Lacan:el mal entendido
La
oscuridad y diversidad de los asuntos humanos son tales que no se puede
saber nada claramente, y si se puede, suele ser en detrimento del
placer.(Erasmo – Elogio a la locura)
... Hoy escribo justamente para
presentar; no la complejidad del pensamiento lacaniano en un par de
líneas, sino más bien para dar algunas razones de por qué, el
discurso general presenta al psicoanálisis, principalmente lacaniano,
como algo tan complejo y tan inútil que es mejor ni leer y ni acercarse.
El
psicoanálisis lacaniano es uno de los tantos psicoanálisis existentes.
Es una escuela formada a partir del pensamiento de Jaques Lacan,
psicoanalista francés cuya reflexion es una producción, un efecto del
contacto con el pensamiento de grandes filósofos, antropólogos,
lingüistas, etc., como Hegel, Kant, Descartes, Marx, Levi-Strauss,
Saussure, etc., etc., en una época donde el estructuralismo y nuevas
propuestas artísticas de estilo más rupturistas entraban en escena. Cabe
mencionar que Lacan fue un psiquiatra muy controvertido por plantear
ideas revolucionarias y diferentes que en los círculos académicos de su
época generaban más de un descontento.
“El
lenguaje no sirve”, “No hay relación sexual”, “La mujer no existe”, “El
inconsciente estructurado como un lenguaje”, son algunas de las frases
claves que durante años pensadores prominentes han discutido, venerado o
criticado. En resumen, estemos de acuerdo o no, Jaques Lacan llegó a
reformular el psicoanálisis biologicista, sobre todo positivista[1], releyendo a Freud y planteando lo que (él consideraba) el padre del psicoanálisis intentó decir y señalar con sus palabras.
Ahora
bien, los alcances del psicoanálisis de Freud y Lacan han tenido un
impacto que va más allá del pensamiento acerca de lo puramente
psicológico, pudiendo encontrarse aplicado en ámbitos diversos como el
estudio de la política, la sociología, la filosofía, la interpretación
en arte, la expresión en literatura, etc. Esto, pues el pensamiento
psicoanalítico es estructural, en el sentido de que se pregunta por los
fundamentos que constituyen al sujeto y que lo hacen ser quien es, lo
que lleva de una u otra forma a pensar que el sujeto es producto de una
multiplicidad de factores político-sociales y discursivos que
interactúan en un momento determinado. De ahí que el pensamiento
psicoanalítico no es sumiso a las certezas sino que, por el contrario,
suele hacerse preguntas que van a cuestionar el fundamento o la raíz de
esas certezas que, la mayoría de las veces sin enterarnos siquiera, van
construyendo aquello que creemos es nuestra realidad y, por ende,
constituyéndonos como aquello que creemos ser.
Pero
no es aquí donde quiero apuntar con este ensayo sino que lo que me
propongo es presentar, en forma concisa y ojala muy simple, lo que para
mi constituye un mal entendido que por años se ha hecho del
psicoanálisis lacaniano, un mal entendido, a saber, que tal vez no es
tan inocente como parece.
En
un mundo globalizado, con un capitalismo articulador de lo
político-social, donde el hedonismo, la velocidad y lo práctico, parecen
venir hoy a
sustituir el pensamiento y la reflexión, por ser algo denso
que merece más tiempo del que se puede necesitar para generar dinero o
pagar algún preciado articulo pronto a comprar, el psicoanálisis es
puesto en el lugar de lo innecesario y engorroso para enfrentarse o
moverse en el mundo actual. El simple ejemplo de la inmediatez a la cual
estamos acostumbrados, donde podemos tener lo que queremos en el lugar
que queremos (y al costo que queramos, pagado aunque sea en cuotas) va
formando una sociedad e individuos que lejos de querer detenerse, solo
apuntan a conseguir placer y satisfacción inmediata[2].
Es
justamente esta ceguera colectiva, este deseo por alcanzar lo simple y
lo más placentero en lo inmediato lo que genera que pensamientos que
requieren de mayor esfuerzo cognitivo, sean considerados como meras
imposturas intelectuales[3],
y no sean tomados en cuenta desde su esencia, por aquello que nos
señalan y nos quieren mostrar. Alguna vez leí en Rey una frase de Lacan
que siempre recuerdo: “no hablo para idiotas”[4].
Y es verdad, me di cuenta lo idiota que había venido siendo (y que aun
puedo seguir siendo) y cómo, a costa de un mayor esfuerzo, podía
comprender cosas realmente profundas de la constitución de un sujeto[5],
de la ideología, de lo social, etc. ¿Pero quién no quiere ser idiota
(pero no parecerlo) hoy en día, y disfrutar a costa del “mínimo”
esfuerzo?
