Sigue avanzando ,ya hay niños de tres años ANORÉXICOS Tienen
miedo de ser gordos y rechazan la comida. Hay chicos en el jardín de infantes
que se meten los dedos para vomitar. No siempre existe el síndrome completo,
pero es una tendencia", le dijo a BBC Mundo Mabel Bello, presidenta de
Aluba en Argentina.
UN 50% MÁS DE CASOS DESDE 2010 en España
Niños de seis años con anorexia: la obsesión por el peso ya
afecta a los más pequeños
El diagnóstico de trastornos de la conducta alimentaria se
dispara en España entre los menores de 12 años, un fenómeno novedoso que
preocupa a los servicios sanitarios
David Brunat
Un niño de seis años puede decidir dejar de comer porque no
le gusta su cuerpo. De hecho, ocurre. Y lo hace en proporciones cada vez más
inquietantes. El número de niños de entre seis y 12 años con trastornos de la
conducta alimentaria (TCA) ha aumentado un 50% desde el año 2010 en España. La
creciente presión de los padres por que sus pequeños luzcan un peso y una
imagen ideal, la necesidad cada vez más temprana de adecuarse a los cánones
estéticos para ser aceptados en la escuela y los malos hábitos alimentarios en
casa son las principales causas. Los expertos advierten: todavía no es motivo
de alarma social, pero si se mantiene esta dinámica pronto dejará de ser una
rareza ver a una niña de ocho años con anorexia.
El número de niños de entre seis y doce años con trastornos
alimentarios ha aumentado un 50% desde 2010 por la presión social y familiar.
“Estamos tratando a niños de nueve o diez años que ya
expresan una clara preocupación por el peso y la figura corporal. Algunos
presentan cuadros completos de anorexia nerviosa, aunque a esas edades es menos
frecuente que haya vómitos o métodos purgativos y apenas hay uso de laxantes.
Básicamente dejan de comer y aumentan su actividad física”, explica Montserrat Graell,
coordinadora del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del
Hospital Universitario Niño Jesús. Este centro hospitalario, una de las
referencias europeas en patologías infantiles, es un reflejo claro de esta
tendencia. De los cerca de 220 pacientes nuevos al año que recibe su Unidad de
Trastornos Alimentarios, unos 80 son hoy niños menores de 13 años, en
comparación a los 25 de media que atendía históricamente. Un aumento, en este
caso, de más del 200%.
Los niños más graves son ingresados en una de las 31 camas
con que cuenta la unidad. Pasan una media de cinco meses en el hospital y un
60% de ellos consigue recuperarse tras cuatro años de terapia intensiva. “El
tratamiento en niños es más sencillo porque son más moldeables, están más
abiertos al cambio y las familias se vuelcan. Y eso se refleja en la tasa de
mortalidad, que es casi inexistente a diferencia de lo que ocurre con los
adolescentes y adultos”, explica Graell.
"Un niño de ocho o nueve años está en un momento muy
importante de su desarrollo, y una enfermedad así puede provocar secuelas
fatales"
Anorexia: 80.000 casos nuevos y 100
muertes al año sólo en España
La anorexia está empezando a convertirse en uno de los
problemas de salud más graves en las sociedades modernas. Al punto de que son
ya decenas de miles los casos anuales que se dan en nuestro país. Hay, pues,
que empezar a tomar medidas inteligentes y útiles. Ahora bien, para ello hay
que saber primero qué provoca la anorexia. Y eso es algo sobre lo que aún no
hay acuerdo.
El año pasado se detectaron en España ochenta mil casos de
anorexia con casi quinientos ingresos hospitalarios y más de 100 muertes. Y eso
si hablamos de datos oficiales porque según María del Carmen González, portavoz
de la Asociación para la Defensa de la Anorexia Nerviosa (ADANER)*, esa cifra
es muy superior: alrededor de medio millón.
