En el cap
XII de Psicología de las Masas, Freud nombra las dos únicas cosas que caen
fuera de la serie de la formación de la masa y que además tiene carácter
disolvente respecto a ella: el síntoma y el amor por una mujer. Diferencia en
este punto, "este amor" del formulado en el cap Enamoramiento e
hipnosis. Dice Freud: " El amor por la mujer irrumpe a través de las
formaciones de la masa, de la raza, de la segregación nacional y del régimen de
las clases sociales, consumando así logros importantes desde el punto de vista
cultural". De igual modo que este amor, el síntoma es asocial.
Se
corresponde con la primera parte del cap IV de "El malestar en la
cultura", donde el autor indica, "amor por una mujer que lleva a la
procreación de hijos como primer valor cultural". Aquí Freud plantea que
la convivencia de los seres humanos tuvo un fundamento doble : la compulsión al
trabajo y el poder del amor, pues el varón no quería estar privado de la mujer
como objeto sexual y ella no quería separarse del hijo, carne de su carne.
Agrega, luego, que por la vía del erotismo genital, el ser humano se volvía
dependiente de un fragmento del mundo exterior, del objeto de amor escogido. En
consonancia con esto, en la clase del 21-1-75 del sem RSI, Lacan escribe que
"Un padre...hace de una mujer, objeto a que causa su deseo... De lo que
ella se ocupa, es de otros objetos a que son los hijos".
Para Freud,
el síntoma es "una transacción", "una formación de
compromiso", algo se pierde del deseo para ganar goce fálico que luego se
estanca, se conserva instalando la repetición.
Para Lacan,
en un análisis, gracias al síntoma, el sujeto puede recuperar algo de la
"verdad" de su "deseo", que llega "cifrado y no
reconocido", por lo cual requiere de la interpretación.. Esto
"cifrado y no reconocido" como huella del síntoma, es aquello que el
sujeto cedió, traicionó de su deseo. De esto no pueden no quedar consecuencias
que se delatan por el síntoma a través de la insistencia significante.
Finalmente,
en La Tercera, Lacan dice que el síntoma viene de lo real, el síntoma es ante
todo algo que no cesa de escribirse de lo real, entonces el síntoma no se
reduce al goce fálico. El sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se
pone en cruz para impedir que las cosas anden, que anden en el sentido de dar
cuenta de si mismas de manera satisfactoria. Algo se atraviesa en el medio. La
verdad se olvida. Luego, todo depende de que lo real insista.
Es en este
sentido que también las mujeres expresan sumamente bien lo real porque las
mujeres son no-todas.Según Lacan no existe una esencia de la femineidad y ésta
de todas formas no estriba en la castración. Tampoco existe una identidad
femenina en el sentido de un universal de la mujer, como existe un
"universal" del varón y a esto se refiere cuando afirma que "La
Mujer no existe".
Para el
inconciente, el goce sexual se localiza alrededor del falo, como dijo Freud.
Pero una disimetría se instaura. Un varón centra todo el goce sexual alrededor
del falo. Su goce entonces es "uno": "el goce fálico es el
obstáculo por el cual el varón no consigue gozar del cuerpo de la mujer porque
el goce del órgano es precisamente de lo que goza el", dice Lacan en el
sem XX. Un hombre no podrá gozar de ese cuerpo como todo, gozará de una parte
de él, abordará a la mujer como objeto a, causa de su deseo. Agregamos que esta
localización del goce obstruye al varón la apertura a lo real aunque no la hace
imposible.
En cambio,
el goce de una mujer es doble, dividido, "no todo" fálico. Una parte
se localiza alrededor del falo, según las modalidades especificas del complejo
de castración femenino, mientras que la otra parte permanece desconcentrada, no
representable por el inconciente. Esta parte "otra" del goce es mas
allá de la significación fálica pero no sin pasaje por ella, por lo tanto, no
estriba en un principio único que se podría llamar "femineidad".Aún
así, la mujer puede acceder a la femineidad de modo singular para cada una,
mediante la construcción de una elucubración a partir de los datos de su
inconciente y sometida a las necesidades de su exigencia pulsional.
