil saber qué es esto de gozar de otro cuerpo. De hecho una repuesta sería por ejemplo cortar el cuerpo del otro en trozos…algo que no es para nada aconsejable!!
El cínico, pr ejemplo, rechaza el goce del Otro para quedarse con el mito, para quedarse solo con el goce fálico.
Ese goce “pregenital”, goce fálico, lo que llamamos el goce del objeto a, ese goce no es para nada en sí mismo lo que nos permite vincularnos al Otro sexo; para nada.
Y esto ya lo había descubierto Freud con la pulsión, cuando decía que no importa el objeto en sí al que la pulsión se dirige.
Es así que Lacan ubica esto en la trayectoria que va alrededor del objeto, pero que su finalidad está puesta en la trayectoria misma.
Bien, entonces, podemos decir que para vincularse desde el goce pulsional al Otro, la vía que existe es la del amor.
Y esto ya anuncia problemas…Es que en sí, la expresión “goce del Otro” es siempre un problema, porque podemos ubicar el goce fálico, pero la vinculación con el goce del Otro siempre entraña complicaciones.
Por ejemplo, en las mujeres es un problema, cuando están ubicadas del lado del goce fálico y no pueden dar lugar al otro goce. Y esto no significa que la mujer no soporte la frigidez. De hecho la soporta mejor que el hombre su impotencia…
Es más, son los hombres los que suelen tener problemas a la hora de soportar la frigidez vaginal de sus mujeres…
La cuestión que quiero dejar sentada es que siempre la vinculación al Otro sexo es problemática, y siguiendo a Lacan esta complicación es porque “no hay relación sexual”…
Para aclarar este tema podeis leer "no hay relacion sexual" en mi blog.



























FUENTE: MILLER, J-A. “Conferencias Porteñas” Tomo I