Algo en verdad preocupante ya que hace escasamente diez años
la cifra de afectados en España por esta “enfermedad” era notablemente más baja
que en el resto de Europa. En los dos últimos, sin embargo, no sólo se han
equiparado las cifras sino que en la actualidad nuestro país tiene el triste “privilegio” de estar a la cabeza de la
Comunidad Europea en casos de anorexia y bulimia. De hecho, es la primera causa
de enfermedad entre nuestra juventud femenina después del asma bronquial y la
obesidad, bastante por delante del sida y de las demás enfermedades, incluyendo
las infecciosas.
¿QUÉ SON LA ANOREXIA Y LA BULIMIA?
La anorexia nerviosa, al igual que la bulimia, están
consideradas trastornos de la alimentación. De hecho, los médicos la definen
como un desorden caracterizado por una pérdida de peso inducida y/o mantenida
voluntariamente por el paciente. Lo que indica que existen factores biológicos,
psicológicos y sociales en su aparición y desarrollo. Buena prueba de ello es
que se trata de un problema que afecta casi en exclusiva a las sociedades industrializadas.
Y si la anorexia se caracteriza por la negativa a comer, la
bulimia -que viene a ser una manifestación diferente del mismo problema-
consiste en comer de forma desaforada a todas horas y después inducirse el
vómito para poder seguir comiendo de manera compulsiva sin engordar.
CÓMO SE MANIFIESTA EL PROBLEMA Y QUÉ EFECTOS PRODUCE
El problema suele comenzar a manifestarse por un rechazo a
las comidas fuertes, a las identificadas como hipercalóricas, siendo el segundo
paso el consumo constante de laxantes, diuréticos y/o moderadores del apetito.
Con lo que algún tiempo después empiezan a presentarse los síntomas de
desnutrición: piel seca y pelo frágil y quebradizo que se cae con facilidad.
Además, quienes sufren el problema se convierten poco a poco en personas
abúlicas.
En cuanto a los efectos, la falta de elementos plásticos,
energéticos y oligoelementos en la alimentación lleva al varón a la pérdida del
deseo sexual y a una disminución de la potencia. Y en las mujeres, les
desaparece la regla y los pechos pierden volumen a consecuencia de la
alteración hormonal.
Por desgracia, en
muchos casos el final es la muerte por falta de energía o disfunción
orgánica. No olvidemos que la desnutrición conlleva una bajada de las defensas
del organismo dejándole incapaz de luchar contra cualquier infección que se
presente.
¿Y QUÉ DICEN LOS EXPERTOS SOBRE LAS CAUSAS?
La mayor parte de los expertos dicen que se debe a que los
jóvenes quieren parecerse a los/las modelos, delgaditos ellos por imposición de
los fabricantes y vendedores de ropa. Otros añaden que la causa está en la
incorporación de la mujer al mundo laboral ya que al faltar de casa muchos
adolescentes han empezado a alimentarse irregularmente. Algunos más afirman que
la desaparición de costumbres tradicionales como la de sentarse a la mesa para
comer o cenar en familia es uno de los motivos que están favoreciendo la
expansión de los trastornos de la alimentación. Y alegan el descontrol a la
hora de la merienda de los niños, que ahora abren la nevera y cogen lo que
quieren cuando quieren.
En suma, demasiado
experto dando palos de ciego. Porque las razones anteriormente expuestas
pueden justificar una mala alimentación o el aumento de la gordura y la
obesidad pero no la anorexia ni la bulimia.
LA REALIDAD
¿Y cuál es la causa entonces? Pues la causa está
básicamente, sí, en la mitificación que algunas personas, especialmente en la
adolescencia, hacen de los jóvenes guapos y delgados de ambos sexos que inundan
los medios de comunicación y que son presentados como modelos a imitar de
personas felices, queridas y respetadas. Pero la causa profunda de que lo hagan
es porque suelen ser personas –fundamentalmente jóvenes- que tienen problemas
personales que no saben resolver y que, en lugar de enfrentarse a ellos,
deciden adelgazar como mecanismo para ser aceptados, queridos y admirados por
los demás creyendo que lo conseguirán pareciéndose a esos modelos que –creen
ellos- lo tienen todo. Una idea que se convierte en obsesión a medida que el
tiempo pasa mientras el conflicto larvado que ocultan sigue aumentando en su
interior.
