LA IMPOSIBLE CONCILIACION ENTRE LA
MISTICA FEMENINA Y EL FANTASMA MASCULINO
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"...la mujer para el hombre es un síntoma, el
hombre para la mujer un estrago". Lacan.
Entonces, la verdadera feminidad
tiene una dimensión de coartada, un algo de extravió, aludiendo con ello a la
mascarada de la feminidad donde la mujer va a pretender ubicarse como el
significante del deseo del otro siendo lo que no es, o haciendo semblante de
falo, efecto de potencia o semblante de, propiciando de esta manera ser deseada
al mismo tiempo que amada. En este punto es importante mencionar la asociación
de la mujer entre deseo y amor que no es lo mismo para el hombre, aspecto que
desarrollaremos más adelante.J.L.
Antes de entrar en la trama de las diferencias entre hombres
y mujeres con relación a sus fantasmas (fantasias incocientes)y goces, me parece importante definir estos conceptos lacanianos para
una mejor comprensión del tema, añadiendo también otros
contenidos significativos como son los conceptos freudianos de síntoma y el de
sinthome( realidad psiquica que da coherencia al proceso psicilogico), tesis lacaniana que se agrega al nominativo de síntoma.
Me parece preponderante también señalar que si bien el
síntoma es lo que a un sujeto le genera sufrimiento y loque lo lleva a buscar a un analista, el fantasma es aquello
que lo consuela, le da placer no obstante también le avergüenza e incluso le asusta, dado que suele estar en
contradicción con los valores morales en tanto que es una condición que transgrede es decir, tiene tintes de
perversión. Dicho de otra manera el fantasma viene a ser una producción imaginaria que despliega o se pone en marcha en
ciertas situaciones que confrontan al sujeto y como
decíamos es disarmònico en tanto puede llevarlo a responder
con acciones perversas sin que sea lícitamente un perverso el sujeto, como por
ejemplo en el masoquismo femenino denominado por Freud, para significar la
postura pasiva de entrega incondicional al otro, de las mujeres de su época,
actitud que trasciende en nuestra modernidad en muchas madres o padres de
familia. En su texto de 1919 "Pegan a un niño Freud hace una lectura del
fantasma de hostigamiento es decir el fantasma de ser azotado o golpeado, que
surge en el sujeto ante el espectáculo de ver golpear al semejante, mostrando la relación entre dicho
fantasma y la satisfacción masturbatoria, fantasma común a hombres y mujeres,
que pude posicionarlos como proclives a sufrir humillaciones y vejaciones con
la fantasía de redención o expiación de culpas.
Con relación al goce,(experimentar "placer en el dolor") podemos decir que tiene varias
definiciones: es la unificación de la libido (pulsiones sexuales) y la pulsión de muerte. Es una condición y al mismo tiempo,
una contradicción interna e inherente a la subjetividad de cada uno es decir, su causa no viene de afuera sino de
adentro de la subjetividad de cada uno, armado con sus propios significados y significantes. Es un nudo, un núcleo
de insatisfacción y dolor y obviamente no tiene nada que ver con placer o con el gozo por el contrario, es una
incomodidad o un malestar superlativo, en tanto va más allá del principio de placer, (Freud, 1920) o como lo define Lacan en
el Seminario XX: "el goce es lo que no sirve para nada"
y es dable añadir , pero detiene,
estanca al sujeto en una postura por
demás incomoda y sufriente pero conveniente, en el sentido de no
enfrentarse al vacío, a la imposibilidad de sus deseos.
Freud fue el primero que se cuestionó acerca del significado
de los síntomas de sus pacientes histéricas, antes de eso no se sabía, y aún ahora existen corrientes psi que no lo quieren saber o si lo saben lo
niegan, de que ue no se sabe(Mannoni,1984) pero que maniobra como formación del
inconsciente el síntoma quería decir algo, que es un mensaje cifrado, que no se
sabe, que no se conoce, un saber qes decir, que el síntoma es
el significante de un significado reprimido en la conciencia y esto lo
vemos cuando el sujeto viene en busca de
ayuda, se sabe triste,Incomodo,
desorientado, sabe que lo que le pasa tiene una significación, pero no sabe
cuál, por lo que va en busca de un Sujeto supuesto saber (ej: un psicoanalista) como lo denomina Lacan, es decir se dirige a
aquel que cree que sabe lo que le pasa,que le dará un sentido a su sufrimiento. Es importante
señalar aquí que en psicoanálisis, no se trata de mostrar lo reprimido o como lo dicen algunos pos- freudianos hacer
consciente lo inconsciente, esto no basta no se trata de enseñar a vivir a las personas porque nadie tiene esa verdad
en las manos, sino de enfrentar al sujeto con su vivir, responsabilizarlo de
su goce y llevarlo a que tome una postura ante su fantasma, dejando de culpar a
los otros por su padecer.
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Ahora bien, si el síntoma es una formación del inconsciente,
algo que tiene sentido y conlleva una significación, el Sinthome en cambio,
aparece como desabonado, desabrochado del inconsciente (como en la psicosis)
como una estructuración lógica intrincada en sí misma y esto lo
observamos en la clínica actual, en aquellos pacientes neuróticos donde no opera la pregunta por lo que les sucede, por
lo que les pasa, no hay la implicación de sí mismos en su padecer. Y en este sentido la modalidad con la que se
presentan es más bien del orden de un paciente orgánico con un síntoma orgánico es decir, piden que se les quite el
síntoma que molesta, el cual conciben como algo ajeno a ellos, algo que viene de fuera de sí mismos, como un ente
que irrumpe en su ser y del que no quieren saber nada, ni por qué se ha
producido, ni cuál es la significación inconsciente del mismo, y mucho menos la
parte que a cada cual le toca es decir, su responsabilidad en el malestar que
padecen, por lo que se encuentran en una posición de indiferencia y de imposibilidad para subjetivar su propio
conflicto y desde esta coyuntura su demanda es: Quíteme esto que me estorba (depresión, angustia, miedos),
que no es mío, que me llegó de fuera, ( como los
virus) esto en los que yo no tengo nada que ver. Estos son los pacientes que
justamente no se quedan, abandonan el tratamiento o como se dice, se curan en
salud, dado que en tanto son escuchados establecen la transferencia necesaria
para sentirse aliviados en tanto expusieron sus síntomas y esto les basta, el
haber evidenciado su posición de
victimas ante el Otro de la transferencia.