El
segundo punto que quiero tomar es justamente las acusaciones de que
Lacan era un tipo encriptado que escribía para una elite intelectual y
que, tal vez ni ellos entendieron nunca lo que el propio Lacan quiso
decir. La reflexión lacaniana es sumamente subversiva puesto que, al
partir de ideas como que “el sujeto miente” (no por deshonestidad sino
por inconsciencia), suele encontrar la quinta pata al gato, la sexta e
incluso a postular que el gato que ahí se veía, que nos hicieron ver,
nunca existió en la realidad. A nivel social y político esto es bastante
complejo, porque hace que el individuo comience a pensar por sí mismo
y, peor aún, comience a hacerse preguntas: ¿Por qué hoy los discursos
mediáticos nos bombardean con “compre mas”, “sea más”, “viva mas”?¿de
dónde vienen estas ideas de “pensar menos y sentir más”?¿por qué hoy en
día emerge un movimiento espiritual “new age”
tan llamativo?¿por qué los ambientalistas hoy parecen ser la nueva
religión de estado?¿por qué el matrimonio?¿por qué…?, etc., etc. El
pensamiento acerca de las estructuras mismas empuja al sujeto a ser un
actor que cuestiona su mundo antes que ser un mero efecto del mercado y
del Estado imperante.
Recuerdo haber escuchado gente diciéndome: “¡ah no!, Lacan es tan complicado, se da tantas vueltas para decir algo tan simple”
Es justamente ahí donde aparece, por ejemplo, el sujeto globalizado que
antes mencioné, ese individuo marcado por la obtención de lo sencillo y
lo inmediato. El pensamiento lacaniano es complejo porque la
constitución del sujeto es profundamente intrincada por una
multiplicidad de discursos y creencias que sostienen la ilusión de que
las cosas son como son, y como para este caso antes caricaturizado,
sería que las cosas son “simples”[6].
De
ahí que, para mí, este sesgo, exacerbado, es una forma de alejar a los
individuos de un pensamiento y una escritura que invita a pensar. Que
invita a estar totalmente atento, palabra a palabra, letra a letra, para
descifrar aquello que ahí está dicho. Y recuerdo con esto a Zizek[7], quien en una conferencia en Nueva York plantea:
“Lo
admito, hay un aspecto de payaso en mí, como ellos lo ponen en el New
York Time. Todo, y quizás coqueteo con eso. Pero no obstante estoy
cansándome de eso, porque noto que hay un tipo de impulso terrible para
hacerme ver como un hombre cómico. Y la verdadera pregunta debe ser
¿desde dónde viene este impulso? ¿Por qué es necesario retratarme así?
¿Cómo alguien puede prosperar atreves de chistes e incluso vender
publicaciones? Ya ven, es mucho más de lo que puede parecer aquí. Es
realmente un fenómeno complejo. Estoy tentado a decir que hacerme
popular es una resistencia contra el hacerme serio”.[8]
Parece
ser así como los discursos dominantes, en pos de mantener su poder, su
verdad, acusan y señalan otros tipos de discursos para sacarlos del
camino; y esto es lo que hoy trato de señalar, este efecto que a mi
parecer ha estado y está ocurriendo, el hecho de que sea parte de un
acto el desacreditar cierto tipo de pensamientos, en este caso, el
lacaniano.Ya
lo he dicho, el pensamiento de Jaques Lacan no es algo sencillo de
comprender, sin embargo, cuando fui entendiendo (hasta hoy algunas
cosas) fui también dándome cuenta que el efecto de estas lecturas puede
ser profundo puesto que abren la experiencia del pensamiento a otros
limites. Es una lectura que remueve, palabras que sacan el piso y
proponen observar el mundo y a uno mismo desde otra perspectiva. Por eso
mi invitación es, en primer lugar, a no quedarse en el prejuicio antes
de hacer el esfuerzo de entender aquello que parece tan complejo (de
hecho, me permito decir que Sokal[9] no
leyó realmente a Lacan, y tal vez tan solo paso los ojos por algunos
párrafos sin detenerse a pensar qué es aquello que ahí se quiso decir).
En segundo lugar dejo la invitación a salir de la comodidad cognitiva
que el sistema imperante hoy propone (impone), como método de dominación
de los mecanismos de verdad que constituyen su mundo. Y por último, que
si en algún momento tiene la oportunidad de leer acerca del
psicoanálisis lacaniano, tome asiento, tómese su tiempo, respire, y
léalo, palabra a palabra. Quién sabe, tal vez al terminar un párrafo, al
desenmarañarlo, pueda usted compartir esto que aquí escribo y pienso.
Por Jorge Norambuena
[1] El
retorno a Freud implicó la reconsideración de su teoría sobre otras
bases, distintas del positivismo imperante en la época en la que Freud
produjo su teoría y del que se desprende la raigambre biologicista.
(Colaboración de María Haag)
[2] Pierre Jacomet (2003) Lucidez del Abismo.
[3] Soka, Bricmont (1998) Imposturas intelectuales.
[4] “Al día siguiente, afirmé ante el Gordo que los Escritos no eran más que una jerigonza. Todavía no conocía el lema de su autor: “No hablo para idiotas” ”. Pierre Rey (2010) Una Temporada con Lacan, pag. 38.
[5] Me
refiero con esto al sujeto del psicoanálisis ($), atravesado por la
represión primaria, dividido entre aquello que sabe y no sabe, lo que
quiere y no quiere, etc.
[6] Dirá Lacan en sus Escritos (1955) “La verdad tiene estructura de ficción”
[7] Slavoj
Žižek es un filósofo e historiador natural de Eslovenia. Su obra
integra el pensamiento de Jacques Lacan con el marxismo, y en ella
destaca una tendencia a ejemplificar la teoría con la cultura popular
[principalmente el cine].
[8] Este párrafo fue sacado del documental que lleva por nombre “Zizek”, disponible en internet en el sitio