¿Y qué clase de conflicto es el que intentan enterrar? Pues
los hay de todo tipo. Desde problemas en el colegio o en el trabajo –según las
edades- hasta conflictos con los padres –lo más corriente-, los hermanos, los
amigos, los familiares o los novios. En muchos casos, las personas anoréxicas
-y las bulímicas-, especialmente si son adolescentes, poseen una personalidad
muy definida, caracterizándose por ser activas, responsables, inteligentes,
perfeccionistas a la vez que introvertidas… de las que se espera mucho. Es
decir, jóvenes –y no tan jóvenes- a quienes se somete por el entorno a una
presión constante:¡Tú vales más! ¡Puedes hacerlo mucho mejor! ¡No te esfuerzas
lo suficiente! Algo que suele ocurrir frecuentemente en casa, en el colegio y,
en menor medida, en el trabajo (por eso empieza a haber personas con más edad
que padecen este problema).

“Desde una perspectiva Psicoanalítica
, este “conflicto” se ha generado en la ETAPA ORAL, y es consecuencia de la
relación de la Madre con su bebé. Con una terapia Psicoanalítica, el paciente
puede llegar a “encontrar” el origen de su afección y tener las herramientas
para lograr lidiar con su síntoma. Teniendo en cuenta que esta patología se origina en una etapa previa al
lenguaje, el camino a recorrer no es tan
simple, pero una vez alcanzado, las posibilidades de que remita tienen una alta
probabilidad de éxito”.
Lic. Diana S. Gurny
MEDIDAS ESTÚPIDAS
¿Y se está haciendo así? Pues no. De hecho, las medidas que
ha tomado la comisión creada al efecto hace poco para afrontar el problema son
las de prohibir que se fabrique ropa con tallas inferiores a la 40, que todos
los fabricantes se amolden a las mismas medidas para cada talla y que se
prohiba a modelos menores de 16 años ser contratadas para exhibir ropa o
artículos de moda que no estén dedicados exclusivamente a la infancia o a gente
joven. Medidas “inteligentes” cuyo único efecto va a ser el de que a muchos
jóvenes se les caigan los pantalones y las faldas mientras caminan por la
calle. Un equipo de expertos así sería capaz de recomendarnos que para no
sufrir con las imágenes de horror de lo que está sucediendo en Kosovo… los
fabricantes de televisores incorporen obligatoriamente en ellos un dispositivo
mediante el que se apague automáticamente el aparato cada vez que aparezca una
escena desagradable.
¿CÓMO SE TRATA HOY LA ANOREXIA?
Pues como un trastorno alimentario en lugar de como un
problema psicológico. De hecho, algunos expertos llegan incluso a afirmar de
forma gratuita que ese comportamiento puede deberse a una “vulnerabilidad
genética”· Claro que alguna explicación tendrán que dar cuando no saben a qué
atenerse. Así que, ¿a quién puede
extrañarle que más de la mitad de los casos de anorexia se hagan crónicos y
necesiten ingresos hospitalarios repetidos? ¿O que entre el 10 y el 15% de esos
casos crónicos acaben muriendo?
Los expertos destacan que generalmente la respuesta inicial
al tratamiento suele ser buena pero, desgraciadamente, efímera, por lo que las
recaídas llegan a desesperar a sus familiares y médicos. Y es que no parecen
entender que de lo que se trata es de ayudar al enfermo a que hable de lo que
en realidad le preocupa, que exprese en voz alta qué aspecto de su vida no le
gusta, a qué le tiene miedo, qué le molesta, qué le tiene desesperado. Porque
cuando se sienta comprendido, escuchado y arropado, cuando alivie la tensión
interna que le ha llevado a buscar la aceptación, el cariño y el respeto
dejando de comer para parecerse a esos “héroes sociales” a los que todo el
mundo quiere, admira y respeta, dejará de necesitar parecerse a ellos… y
volverá a comer. Así de simple y así de complejo.