Sexualidad
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Sexualidad
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Volviendo al tema que nos convoca, respecto de las
diferencias en los impases del goce y el fantasma de hombres y mujeres, vamos primeramente a desplegar lo que tiene que
decir el psicoanálisis de la sexualidad y lo que de ello se infiltra en la feminidad y la masculinidad de unos y otros.
No es ajeno al desarrollo del tema que aquí nos convoca, empezar por las damas
y decir que la sexualidad femenina se formuló tardíamente en el psicoanálisis con
Freud, quien desde sus primeros esbozos teóricos no tenía otra manera de pensar
a las mujeres sino como histéricas sin embargo fue justamente esta condición
que Freud le atribuyó a las mujeres, por lo que a través de sus pacientes
femeninas descubrió el método de la
asociación libre, los sueños y los actos fallidos y con ello, el nacimiento del
psicoanálisis. Cuando quiso teorizar la sexualidad humana, Inicialmente
estableció un paralelismo entre los procesos vividos por el niño , y la niña
sin embargo, más tarde sustentó la diferencia existente en dicho desarrollo
para cada uno de los sexos, reconociendo el carácter inacabado de estas teorías
y argumentando que la vida amorosa en el hombre era más asequible a la
investigación, en tanto que la vida amorosa de la mujer era oscura y todavía
impenetrable por lo que más tarde en su artículo:Tres Ensayos para una teoría sexual argumenta dos causas, una sería : La atrofia cultural y la otra, la reserva y la insinceridad
convencionales de la mujer (Freud, 1905; 137)
Dicho en otras palabras, Freud nos dice que las mujeres de su tiempo mentían
modosamente para no evidenciar sus deseos o fantasías en este ámbito tabú de la
sexualidad o bien su escasa cultura no les permitía tocar temas tan profundos,
por lo que se le dificultó al autor conocer los vericuetos de la sexualidad
femenina, sin embargo llegó a algunas conjeturas.
(Freud,1920), en su artículo: 3
Una de estas conjeturas freudianas es que para las mujeres
la asunción de su feminidad, es ciertamente problemática ya que exige un cambio de objeto de amor es decir,
virar de la madre al padre y luego regresar a la madre con el fundamento de un reclamo que condicionará un elemento de
conflicto en las relaciones madre-hija. A este respecto
Sobre la psicogénesis
de un caso de homosexualidad femenina sustenta que la madre es quien inhibe la
sexualidad de la hija, en tanto ella como madre tiene a su vez inhibiciones
inconscientes con relación a su propia sexualidad, hecho que no solo se acepta
socialmente sino que se avala en la comunidad de tal suerte, que es trasmitido
a través de las generaciones de mujeres, quienes en lo particular tendrán que
superar esta consigna generacional y tomar una postura frente a la vivencia de
su sexualidad, ya sea permitiéndose vivenciar el goce sexual o denegándolo.
Durante la etapa fálica en que tiene lugar la masturbación
clitoridea, la niña fantasea una seducción de su madre o bien de la niñera, quienes ejercen la prohibición de este
acto generando en la niña un resentimiento ante esta frustración que va a tener influencia en su desprendimiento
con la madre. Ahora bien en el caso de que la niñera (en tanto representación materna) llegue a satisfacer su
conducta masturbatoria con tocamientos de índole sexual, puede darse una ligazón fantasmática con el objeto sexual
femenino, al grado de que en la vida adulta se cuestionen angustiadantemente, algunas mujeres, el por qué la fantasía
recurrente de probar su sexualidad con otra mujer.
En el caso de que opere la prohibición del goce sexual auto
erótico producido por la masturbación en
la mujer, se van a desarrollar, de acuerdo con Freud, las siguientes
líneas con relación a su sexualidad:
El alejamiento de la
masturbación clitoridea; dicha renuncia se debe a que la masturbación le
recordará la
castración. Así, el paso hacia el objeto padre se dará con
el apoyo de las aspiraciones pasivas.
El registro de una
herida narcisista que como cicatriz puede derivar en un sentimiento de
inferioridad, asumiendo la postura masculina (en lo imaginario) y compartiendo con
el varón el menosprecio por el sexo en
falta.
Justamente una mayor
propensión a los celos cuya fuente supone la envidia del pene, con relación a
los privilegiosque el varoncito tiene de acuerdo con la educación parental,
lo que genera en la niña un sentimiento de inferioridad por la falta de ese cachito extra de carne que marca tan
diferente educación y privilegios, y justamente esta falta este no tener ese cachito extra que tiene el otro, el varón,
es lo que da origen a toda una serie de reacciones característicamente femeninas relacionadas con esto es
decir, con esta ausencia o privación de órgano. Freud encontró que este apego de los niños de ambos sexos
hacia su madre en la fase pre-edípica, adquiere mucha importancia para la niña, a diferencia del varoncito, en
ella dice Freud, la estadía es más intensa y larga lo que puede condicionar que la niña quede detenida sin lograr una reorientación
hacia el padre, que sería lo que abriría el camino a relaciones heterosexuales.
Como podemos ver entonces, esta primera relación estrecha y
primordial de los niños y niñas con la
madre, será el fundamento de sus
vidas psíquicas posteriores y la base de una postura perjudicial o no en las
relaciones morosas,cuyas repercusiones evidenciamos a menudo en la clínica con
parejas, toda vez que encontramos vinculaciones asentadas en esta fase pre-edípica, en ocasiones del lado de
uno de los cónyuges o incluso, en ambos. Son parejas en las que nos percatamos que no permiten que nada demerite
la intensidad del vínculo y de ahí que cualquier objeto real o fantaseado como por ejemplo, los intereses
individuales de cada uno, el trabajo, el estudio, la familia
de origen, etc. se percibe como un tercero que rompe la
diada, constituyendo una verdadera amenaza para este tipo(4) de vínculo tan exclusivo y por otra parte, imposible de
sostenerse pues alude justamente a la postura del bebe en brazos maternos, condición que como sabemos tiene caducidad
no obstante, parece ser la relación idílica de los amantes que sin embargo no puede re-hacerse.En su artículo Sobre la sexualidad femenina (Freud, 1931) estructura las posibles rutas en
el desarrollo de la feminidad, postulando que la niña puede optar por dos vías
fundamentales ante el descubrimiento de la diferencia sexual anatómica y con
relación al complejo de castración:
1.
1.