La identidad
femenina es de cada mujer siendo no toda. Se trata del goce no todo de cada una
que surge contingente. Dice Alejandro Viviani : " Una mujer, de modo
contingente, aparece de manera imprevisible gozando de su cuerpo, "cesa de
no escribirse". Cuando "cesa de no escribirse" desde lo real
surge un sujeto que estará referenciado a la Ley"
En la otra
vertiente, la del objeto resto, la parte no fálica del goce femenino puede ser
angustiosa, puede presentarse como un vacío extraviante o bajo la forma de
excesos repentinos e imprevisibles que pueden desencadenar el acting o caer en
el pasaje al acto.
Al punto que
el ser de ella puede encarnar la pulsión de muerte, en esa actitud tan decidida
y radical en la que se juega para el sujeto, un antes y un después de su acto,
como en el caso de Antígona o de Medea. Es el punto donde la mujer es
incastrable.
"Para
quien está entorpecido por el falo, ¿qué es una mujer?. Es un síntoma" ,
dice Lacan en la clase ya mencionada. Y agrega, lo es, en la medida que el
hombre cree "alli", " uno cree que ella dice efectivamente
algo". Creer alli, creer que hay un lugar éxtimo, creer en lo real. En
efecto, la mujer al igual que el síntoma tiene un carácter hetero con relación
al sujeto. Freud mencionaba al síntoma como "una tierra extranjera
interior".
En Lacan,
una mujer no sólo se inscribe para el hombre como objeto a sino precisamente
como síntoma. La mujer como síntoma quiere decir que el núcleo de goce es petit
a y que la partenaire es aquí envoltura de petit a, exactamente como lo es el
síntoma.
La femme es
la mujer que hizo la identificación no-toda, la que guarda en si, un modo de
figurar lo real. Sólo si es "femme" puede ser síntoma para un hombre.
No así, la mujer fálica, la mujer-madre.
La
pere-versión del padre es hacer a la mujer, objeto a, causa de su deseo, es
decir, hacerla su mina, no tomarla sólo como madre aunque haya mujeres que no
se dejan porque están cerradas a su propio real, aunque haya hombres que no
sepan cómo.
La función
del padre real es hacer de una mujer su síntoma. El padre intercepta el goce
fálico de la madre hacia el niño, evitando que el exceso de este goce sea
vivido como goce del Otro para el niño.
Entonces, el
padre abre la posibilidad al goce fálico, al mismo tiempo que lo limita.
La fórmula
lacaniana "no hay relación sexual" implica que hay una falta de goce
estructural inherente al sujeto que habla, una inadecuación del lenguaje y del
ser que constituye en última instancia la causa del deseo.
Desde ese
punto de vista, el síntoma es mas bien una suplencia de ese goce faltante. Es ,
por lo tanto, un montaje significante sostenido por la versión particular que
tiene el sujeto de lo que es el goce, me refiero al fantasma : un montaje
productor de goce precisamente allí donde no existe un instinto natural que
diga al sujeto cual es su objeto adecuado. El neurótico no quiere saber nada de
esa verdad que dice que el objeto de su felicidad, el objeto adecuado para su
goce, falta irremediablemente. Por eso sostiene que esta falta de la que sufre
es consecuencia de la voluntad de algún Otro. En términos de Lacan diríamos que
sostiene la teoría de que el Otro quiere su castración.
Si no hay
finitud a nivel del sentido del síntoma, es porque no hay relación sexual. Ese
sentido puede tomar la forma de una mujer como síntoma del hombre, en tanto que
éste se definiría como entorpecido por el falo que imagina tener.
El falo es
lo que nos impide tener una relación con algo que sea nuestra contrapartida
sexual. Implica una renuncia a un supuesto goce absoluto. Es lo que nos permite
decir que el goce del Otro es imposible, abriendo el camino a un goce posible,
el goce fálico.
La ley con
su correlato, la castración pone límite a un goce absoluto dando lugar a ese
goce posible y permite el encuentro sexual en términos en que el fantasma de
cada partenaire se dirige a su Otro. Porque no hay relación sexual, el
encuentro sexual es posible.