“ Y sobre todo
que el profesional sepa cuáles son los orígenes
de la enfermedad, no dando explicaciones como la moda o un capricho , la
edad, imperativo social o vulnerabilidad genética. Así se pierde un tiempo valiosísimo,
que no tenemos, porque la enfermedad avanza hacia la Muerte.”
Lic. Diana S. Gurny
Lo demás es perder el tiempo.
Por otra parte, puede entenderse –y mal- que esto no lo
entiendan ciertos médicos para quienes se trata sólo de un “trastorno de
alimentación” (léanse los folletos que circulan por los hospitales), algunos de
los cuales llegan a atar a sus pacientes en la cama y a darles de comer a la
fuerza. Pero parece mentira que los psicólogos de este país, que saben –o
deberían saber- que la causa de la anorexia y la bulimia está en un conflicto
psicológico no centren sus esfuerzos en buscar la causa real de ese
comportamiento.
Al menos para la doctora Rosa Calvo Sagardoy, psicóloga
clínica del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, eso es primordial. “El
tratamiento psicológico tiene que enfocarse a conseguir unos cambios duraderos
en los pensamientos y emociones relacionados con el peso corporal, la silueta y
el tamaño de forma que se disminuya la importancia que la delgadez tiene para
la paciente y la comida deje de ser su respuesta cuasi universal ante todos los
retos y problemas que plantea la vida.”
De lo contrario, añadiremos nosotros, no se avanzará en la
resolución del problema. De hecho, los datos que se manejan en la actualidad
demuestran que sólo la tercera parte de los casos llegan a curarse
definitivamente.
Y lo malo es que, desde el punto de vista psicológico, la
anorexia se trata convencionalmente con psicoterapia, bien a través de sistemas
conductistas -que pretenden cambiar los hábitos de alimentación-, bien con
terapias de apoyo para intentar mejorar la pobre imagen propia. Y no basta.
La psicología de vanguardia, sin embargo, busca directamente
la causa del conflicto para hacerlo aflorar e intentar resolverlo. Y,
paralelamente, concienciar a la familia para explicarles los cambios de actitud
adecuados que deben realizar para mejorar gradualmente la autoestima del
paciente y ayudar a resolver el conflicto, en el que muchas veces son parte
responsable.
Andrés Rodríguez
Alarcón
EFECTOS LA ANOREXIA NERVIOSA
* Daños
neurológicos: calambres y hormigueo, sobre todo en las manos.
* Problemas
gastrointestinales: flatulencia, estreñimiento, dificultad en el vaciamiento
del estómago y reducción, a la larga, del tamaño del mismo.
* Afectación
cardiovascular: disminución del tamaño del corazón con alteraciones de la
válvula mitral, derrame pericárdico, latido lento e hipotensión.
* Pérdida
importante de masa ósea en el esqueleto.
* Alteraciones en
la esfera sexual: pérdida de la regla (o no aparición de la misma en las chicas
muy jóvenes) y alteraciones en la potencia sexual y capacidad reproductora en
el varón así como disminución de su deseo sexual.
CÓMO SABER SI SU HIJO EMPIEZA A SUFRIR EL PROBLEMA
Para ello, observe si algunas de estas cuestiones tienen
lugar con regularidad:
-Las cantidades de
alimento que ingiere son cada vez más pequeñas.
-Evita las comidas
en familia dando excusas para no sentarse a la mesa: le duele la cabeza, el
estómago o ya ha comido con los amigos.
-Tiene cambios
frecuentes de humor alternando momentos de alegría explosiva con fases de
retraimiento y mal humor.
-Está siempre
activo, esforzándose en el estudio, el trabajo y el deporte.
-Se interesa por
los alimentos, su valor nutritivo y su composición y es fácil que se ofrezca a
cocinar para toda la familia
-A pesar de no
comer, niega siempre que tenga problemas con la comida.
-El carácter le
cambia, retrayéndose y aislándose cada vez más de la familia y amigos.
-Duerme poco y le
cuesta concentrarse en los estudios o en su trabajo.
-Después de comer
va siempre al baño.
SIEMPRE HUBO ANORÉXICAS
La anorexia no es, ni mucho menos, una enfermedad nueva.