- Renuncia a la actividad fálica, a la sexualidad en
general, llevando una vida ascética (inclinaciones espirituales) y por otra
parte, declinación de conductas masculinas, adoptando lasfemeninas.
2.
- Puede establecer un complejo de masculinidad que deslinde
en una elección de tipo homosexual como una vuelta a la madre identificándose con el padre y como en
ella no opera el complejo de castración ya que no teme perder lo que no tiene, pues... imaginemos el arrojo femenino.
En el primer caso, de asumir la niña la feminidad, se toma
al padre como objeto de amor, instaurándose en el complejo de Edipo, el cual se resuelve como habíamos dicho
de forma incompleta, en el sentido de que no rompe el lazo amoroso hacia este progenitor como vía de realización
del deseo de hijo, que oficiaría como sustituto peniano vía la compensación,
y así la madre pasa a ser objeto de los celos, lo cual ayuda a que se separe de
ella, en tanto rival, y de esta manera
la niña deviene en mujer.
Ahora bien, este cambio de objeto amoroso y de pasaje a la
feminidad no es tan sencillo, ya que si
esta nueva Ligazón fracasa o sufre contratiempos puede darse el segundo
caso, el de tornar en una identificación masculina y volver a la madre como
objeto amoroso, en franca rivalidad con el padre por esta mujer (madre) lo que
la orientaría hacia el camino de la homosexualidad
femenina.
Como podemos ver entonces esta primera vinculación materna
de la niña, con su madre, deja huellas
con relación a los destinos de la feminidad y de ahí que Freud nos dice que
muchas mujeres eligen a sus maridos de acuerdo con el modelo del padre o lo colocan en el lugar de éste, pero en
el vínculo repiten con la pareja su exclusiva relación con la madre es decir, que la impronta de la imago materna
primordial determina que en la niña el complejo de Edipo sea una formación secundaria, dado que tiene lugar posterior al
complejo de castración porque, mientras que en el niño la resolución del Edipo ocurre gracias al complejo de
castración y su correspondiente amenaza de pérdida, en la niña este complejo de castración, esta amenaza de pérdida no
resuelve el Edipo sino que constituye la base para éste es decir, que el vivenciar esta pérdida ya realizada, introduce
a la niña en el Edipo el cual, como hemos venido diciendo será resuelto en forma incompleta ya que aceptar o negar
esta falta es decir, la manera en que vivencia cada niña esta afrenta,
redundará en resultados específicos que tienen que ver en el cómo se relacionan las mujeres con esta insignia de falta que a la postre,
conlleva a diversas posturas subjetivas del lado de las mujeres.(5)
De aceptar la falta, remarcamos, quedaría enlazada al amor
paterno esperando la compensación simbólica sustitutiva a través del hijo, el apellido, el amor, en
forma pasiva. De saberse castrada pero no aceptarlo quedaría siempre
reclamando el cachito de carne que le faltó y quizás se ubicaría en el lugar de
la victima esperando todos los
privilegios o dones o incluso las no limitaciones o bien, como habíamos
apuntado anteriormente, de acuerdo con Freud, otro derrotero, de negar la falta
es decir no sentirse castrada sería un complejo de virilidad que la ubique del lado masculino con
relación al deseo y los impases del goce sexual y la producción del
amor del lado hombre.
En su texto de 1933, en la 33° conferencia sobre la
feminidad, Freud, esboza que la evolución de la feminidad supone dos tareas; a) cambio de objeto amoroso y b) cambio de zona
libidinal, agregando que el enigma de la mujer se deriva de esa
manifestación de la bisexualidad en la vida femenina, en tanto ella cuenta con
dos órganos sexuales: el clítoris, análogo al pene o falo y en
este sentido un pene deficiente o inacabado, y la vagina, órgano propiamente
femenino que remite a la castración.En este mismo texto menciona que la
feminidad se caracteriza por la preferencia de fines pasivos, lo que no alude precisamente
a pasividad, ya que puede ser necesaria, de acuerdo con Freud, una gran
actividad para conseguir un fin pasivo, lo que el autor relaciona con la
agresividad escondida, detenida o controlada que se adjudica a las mujeres, que
va favorecer el desarrollo de impulsos masoquistas, pues las tendencias
destructoras se vuelcan hacia su interior, dado el impedimento condicionado por
la cultura que conlleva a las mujeres a posturas y fines pasivos o como es común
llamarlos modositas. Posteriormente, Freud, plantea que esta contención
femenina de impulsos agresivos, puede deberse en parte a condicionamientos
sociales pero una mayor medida corresponde a su lugar en la asignación sexual
es decir, que en la espera de la compensación paterna, la mujer asume una
postura pasiva, por la vía de la seducción más que de la demanda, lo que origina, de
acuerdo al autor algunas peculiaridades de la feminidad como son: ♦
Un elevado monto de narcisismo que se ostenta en orgullo,
soberbia, arrogancia y jactancia de una belleza impasible que pregona como escudo ante la necesidad de ser
amada antes que de amar. Este atractivo de mujer, esta belleza casi natural atribuida a las niñas suele ser
altamente estimado por ellas mismas, nos dice Freud, en tanto supone una compensación posterior de su
inferioridad sexual original
♦
Extremada denotación
de pudor, cuya intención primaria es cubrir la defectuosidad, la falta de la
presencia expuesta (como en el caso del varón) de los genitales.(manifiesta en clubes etc.duchas "cerradas para mujeres, abiertas para hombres)
♦
Por lo general a la
mujer se le atribuye poca participación en estudios y descubrimientos
científicos a lo largo de la historia de la civilización, pero se le aduce la técnica de tejer e hilar. (Como las arañas)
Aquí nos cuestionamos siverdaderamente es así por naturaleza o porque en distintos
momentos de la historia de la humanidad se ha vetadola creatividad y el ingenio femenino de muchas formas.
6
♦
Imputación de un
escaso sentido de justicia, relacionado con un superyó ó más laxo que en el
caso del varón; estorelacionado con el predominio de la envidia fálica, como
también con el arrojo y determinación de ir más allá de lo establecido ya que no tenemos nada que perder que no hayamos
perdido ya.
♦
Adjudicación de una
menor capacidad con relación a la sublimación de los instintos (Pulsiones) es más impulsiva, más arrojada, no se mide
con palabras, acaso las expulsa en cascada vertiginosa y de esto se quejan la
mayoría de los hombres.