Nuevamente
en la clase ya mencionada del sem. RSI, Lacan dice que para que un sujeto entre
en análisis, tiene que creer que el síntoma quiere decir algo que habrá que
descifrar. En el sem X, el autor indica que para que el síntoma salga del
estado en el que aun no estaría formulado, es necesario que el sujeto advierta
que hay una causa. Muchas veces ese momento se vincula con el encuentro con una
mujer, a partir del cual se actualiza el síntoma o se produce una interrogación
novedosa en relación al mismo. Creer que ella, la mujer, pudiera decir algo
relativo a una verdad es solidario con creer que algo del propio sujeto puede
ser descifrado. La conección entre el síntoma y una mujer resulta aquí
evidente. "Uno cree lo que ella dice : es lo que se llama el amor"
dice Lacan. Entonces, diremos que el amor es una creencia que pone límite al
poderío fálico del varón.
Aún mas,
podríamos pensar que el encuentro con una mujer se halla, a veces, en las bases
de constitución del síntoma?. Por ejemplo, en el caso del hombre de las ratas,
las ideas obsesivas relativas a la muerte del padre, se articulan con su encuentro
con el Otro sexo.
En el sem
23, clase del 18-10-75, Lacan define el síntoma bajo la forma del "pero no
eso" y articula esta modalidad con la no existencia de la mujer como toda.
Las mujeres son no todas significa que ellas no se prestan a la generalización
falocéntrica. Mas aún, le hacen una frenada al goce fálico del varón.
"Pero
no eso" alude a lo singular, que lejos de
demostrar la regla, la objeta. "Pero no eso", entonces, es la voz que
se levanta frente a toda prescripción de uniformidad.
En cambio,
el fantasma reposa en el "es eso", en el sentido en que su lógica se
liga con la obturación del no todo. Sucede que el fantasma intenta velar como
respuesta al deseo del Otro, en todos los casos, aunque su vacilación indique
la imposibilidad de tal pretención. Entonces, no sólo vela lo real sino que
también es entrada a lo real.El carácter masculino del fantasma masoquista,
paradigma de todo fantasma, se entronca con que elide el no todo, velando así
la diferenciación sexuada.
Podemos
pensar que si una mujer es síntoma de un hombre lo es como lo imposible de
reducir a la generalización fantasmática falocéntrica, apuntando en esa
resistencia a lo singular. Esta función de tapón no es nunca totalmente
cumplida, por el contrario en una relación de un hombre con una mujer siempre
ocurre alguna cosa que cojea, algún fracaso, una falla, "eso no va".
Es por lo que se califica a la mujer de síntoma.
El síntoma
continua indicando lo insoportable, lo imprevisible, lo impensable, lo que
vuelve al mismo lugar. La mujer viene como suplencia de la relación sexual
imposible de escribir, permanece como síntoma.
Si una mujer
es un síntoma, no sabríamos como curarlo. Curarse de una mujer, podría ser el
producto imaginario del fantasma del obsesivo. "La mujer no existe, la
mujer es el sueño de un hombre. Hay mujeres", dice Lacan. Hay mujeres,
también dice J Sabina, hay mujeres veneno, mujeres imán, mujeres de fuego y
helado metal, mujeres consuelo, mujeres fatal.
LILIANA
LAMOVSKY
(*) Reunión
Lacanoamericana de Psicoanálisis, Tucumán, 2003.
BIBLIOGRAFIA
Freud S. :
Psicología de las Masas y Análisis del Yo.
El Malestar
en la Cultura
Lacan, J. :
Sem. La Angustia.
Sem. La
lógica del fantasma.
Sem Aún.
Sem. RSI.
Sem. El
Sinthome.
La
significación del falo. Escritos II.
Cardozo H.
La mujer en la obra de R. Wagner. Ficha.
Viviani A :
Sexualidade : feminina/ masculina. Sao Paulo. Experimento. 1996
PALABRAS
CLAVES : síntoma, goce fálico, goce de la mujer, amor, no hay relación sexual,
femineidad.
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