Hasta hace menos de cuarenta años los libros de texto de Medicina hablaban de
la clorosis, enfermedad que afectaba de forma casi exclusiva a las adolescentes
y que se achacaba a “trastornos femeninos”. Pues bien, su descripción
correspondía a lo que hoy llamamos anorexia psicógena. De hecho, la historia
está llena de anoréxicas. Desde la primera mujer de Nerón pasando por Santa
Catalina de Siena –que murió con apenas 25 kilos de peso tras pasar varios años
de ayuno casi total- hasta los más recientes y comentados casos de princesas
reales o actrices como Diana de Gales, la princesa Victoria deSuecia, Jane
Fonda o Heide Gunter, por citar algunos ejemplos.
“EN ESPAÑA NO HAY APENAS MÉDICOS PREPARADOS PARA TRATAR LOS
PROBLEMAS DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA”
La mayor parte de los casos de anorexia y bulimia que se
tratan en España terminan en fracaso ante la desesperación de familiares y
médicos que ven, impotentes, cómo casi 100 personas al año mueren sin poder
evitarlo mientras varias decenas de miles se consumen en reiteradas entradas y
salidas de los hospitales en los que es
necesario internarlos para alimentarles contra su voluntad e impedir que
fallezcan.
Rosa Calvo Sagardoy, psicóloga clínica del madrileño
hospital de La Paz, fue directa y clara cuando le preguntamos sobre el asunto.
“La verdad –nos diría-es que en España
no hay apenas médicos preparados para tratar los problemas de la anorexia y la
bulimia. Por eso la mayor parte de los tratamientos fracasan”.
-¿Podemos saber la razón?
-Mire, en estos momentos la mayoría de los casos están
siendo tratados, en tanto se considera un mero trastorno alimentario, por
endocrinos. Y lo que la mayor parte hace es alimentar a las personas que les
llegan como sea, si es necesario atándoles a sus camas. Obviamente, al cabo de
unos días o unas semanas, el paciente engorda y es enviado de nuevo a casa.
Pero como no se ha tratado a fondo la causa del problema, que es siempre
psicológica, vuelven a recaer en la inmensa mayoría de las ocasiones. Con lo
que muchos se pasan el tiempo entrando y saliendo de los hospitales.
-Tenemos entendido que muchos casos son tratados por
psiquiatras, no por endocrinos.
-Es verdad. Con lo que en muchas ocasiones esas personas,
que padecen un conflicto psicológico, son metidas en salas donde se encuentran
rodeadas de paranoicos, esquizofrénicos, psicóticos, violadores… En fin, en una
situación absolutamente inapropiada que lleva a empeorar a muchos de ellos y
acerca a buena parte a la depresión.
-Pero, ¿es usted partidaria de su internamiento en
hospitales?
-Salvo en casos extremos, no. El tratamiento debe ser
ambulatorio. Tratando al paciente… y a la familia.
-¿A la familia?
-Sí. En muchas
ocasiones, sobre todo en los casos de jóvenes menores de 18 años, la razón del
conflicto está en la relación con sus padres, mayormente con la madre.
Problemas de excesivo control y autoritarismo. Por tanto, no basta con
convencer al enfermo de que su postura es irracional, hay que hacer que la
causa desaparezca. Y eso pasa muchas veces por reeducar a los padres, por
hacerles ver que los responsables de la actuación de su hijo/a es en buena
medida su comportamiento. Si en el ambiente no desaparece el problema, éste no
se resolverá.
-¿Y qué sucede en los casos de personas de más edad?
-En esos casos la razón del problema suele ser otra. Y hay
que buscarla y tratarla. Además, suelen
plantear otros problemas: es el caso de las mujeres embarazadas. Primero,
porque están poniendo en grave peligro la vida o, cuando menos, la salud del
hijo que esperan. Suelen ser además casos difíciles de tratar porque ante la
familia se escudan en los vómitos clásicos del embarazo para provocárselos. Y
lo mismo ocurre con las mujeres de más edad, en especial cuando pasan de los
40, porque es igualmente difícil muchas veces que sus familiares lo noten.