♦
Elección del objeto
amoroso conforme al ideal narcisista,
y relacionado con el inquebrantable lazo
amoroso al padre. Aquí nos
cuestionamos si esto puede ser uno de los factores de la imposibilidad de la
relación entre los sexos desde el momento en que la
mujer escoge a un hombre que se parezca al padre y le recuerde a la madre y el hombre una que se
parezca a la madre pero que no se la recuerde.
En su retorno a las estructuras Freudianas, como base de sus
teorizaciones Lacan, añadió a la observación freudiana sobre lo impenetrable y oscuro de la sexualidad femenina en
que se cuestionaba que quiere la mujer
la pregunta ¿De qué modo gozan las mujeres? (Lacan, 1973) por lo que más
tarde dirá que el goce de las mujeres no se restringe al falo sino que involucra un más allá es decir, un plus, un
algo más en este goce femenino, que denominó: la Otra Satisfacción lo que constituye la satisfacción de la palabra Hay un goce de ella, de ella que no
existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella
misma a no ser que lo siente; eso si lo sabe. Lo sabe, desdeluego, cuando ocurre.
No les ocurre a todas (Lacan, J. 1973; 90)
En este mismo seminario XX, ratifica que hombre es, quien se
ubica totalmente en la función fálica y mujer, la que no está del todo ubicada en ella. Que quien se coloca del
lado hombre, podrá acotar su goce a un tiempo y un lugar mientras que quien se coloca del lado mujer, no localiza en
sí misma un lugar del deseo del otro sino que la abarca totalmente, por lo que lo femenino es o se ubica en el lugar
en donde la simbolización se vuelve imposible, por lo que más adelante dirá que ...las mujeres son locas, aunque
no del todo (Lacan, 1973:95)
Para hablar de la disimetría hombre-mujer Lacan expone las
siguientes fórmulas en las que ejemplifica como se posicionan de un lado o del otro con respecto al falo y la
diferencia sexual:
Significado de las nomenclaturas:
Φ
(Fi) Significa una
función: Tener o no tener el falo
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X= Lugar Hombre o mujer
Φ
X= Aduce que cualquier x tiene el falo o, no lo tiene lo que
referiría negación de la función fálica (castración)
∀
x
Φ
x= Todo sujeto es fálico (o todos están bajo el rubro de la
castración)
∃
x
Φ
x= Existe al menos un x que no tiene el falo. Existe al
menos uno que no está castrado: el padre imaginarizado en la histeria (padre mítico de la horda primitiva), o la
madre fálica.Como podemos ver las fórmulas de la sexuación se abren en Lacan
dos nuevas vías para pensar la diferencia sexual a partir del goce: la lógica
del todo y del no- todo, en donde el falo aparece como significante del goce
que regula los lugares en que cada sexo va a ubicarse, y así vemos que del lado
izquierdo se encuentra el x, lado hombre o posición masculina, en la cual
aparece el sujeto dividido y el falo Φ que indica la lógica del todo y la
excepción es decir, que en un primer momento, el niño está convencido de la
primacía fálica. Para él, tanto hombres como mujeres están provistos del falo,
lo que en el matema lacaniano se expresaría así ∀ x
Φx. Todo hombre se inscribe en la función fálica. Retroactivamente el niño se
percata de que existe al menos una persona que hace excepción a la regla, para
poder hacer la formulación de lo
universal. Esto es lo esencial para asumir su propia castración: ∃x
Φx, existe al menos uno x para quien la función fálica es negativa, es decir
está castrado, no tiene el falo. Ahora bien, del lado derecho de las fórmulas
de la sexuación se encuentra la parte mujer, o la posición femenina. El x que
se ubica en la posición femenina esté o no provisto de los atributos de la
masculinidad y que puede elegir estar o no en Φ x, impidiendo toda
universalidad o el no todo es decir, que habrá hombres que estén ubicados en
este lado y cuyos atributos masculinos no les estorben ni signifique, que se
sientan o vivan como mujeres. Del lado femenino, en tanto mujer, una parte de
sí misma está fuera es decir, no está toda del lado de la función fálica y de
su goce, por lo que según Lacan se expresaría como ∃xΦx es
decir, no existe ninguna mujer que no esté enla función fálica y por otra
parte, ∀xΦx que significa; no toda mujer está en la función
fálica, no-todo en la mujer pasa por la castración. La mujer en tanto madre,
como sabemos, es el objeto originario y causa de deseo para los dos sexos, y por otra
parte, es el Otro para el sujeto y en tanto Otro (A), no existe, dado que no
hay Otro del Otro y ese Otro, solo existe en tanto tachado, dividido. A
diferencia de Freud, Lacan no relaciona la feminidad en correspondencia
biunívoca con la castración, ya que en la parte de sí misma como mujer, es ahí
donde no opera la función fálica, no opera la prohibición que ejerce con su ley
el Nombre del Padre, lo que llevó a Lacan a hacer una conexión entre feminidad
y psicosis, como lo mencionamos más arriba.
Ahora bien con relación al hombre, (Lacan, 1958) devela la
castración del padre; si el padre está siempre en falta, se abre la posibilidad de develar también el semblante
masculino del que deben apropiarse los hombres, perfil de(8) potencia, de virilidad, de fortaleza, en una palabra:
poder; semblante que al aceptar su falla los desvaloriza ante sí mismos y ante los otros. Para Lacan la posición del varón es
difícil, en tanto tiene que cargar con el correspondiente real del significante falo, denotando su potencia (erección)
tanto de manera simbólica (presencia, inteligencia,carácter) como imaginaria (fuerza física, riqueza, poder,
política, etc.) por lo que en este
sentido, establece una
articulación entre las preguntas por el padre, la mujer, y
el goce, aduciendo que tanto el hombre
como la mujer están castrados,
y paradójicamente es la castración paterna la que abre dicha posibilidad.