Aunque lo más grave es que eso incide en la alimentación de sus hijos, cuando
los tienen, al no darles suficiente comida. Y cuando esos niños son demasiado
pequeños y no tienen recursos para hacer algo por sí mismos, pueden llegar a
pasar auténtica hambre.
-Entiendo. Y dígame, ¿cuál es a su juicio la solución?
-Primero, hacer entender a los familiares, médicos,
psicólogos, psiquiatras, autoridades sanitarias y políticas que tanto la
anorexia como la bulimia requieren fundamentalmente un tratamiento psicológico.
Y segundo, adoptar medidas encaminadas a facilitar, ambulatoriamente siempre
que sea posible, ese tratamiento. Para lo que hay dotar a la Sanidad pública y
privada de los medios y el personal cualificado.
-Entonces, ¿cree usted que las medidas recientemente
adoptadas por la comisión encargada del asunto no son útiles?
-A mi entender, no.
Trastornos alimentarios: cada vez
más, una cosa de chicos
Un intenso miedo que conduce a la autodestrucción. El temor
de ser -de verse o de imaginarse- gordo daña el físico y la mente de millones
de personas. Los trastornos alimentarios solían ser un problema
mayoritariamente de los adolescentes. Ya no. Cada vez más niños sufren de
anorexia o bulimia.
Informes divulgados en Argentina, Estados Unidos y México
ponen de manifiesto que estos desórdenes llegan cada vez más temprano.
Los síntomas de los desórdenes más comunes son similares
(ver recuadro).
Se estima que los trastornos alimentarios afectan en todo el
mundo a siete de cada 1.000 mujeres y a uno de cada 1.000 hombres.
"Tienen miedo de ser gordos"
En Argentina, según un reciente estudio de la Asociación de
Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), las consultas espontáneas en el
caso de los menores de 12 años se incrementaron entre un 30% y 40% en los últimos
diez años.
Causas
Las causas exactas
de estos desórdenes no se conocen, pero muchos factores juegan su rol.
Uno de ellos se
origina en la presión social, causada particularmente por los medios que
idealizan el ser delgado.
“Desde una
perspectiva Psicoanalítica , este “conflicto” se ha generado en la ETAPA ORAL,
y es consecuencia de la relación de la Madre con su bebé. Con una terapia
Psicoanalítica, el paciente puede llegar a “encontrar” el origen de su afección
y tener las herramientas para lograr lidiar con su síntoma. Teniendo en cuenta
que esta patología se origina en una
etapa previa al lenguaje, el camino a recorrer no es tan simple, pero una vez alcanzado, las
posibilidades de que remita tienen una alta probabilidad de éxito”.
Lic. Diana S. Gurny
También los
expertos destacan el hecho de que perder peso puede hacer que la persona se
sienta mejor y bajo control.
El hecho de que la
mayoría de los casos se presenten en la adolescencia va de la mano de que la
anorexia revierte alguno de los cambios físicos que implican el paso a la
adultez.
Los especialistas
también mencionan que la existencia de problemas familiares también tiene su
papel pues rechazar la comida podría ser la única manera de expresar los
sentimientos.
El estado depresivo
y la baja autoestima del afectado pueden generar que la motivación del atracón
sea hacerle frente a la infelicidad.
Pero también hay
un componente genético familiar que también tiene su incidencia.
Incluso hay casos de niños de tres
años que sufren de estos desórdenes.
"Tienen miedo de ser gordos y
rechazan la comida. Hay chicos en el jardín de infantes que se meten los dedos
para vomitar. No siempre existe el síndrome completo, pero es una
tendencia", le dijo a BBC Mundo Mabel Bello, presidenta de Aluba en
Argentina.
Bello asegura que el hecho de que haya más consultas está,
en parte, relacionado con un mayor conocimiento de los desórdenes de parte de
padres y pediatras.
El informe de Aluba, que tiene 10 centros en el país y
realiza sus cálculos con encuestas en instituciones educativas, también
constató un incremento en el porcentaje de varones afectados, del 9,5% al 12%
en los últimos cinco años.
Mientras que en el caso de las adolescentes, el porcentaje
se incrementó del 10% al 12%.
Bello le dijo a BBC Mundo que "la consulta espontánea
en el caso de los varones aumentó casi un 50%".
La doctora atribuye este incremento a que hay más
"conciencia en los padres que los varones también pueden enfermar".
De 6 a 9
En México más de cuatro millones de personas padecen bulimia
o anorexia, de acuerdo a cifras de la Fundación Ellen West, un centro para el
tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria.
En el caso de las adolescentes, la anorexia es la tercera
enfermedad más frecuente tras el asma y la obesidad.
Y aunque la edad promedio en las personas empiezan a sufrir
trastornos alimentarios es 17 años, entre los 6 y 9 años el 50% de las niñas y
el 30% de los niños han modificado sus hábitos alimenticios para bajar de peso.
Comer compulsivamente grandes cantidades de comida es uno de
los síntomas de la bulimia.
De acuerdo al estudio realizado por la Universidad Nacional
Autonóma de México, entre esos años las niñas ya presentan algunas
características como fobia a la obesidad (lipofobia), insatisfacción con su
propia imagen y sobrestimación de su peso.
"Lo que preocupa es que estos padecimientos son
trastornos mentales con consecuencias tan graves como la muerte, por tanto la
transmisión en nuestro contexto sociocultural coloca a los infantes en una
situación de mayor riesgo y el incremento epidémico puede estar dándose a
edades más tempranas sin darnos cuenta", le dijo a BBC Mundo la Dra.
Araceli Aizpuru, directora de la Fundación Ellen West.
Aizpuru hizo hincapié en que "los niños y niñas cuentan
con menos elementos relacionados con la madurez física y psíquica para hacer
frente a los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria)".
La directora de la fundación dijo que la cantidad de
personas que solicitan tratamiento en Ellen West muestra "datos
alarmantes" sobre que estas se acercan "a edades más tempranas y al
incremento de casos crónicos (con varios años de enfermedad)".
El mayor incremento
Recuperación
El proceso de
recuperación, tanto de la bulimia como de la anorexia, suele ser largo y lento.
Es importante que el profesional sepa cuáles son los
orígenes de la enfermedad, no dando
explicaciones como la moda o un capricho , la edad, imperativo social o
vulnerabilidad genética. Así se pierde un tiempo valiosísimo, que no tenemos,
porque la enfermedad avanza hacia la Muerte.”
Lic. Diana S. Gurny
Por ejemplo, 30%
de los anoréxicos tienen una recaída tras aparentemente haberse recuperado y
necesitan una nueva terapia.
Se estima que un
50% se recuperan completamente y entre un 30% y 40% logran tener una vida
normal.
En tanto, un estudio de la Agencia para la Investigación y
Calidad en el Cuidado de la Salud de Estados Unidos (AHRQ, por sus siglas en
inglés) también encontró una tendencia similar.
Las hospitalizaciones por problemas causados por desórdenes
alimentarios crecieron un 18% entre 1999 y 2006.
Y el mayor incremento se dio en
menores de 12 años: 119%.
Pero también hubo aumentos entre las personas de entre 45 y
64 años (48%) y entre los hombres de todas las edades (37%).
Una razón para el incremento en niños podría ser, según los
expertos, el mayor interés en controlar el peso, en una sociedad con altas
tasas de obesidad.
Síntomas
ANOREXIA NERVIOSA
Pérdida severa de
peso
Distorsiones e
ideas falsas sobre el peso y el tamaño del cuerpo
Obsesión con la
comida y las calorías
Preocupación con
el autocontrol
Ejercitarse
excesivamente
Aislamiento, pérdida de amistades
Comportamiento
irritable
Vomitar en secreto
Distorsiones o
cese del período menstrual
BULIMIA NERVIOSA
Comer
compulsivamente grandes cantidades de comida (síndrome del atracón)
Obsesión con la
comida y las calorías
Vomitar y purgarse
con laxantes
Comportamiento
reservado
Sensación de estar
fuera de control
Distorsión al
período menstrual
Autoestima muy
baja