Lo femenino o el lado mujer como posición femenina, existe
porque es una parte de la mujer o del hombre, no atravesada por la Función-del-Nombre-del-Padre y de ahí que
Lacan diga que del lado de la mujer hay algo que escapa al significante fálico es decir, a lo simbólico, y es
esto lo que determina su goce como del orden del más allá de la castración, más allá del falo. Ahora bien del lado
hombre este, no todo dentro de la función fálica, de acuerdo con Lacan, estaríamos hablando de un místico,designa un tipo de experiencia muy difícil de
alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo
Sagrado durante la existencia terrenal. aquel hombre
que va más allá de su falo, como el autor nos dice, ͞...ser macho no obliga a colocarse del lado ∀xΦx
(falo). Uno puede colocarse también del lado del no-todo. A pesar, no
diré de su falo, sino de lo que a guisa de falo les estorba,
sienten, vislumbran la idea de que debe de haber un goce que esté más allá. Eso se llama un místico ( Lacan, 1973:92)
Es importante señalar que la lógica del no-todo planteada por Lacan permite
situar a la mujer de manera diferente de cómo Freud la ubicó, con relación a la
pregunta Qué quiere la mujer, cuestionamiento que Freud situó en el deseo de
hijo es decir, un hijo del padre como sustituto del pene que no le otorgo como
al hijo varón. Para Lacan en cambio lo
que quiere una mujer va más allá de eso, más allá del hijo y más allá del falo. De acuerdo con Lacan
entonces, la verdadera feminidad tiene una dimensión de coartada, un algo de
extravió, aludiendo con ello a la mascarada de la feminidad donde la mujer va a
pretender ubicarse como el significante del deseo del otro siendo lo que no es,
o haciendo semblante de falo, efecto de potencia o semblante de, propiciando de
esta manera ser deseada al mismo tiempo que amada. En este punto es importante
mencionar la asociación de la mujer entre deseo y amor que no es lo mismo para
el hombre, aspecto que desarrollaremos más adelante.
En "La Significación del Falo" (Lacan, 1966),
reubica la cuestión de la diferencia de los sexos en términos de "ser o tener el falo". La cuestión de lo femenino toma
entonces el rumbo del desvío, como habíamos señalado en el párrafo anterior, en donde los caminos para la posición femenina,
estarán dados en el orden de tener o ser el falo. En El atolondradicho (Lacan, 1972) dirá Llamamos heterosexual
por definición, a lo que gusta de las mujeres, cualquiera sea su propio sexo (Lacan, J. 1972;37) Como podemos
notar ya en este texto dice las mujeres y no la mujer, por lo que más tarde
dirá que La mujer, en cuanto castrada no
está toda en la función fálica, y por tanto no hay constitución de un todo del que
la mujer formaría parte, y es por esta lógica que en este mismo seminario Aún,
Lacan dirá, como habíamos señalado, que
La mujer no existe .Es importante aclarar que a lo que Lacan apunta no es
a que no existieran las mujeres sino que lo que no existe es La mujer es decir, aquel significante universal que
las unificara como en el caso del hombre cuyo significante fálico es lo que los
universaliza como El hombre , siendo que
en el caso de las mujeres lo que pudiera unificarlas seria la falta, lo que no hay, y en ese sentido, sería la
inexistencia; de modo que para no borrarlas, apuntó Lacan, lo mejor sería tomarlas de una por una en la diversidad de lo que no
hay, de lo que falta, y de ahí que más tarde declarará por otra parte y yendo aún más allá del espanto de muchos :"No hay relación sexual".
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No hay relación sexual, poniendo de manifiesto en este punto que no se refiere a que no existe el coito sino a lo que hace alusión es al goce erótico, al goce del cuerpo y al( 9) goce del ser, goce que atañe a cada uno y en donde uno no es responsable del goce del otro porque, incluso si se diera un orgasmo en el coito al unísono, no por ello estaría significando que uno produce el goce del otro o en el otro.Con relación a la as unción fálica denominada por Lacan como no toda , en el caso de las mujeres, En su texto Posiciones femeninas del ser, (Laurent, E. 1999) nos dice que el goce de la privación, es el goce particular que puede tener una mujer al despojarse del registro del tener, y esto nos hace pensar en ese amor particularmente atribuido a una mujer-madre que Se quita el pan de la boca para darlo a su hijo argumentando que las posiciones femeninas del ser, tomadas a partir de la lógica de la sexuación están en referencia a diferentes formas de goce en que se posicionan las mujeres: En la Psicosis El goce sería: ser La mujer que falta a todos los hombres.-
No hay relación sexual, poniendo de manifiesto en este punto que no se refiere a que no existe el coito sino a lo que hace alusión es al goce erótico, al goce del cuerpo y al( 9) goce del ser, goce que atañe a cada uno y en donde uno no es responsable del goce del otro porque, incluso si se diera un orgasmo en el coito al unísono, no por ello estaría significando que uno produce el goce del otro o en el otro.Con relación a la as unción fálica denominada por Lacan como no toda , en el caso de las mujeres, En su texto Posiciones femeninas del ser, (Laurent, E. 1999) nos dice que el goce de la privación, es el goce particular que puede tener una mujer al despojarse del registro del tener, y esto nos hace pensar en ese amor particularmente atribuido a una mujer-madre que Se quita el pan de la boca para darlo a su hijo argumentando que las posiciones femeninas del ser, tomadas a partir de la lógica de la sexuación están en referencia a diferentes formas de goce en que se posicionan las mujeres: En la Psicosis El goce sería: ser La mujer que falta a todos los hombres.-
Aquí estaríamos hablando de un imposible, de una ficción de
mujer que solo es posible en el fantasma masculino y si una mujer se lo cree,
si cree encarnar a La Mujer, esto estaría del lado del delirio psicótico o
acaso locura histérica, como aquellas mujeres que se levantan media hora antes
que el marido para maquillarse y que al despertar el señor lo primero que
encuentre sea su rostro de muñeca perfectamente maquillada y perfumada, de
nariz operada delicadamente respingada. Por supuesto que tampoco permiten las
vea envejecer o arrugarse en una sonrisa mas allá de mostrar unos dientes
perfectos tras cirugía de implantes. ¡Algunas llegan a tal delirio!, desde
luego apoyadas por ellos y un buen cirujano En el masoquismo: sería la
fantasía de ser todo para un hombre, toda para él, darle todo, darse
toda también. Postura usual que ocupan muchas mujeres aún hoy día, en su
idea de lo que es un verdadero amor, concepto transmitido a través de
generaciones de mujeres como el ideal de una buena madre-esposa pero sobre todo, madre y de ahí que muchas terminan
convirtiendo a su marido en un hijo es decir hacen al hombre El Superyó femenino dirigido a los hombres:
sé todo para mí, sé el Otro del Otro, o como dice Laurent: Canto de las sirenas
Aquí encontramos a las mujeres
castradoras en más de un sentido con el hombre, aquellas que creen
merecerlo todo y embaucan a un hombre que les rinda pleitesías toda la vida y
no solo por su real belleza- Ahora, ¿existen
hombres en esta postura de servilismo ante una mujer? ¡Por supuesto que sí!, por lo que en este
tipo de vínculos encontramos la doña que se impone sobre el varón domado.
La verdadera posición
femenina
Ser el Otro sexo, el
que no se define como Lo Uno, representante de la alteridad radical. Se trata
de ser el Otro para un hombre, que no se define por tener un objeto sino por
ser el Otro sexo,alteridad que abre las vías de un goce no fálico, que
interroga al hombre y divide a una mujer (Laurent. 1999; 85)De acuerdo con el autor, en esta posición están hombres y
mujeres y en el caso de la mujer, el hombre sirve de relevo para que una mujer se convierta en otra de sí misma,
como lo es para él ( Laurent, 1999; 86) por lo que en La disparidad en el
amor (Laurent, 2006) plantea que del
lado femenino viene el goce de la palabra pero que esto no significa hablar para no decir
nada sino que es necesario que eso, el amor, hable para gozar porque para ella,
la palabra de amor, le posibilitará en el mismo punto donde la palabra
desfallece, alcanzar su propio goce enlazado al amor por lo que advierte
que del lado del hombre, se encuentra la amenaza, la angustia de castración, y
del lado de las mujeres, ͞...la certidumbre de saber lo que se quiere,
simplemente con una amenaza muy particular, que a la mujer le es necesario el amor del otro, aquél de quien va
a extraer lo que le falta...͟º (Laurent, E. 2006; 15), y en consecuencia el lado femenino está fijado a
un objeto y a la presencia de la angustia y de ahí
la vulnerabilidad de los sentimientos
en el discurso femenino, evidenciado por el llanto fácil que avergüenza a muchas mujeres y que algunos hombres
interpretan como chantaje o manipulación,
hecho que sin estar del todo
equivocados tampoco constituye por supuesto una regla. Siguiendo a este autor,
decimos que define el falo como el
significante del deseo, significante
de la falta, con lo cual sería ser
el falo encarnar, personificar aquello que al otro le falta, aquello que puede
despertar su deseo. Esta posición en la mujer, como sabemos, está marcada
por la mascarada femenina , dónde
como habíamos señalado con anterioridad, la
mujer hace de su cuerpo el falo y se ofrece al otro como objeto de deseo.
"El peinado, las joyas, el vestido, el perfume
son los ropajes esenciales que bordean este agujero. Envoltorio de una vacuidad, la vestimenta de lo femenino
trata indefinidamente si no de dar una respuesta, al menos de hacer mascarada a
una cuestion insoluble... (Pommier, G. 1995; 35).
Ahora bien, ubicarse
en este lugar de ser el falo, la causa del deseo para el otro, no es sin
consecuencias, ya que las mujeres que se ubican totalmente o solamente en esta
postura, corren el riesgo de cierta fragilidad con relación a la vivencia de
fragmentación corporal es decir, están más proclives a la pérdida de control, a
la falta de identidad o incluso, a la pérdida de límites, lo que nos remite a
un deslizamiento entre feminidad y locura, como habíamos apuntado anteriormente
con Lacan, siendo evidente muchas veces los estados de locura histérica(Maleval, 2003) en
que algunas mujeres caen cuando la pareja las abandona o las traiciona, o como cuando se emparentan con un hombre obsesivo al
que no logran satisfacer en su deseo, aun colocándose en este lugar, por lo
que sufren atrozmente, gozando en el lugar de lo imposible o de la erotomanía
(Laurent, 2006)(10)
Yendo un poco más a fondo en esta conjetura, podemos
remarcar con (Lacan , 1973) que hay hombres que pueden ubicarse en este lugar
también, de la erotomanía (delirio de ser amado) o de ser todo para el otro, sin menoscabo de su
identificación como hombres masculinos es decir, hombres en toda la extensión
de la palabra que van más allá del falo posicionándose como no todos en la
relación fálica, y dándose todo a una mujer, lamentablemente estos hombres al
parecer suelen relacionarse con mujeres que asumen el lugar de tener el falo y
son ellas quienes dictan las normas y reglas de una relación en la dialéctica de
amo y el esclavo en el despliegue de la relación amorosa.
El tener el falo, como decíamos se asume como característico
de la posición masculina, en tanto que el varón debe subjetivar su órgano en un "tener. Freud argumentó a lo
largo de su teoría de la sexualidad, como ya habíamos mencionado, que el varón va a estar siempre traumatizado por
esta falta que lo deja expuesto a la posibilidad de perder lo que tiene, fantasma de castración que (Laurent, E.
2006) denomina en su artículo la disparidad en el amor tanto como en el de el Fantasma y la mística: fantasma de pérdida en hombre y mística de
ser todo para el otro,en la mujer.(11)
Con relacion a la
diferencia de tener el falo (pene) del lado masculino, en el sentido de poder o
privilegio, de acuerdo con (J.A Miller, 2008) esto tambien correlaciona con
tener o no tener derecho a, y en este sentido nos dice:
De la misma forma que
hay en torno al falo el brillo del privilegio, hay también la cuestión de la
falta de derecho del lado femenino. Eso no quiere decir que el hombre este tan
privilegiado por su privilegio. Como decía lacan este privilegio es sobre todo
un peso. No tenerlo parece conferir a las cosas de la vida y al propio deseo
una perspectiva más adecuada. El hombre queda un poco embarazado por su
privilegio. Las mujeres pueden embarazarse pero el
hombre ya está embarazado (Miller J.A 2008; 36) Y aquí añadimos nosotros, de
por vida, esmás, nace embarazado
.De acuerdo con lo que nos dice Miller, podemos comprender entonces esta
"angustia de castración", este fantasma de pérdida (imaginaria), ya
sea de bienes, dinero, posesiones, mujeres, etc., que siempre acompañará, a
quienes se ubiquen en la posición masculina, llevándolos a experimentar
cautela, recelo y desconfianza por lo que tienen o han
conseguido y no quieren perder y en otros casos, verdadera angustia de perder ,
llámese: patrimonio, dinero, logros, mujeres, salud, trabajo, etc. Como
sabemos, esto parece ser una de las condiciones de la conducta posesiva y
control que ejercen algunos hombres sobre quien o quienes consideran suyo:
hijos, esposa, auto, posesiones, etc. Es decir, el control y posesión absoluto
de todo aquello que este situado en el orden de los objetos fálicos u objetos
que conformen el falo (imaginario) en otras palabras, su poder. En este mismo orden de la angustia de
perder, nos cuestionamos si es lo que se presentifica también en las
situaciones de enfermedad crónica o de pérdida de empleo, que llevan a algúnos
hombres a resentirse y celar excesivamente a su mujer cuando ella sale a
trabajar para sostenerlo en su padecimiento o problema de desempleo,
imaginándose castrados en tanto débiles y postrados y por tanto con la certeza
obsesiva y comúnmente infundada, de que su mujer va a buscar otro portador de
falo que se erija bien firme en posesiones y logros y en este orden del tener,
tendrían también a su mujer.Ahora bien, de acuerdo con Laurent E., es
importante señalar que también con relación al goce de la palabra se marca la
disimetría entre hombres y mujeres, evidenciándose en la clínica las quejas de
unos y otros en este sentido con el ya conocido rasgo social de que las mujeres
hablan mucho y los hombres no quieren
hablar ,por lo que ellas se lamentan que: él no me habla o, No me habla lo
suficiente ,Yo hablo, y hablo y
él, sólo calla Y deL lado de ellos: Ya cállate , Eso ya me lo dijiste, ¿Por qué
siempre sales con eso?¡Ay, otra vez con lo mismo! ¿Ya vas a empezar? Te pones
histórica, histérica, etc.
Podemos ver aquí la
no concordancia, la no relación entre los sexos, en tanto uno es hombre, la
otra mujer y sus goces, deseos y
expectativas son diferentes. Del lado mujer el goce de la palabra, intentando
rastrear en el partener su deseo y si en éste ella está contenida es decir,
indagando su deseo cree adivinar qué lugar tiene ella en este; si te afecta, te
duele, entonces te importo, me amas; si no dices nada no me contienes no me
escuchas,no te importo.;;;
Del lado de los varones, la clínica con parejas nos muestra que los sujetos ubicados del lado hombre, necesitan silencio para pensar y meditar, por lo que las palabras de quien se ubique del lado mujer, y la presión por que hablen les genera confusión y desconcierto, experimentando al mismo tiempo una urgencia, una demanda de ella porque les resuelva algo en ese momento, lo que no es así y sin embargo esta idea de que se les pide lo que no pueden dar, los repliega y los lleva a la confusión y algunas veces a la culpa, lo que genera a su vez, coraje o desesperación.Menudo problema entonces, que matiza los singulares des-encuentros al interior de la vida conyugal donde mentes ingenuas dicen que lo que les falta es mayor comunicación Y aquí nos cuestionamos ¿Acaso no es suficiente comunicación el que ella hable y él se calle? Claro que si, pues el mensaje aparente para ella es como decíamos: No me importa lo que dices ante lo cual muchas mujeres responden con un enojo mayúsculo agravando aún más el problema, dado que por lo común un hombre no aguanta la agresividad femenina, el bla, bla de los reclamos, el ahora no me toques de la irritación o el enojo. Menudo problema de las posiciones en ser de uno y otro, que hacen las delicias de la vida conyugal!!!!!!!!!!!!!
Del lado de los varones, la clínica con parejas nos muestra que los sujetos ubicados del lado hombre, necesitan silencio para pensar y meditar, por lo que las palabras de quien se ubique del lado mujer, y la presión por que hablen les genera confusión y desconcierto, experimentando al mismo tiempo una urgencia, una demanda de ella porque les resuelva algo en ese momento, lo que no es así y sin embargo esta idea de que se les pide lo que no pueden dar, los repliega y los lleva a la confusión y algunas veces a la culpa, lo que genera a su vez, coraje o desesperación.Menudo problema entonces, que matiza los singulares des-encuentros al interior de la vida conyugal donde mentes ingenuas dicen que lo que les falta es mayor comunicación Y aquí nos cuestionamos ¿Acaso no es suficiente comunicación el que ella hable y él se calle? Claro que si, pues el mensaje aparente para ella es como decíamos: No me importa lo que dices ante lo cual muchas mujeres responden con un enojo mayúsculo agravando aún más el problema, dado que por lo común un hombre no aguanta la agresividad femenina, el bla, bla de los reclamos, el ahora no me toques de la irritación o el enojo. Menudo problema de las posiciones en ser de uno y otro, que hacen las delicias de la vida conyugal!!!!!!!!!!!!!
(Braunstein, 1999; 17) Ahora bien,
siguiendo con la diferencia, tenemos que Laurent, en concordancia con Lacan, nos dice que esta disimetría entre los sexos,
marca también distintos estilos de relación amorosa denominando una categoría
fetichista para el hombre y una condición erotomaníaca para la mujer,argumentando que el fetichismo masculino permite elegir al
hombre ropajes con precisión y en este punto refiere que si la mujer denota
fetichismo con las telas no es por la tela en sí, sino por lo que esta
representa al envolver su cuerpo que se ofrece como objeto causa de deseo ante
la mirada masculina, planteando aquí la necesidad de la palabra de amor para
las mujeres, por lo que nos dice que La erotomanía es, en un gran porcentaje,
femenina (...) El estilo Erotomaníaco, es, que no solamente es él
quien me ama, sino que es él quien me habla. ( Laurent, E). . De
esta manera pudiéramos decir que la erotomanía lleva a una mujer a enamorarse
de un hombre inaccesible del que espera o bien, está convencida de que éste
también la ama, de modo que cualquier señal, el menor signo o rasgo de
simpatía, un atisbo de mirada de éste, lo va a interpretar como señal de amor.
A fin de cuentas una postura delirante y sin embargo, de acuerdo a diversos
autores que siguiendo a Lacan han abordado este tema, tampoco podríamos
considerarlo una perversión o psicosis, del lado de las mujeres o de algunos
hombres quienes en esta postura más allá del falo, con relación al amor y el
goce, entran también en este cuadro Erotomaníaco.(12)
Retomando entonces
las posturas del deseo, los fantasmas y fantasías eróticas en los hombres y las
mujeres,basados en el
fetichismo de ellos y la erotomanía de ellas, nos vamos a encontrar con que del
lado hombre eso, goza en silencio Laurent (2006) es decir, que el fantasma
opera en silencio y aquí podemos encontrar, de acuerdo con el autor, toda una
patología en la masculinidad. Para decirlo claro: el hombre que no debe ser
perturbado por el ruido o por la palabra que, no anda, mientras él está en sus
asuntos ... si hay palabras, éstas tendrían que formar parte del vocabulario en
juego en la sexualidad (Laurent. 2006; 21), es decir, todo aquel lenguaje que
hable de su instrumento, "sí, sí, más, qué grande lo tienes" ( las itálicas son
nuestras) como objeto de goce exclusivo que hace gozar a su partener, y ninguna
otra. A fin de cuentas, pudiéramos entonces decir que existe una frágil
sensibilidad Del lado masculino, y necesariamente también del lado femenino,
desde el momento en que ͞...
es que el ser amado
hable: háblame. La mujer no puede consentir a la sexualidad sino después de una
larga preparación que consiste esencialmente en ser envuelta con palabras
(Laurent, E.) (20)resuelva algo en ese momento, lo que no es así y sin embargo
esta idea de que se les pide lo que no pueden dar, los repliega y los lleva a
la confusión y algunas veces a la culpa, lo que genera a su vez, coraje o
desesperación.
Menudo problema
entonces, que matiza los singulares des-encuentros al interior de la vida
conyugal donde mentes ingenuas dicen que lo que les falta es mayor comunicación. Y aquí nos cuestionamos ¿Acaso no es
suficiente comunicación el que ella hable y él se calle? Claro que si, pues el
mensaje aparente para ella es como decíamos: No me importa lo que dices ante lo cual muchas mujeres responden con un
enojo mayúsculo agravando aún más el problema, dado que por lo común un hombre
no aguanta la agresividad femenina, el bla, bla de los reclamos, el "ahora no me toques" de la
irritación o el enojo. Menudo problema de las posiciones en ser de uno y otro, que
hacen las delicias de la vida conyugal (Braunstein, 1999; 17)
Ahora bien, siguiendo
con la diferencia, tenemos que Laurent, en concordancia con Lacan, nos dice que
esta disimetría entre los
sexos, marca también distintos estilos de relación amorosa denominando una
categoría fetichista para el
hombre y una condición erotomaníaca para la mujer, argumentando que el fetichismo
masculino permite elegir al
hombre ropajes con precisión y en este punto refiere que si la mujer denota
fetichismo con las telas no es por la tela en sí, sino por lo que esta
representa al envolver su cuerpo que se ofrece como objeto causa de deseo ante
la mirada masculina, planteando aquí la necesidad de la palabra de amor para
las mujeres, por lo que nos dice que La erotomanía es, en un gran porcentaje,
femenina (...) El estilo Erotomaníaco, es, que no solamente es él quien me ama,
sino que es él quien me habla en este
mismo orden de la angustia de perder, nos cuestionamos si es lo que se presentifica
también en las situaciones de
enfermedad crónica o de pérdida de empleo, que llevan a algunos hombres a
resentirse y celar excesivamente a su
mujer cuando ella sale a trabajar para sostenerlo en su padecimiento o problema
de desempleo, imaginándose castrados en tanto débiles y postrados y por tanto
con la certeza obsesiva y comúnmente infundada, de que su mujer va a buscar otro
portador de falo que se erija bien firme en posesiones y logros y en este orden
del tener, tendrían también a su mujer.En este sentido, (Verhaeghe, 2001) nos
dice que en lo que respecta al hombre, si hay un producto típicamente masculino,
esto es la pornografía, donde aparece siempre el mismo tipo de mujer, aunque
ataviada de personajes ordinarios, la maestra, la enfermera la doméstica, etc.,
invariablemente con vestimenta reveladora y con senos generosos ordinariamente
de silicona; por otra parte, terriblemente seductora y exageradamente deseosa
de experimentar el sexo en múltiples formas es decir, la mujer ideal para todo
hombre, subordinada, y lujuriosamente ávida del goce sexual que él le pueda
proporcionar
En otros términos
ella es la perfecta proyección del deseo del hombre ya que como nos corrobora el
autor y nos devela la clínica ( ) La sexualidad masculina es visual, está centrada
en sus genitales y tiene como finalidad el orgasmo. Después de eso, el hombre guarda
su material y se da media vuelta,del lado femenino, el autor, asevera que su sexualidad es
menos evidente y que no existe una pornografía femenina, aunque si un deleite
por las historias rosas, revistas del corazón y otras fotonovelas y series del
tipo Ana y el rey de Siam,La novicia rebelde etc., donde el protagonista
masculino tiene múltiples formas sin embargo, algunas constantes se desprenden:
es un hombre especial no por bello pero si en cuanto a posición, no están comprometidos
amorosamente y desde hace tiempo, llevan una vida bastante retirada de lo
social y son ciertamente tímidos por lo que desean ser conquistados; por otra
parte el autor conviene, que aunque el sexo tiene un lugar en la historia,
nunca será un papel preponderante. De la misma manera que la mujer lujuriosa es
la proyección perfecta del deseo masculino, un hombre semejante a ella misma,
es la proyección perfecta del deseo de una mujer. Tampoco los fantasmas mutuos
son intercambiables.
Una mujer no llega a comprender lo que puede atraer a su marido de la pornografía¡Es siempre lo mismo! Y el hombre no puede comprender lo que ella encuentra en esas historias rosas ¡Es siempre lo mismo! (Verhaeghe.2001;28).
Concluyamos entonces, parafraseando nuevamente a Lacan ( Lacan, 1973): "No hay relación posible entre los sexos y de acuerdo con Laurent tampoco la concordancia entre el fantasma masculino y la mística femenina sin embargo, nos dice Lacan está el amor como el único puente que posibilita los encuentros y el sostenimiento aunque no perenne de los partenaires pero eso, es otra historia que a cada cual le tocará escribir una, dos, o acaso muchas más veces o, ninguna.
Una mujer no llega a comprender lo que puede atraer a su marido de la pornografía¡Es siempre lo mismo! Y el hombre no puede comprender lo que ella encuentra en esas historias rosas ¡Es siempre lo mismo! (Verhaeghe.2001;28).
Concluyamos entonces, parafraseando nuevamente a Lacan ( Lacan, 1973): "No hay relación posible entre los sexos y de acuerdo con Laurent tampoco la concordancia entre el fantasma masculino y la mística femenina sin embargo, nos dice Lacan está el amor como el único puente que posibilita los encuentros y el sostenimiento aunque no perenne de los partenaires pero eso, es otra historia que a cada cual le tocará escribir una, dos, o acaso muchas más veces o, ninguna.
Lilia Pérez
Amador
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Investigaciones y
estudios psicoanalíticos CIEP- México
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