Perder a alguien a quien queremos siempre supone un duro golpe vital, pero el duelo es un proceso natural por el que la persona atraviesa una serie de fases, no siempre de forma lineal, tales como el shock, la rabia, la negociación, la depresión y la aceptación. Hay individuos que se quedan enganchados en el proceso, enquistados en el dolor, por lo que en ese caso los expertos aconsejan pedir ayuda para alcanzar la serenidad.
Cuando una persona sufre la pérdida de un ser querido, el
abismo se abre bajo sus pies. El dolor se hace presente y la digestión de la
ausencia tarda tiempo, depende de cada persona, porque, «no hay dos duelos
iguales».
Hay que recordar que el duelo es natural, una reacción de
adaptación a la nueva situación tras el fallecimiento o perdida de una persona
significativa en nuestra vida y lleva tiempo. «Cuando una mujer o un hombre
enviudan después de 30 años de relación, toda la vida se rompe y hay que
reorganizarla. Toda pérdida es la ruptura de un proyecto vital, la persona
experimenta que su vida se para en un momento porque una parte de sí se ha
ido», reflexiona. «Muchas muertes son súbitas, por accidentes, enfermedades
rápidas, ese shock necesita su tiempo, y depende de las circunstancias de la
muerte y de la importancia del vínculo con el fallecido que necesitemos más o
menos tiempo para integrar la experiencia».
El duelo no es sólo psicológico. «Hay una sintomatología a nivel físico, emocional, cognitivo, y de comportamiento. Duele el alma, duele el cuerpo, duele la vida», recalca. Hay veces, explica, que la persona se queda «retenida» en el proceso de duelo. «Si a los dos o tres años de la pérdida, en la persona no empiezan a aparecer indicadores de aceptación, tranquilidad interna, el duelo es complicado».
Cada duelo pasa por unas fases bastante comunes según los
estudios de diversos autores, aunque esas fases no son compartimentos estancos,
sino que pueden coexistir, el individuo puede ir hacia adelante y hacia atrás.
Aquí nada es matemático.
La primera fase sería el shock. «Aquí
sobreviene la negación, todo parece irreal, un sueño, cuando escuchan la puerta
de casa creen que se va a abrir y va a entrar el fallecido; la negación es un
mecanismo natural hasta aceptar el impacto».
Luego llega la rabia, «el
mundo sigue y yo no, hay rabia contra el fallecido, ¿por qué te has ido?,
contra la vida, porque lo consiente y si es una persona religiosa puede haber
rabia contra Dios», explica. Con la rabia se empieza a aceptar que lo ocurrido
es real, y hay mucha incertidumbre, «¿qué va a ser ahora de mí?».
En la
fase de la negociación, «pretendemos hacer una suerte de pacto de
cambio, de ser mejores. Haríamos lo que haga falta con tal de que las cosas
vuelvan a ser como eran o que por lo menos encontremos sentido y paz interior
en este caos», aclara. En la fase de la depresión se siente la
pérdida en toda su dimensión. La persona es consciente de que la vida no será
la misma. «Hay interiorización y necesidad de elaborar los recuerdos, repasar
la vida conjunta y sanear asuntos pendientes y finalmente
La fase de aceptación donde
estamos disponibles otra vez para reinvertir energía en la vida».
«No es un proceso lineal, hasta que la persona no reelabora su
proyecto de vida pasa por las distintas fases, hay avances y retrocesos. El
indicador positivo de que el duelo se está superando es cuando predomina esa
emoción serena, aceptación, gratitud por lo vivido y compartido, se recuerda a
la persona con nostalgia, no con ese dolor lacerante de las primeras fases»,
recalca. Incluso en los duelos anticipados, donde los familiares saben que
el final va a llegar, y ven como se apaga lentamente su ser querido por una
enfermedad irreversible, se pasa por estas fases que, como incide esta
psicóloga, no tienen por qué darse el orden cronológico, sino que en muchas
ocasiones coexisten.
Hay una serie de pistas para elaborar el duelo:
permitirse el proceso,
* abrir el corazón al dolor,
* ser conscientes de que recorrer el camino
requiere tiempo;
* se aconseja ser amable con uno mismo,
*no tener
miedo de volverse loco,
*aplazar
las decisiones importantes,
*no
descuidar la salud,
*agradecer
las pequeñas cosas,
*pedir ayuda,
*procurar ser paciente con los demás,
*mucho
descanso,
*una pizca
de diversión,
*confiar en
los propios recursos para seguir adelante,
*aceptar lo
irreversible de la pérdida,
*conocer que,elaborar un duelo no es olvidar,
*aprender a
vivir de nuevo, centrarse en la vida y en los vivos y definir la propia postura
frente a la muerte.
Irse haciendo preguntas a lo largo del proceso. «¿Qué ha
significado esto en mi vida?, ¿qué emociones me despierta?, ¿qué necesito? ,
¿qué o quién me puede ayudar? , ¿qué recursos tengo para superarlo?, ¿cómo
reconstruir el proyecto de vida?, ¿ qué es importante ahora para mí? Y
revisar las prioridades», señala. Los libros sobre duelo ayudan, también llevar
un diario en el que reflejar la experiencia de sentimientos y pensamientos, los
rituales, hacer un álbum de fotos y reordenar la vida conjunta o escribir
cartas al fallecido. Y, por supuesto, los grupos en los que se trata de que
la persona tenga herramientas y prevenir duelos complicados. «Y recordar que si
la persona está estancada, enquistada en el dolor, que pida ayuda, porque hay
duelos difíciles. Se sabe hoy en día que muchos problemas de ansiedad y
depresión tienen en su base duelos no resueltos», explica, para concluir: «No
hay dos duelos iguales».
El duelo emocional es el proceso de adaptación necesario que
debe pasar cualquier persona que ha experimentado una pérdida, para recuperar
su equilibrio y su bienestar. Se ha hablado mucho de las fases del duelo,
también del duelo en una ruptura de pareja (negación, culpa, desesperanza,
rabia y aceptación), pero conviene saber que este período tendrá una duración e
intensidad diferentes en cada caso, que se producirán avances y retrocesos, se
sucederán las fases de un modo a veces no muy lineal, o se mezclaran esas
fases. Lo importante, es tener la seguridad de que nuestra
intervención es la que logrará que el duelo emocional sea lo menos doloroso, y
que de él podamos obtener un aprendizaje útil para nuestra vida.
Es comprensible que
en los momentos iniciales del duelo sea difícil ver algo positivo en
esta vivencia, pero aprender a manejar las emociones y los pensamientos puede
hacer que esta experiencia sea una oportunidad para nosotros, una
oportunidad de aprender, de crecer y de ser personas más capaces
emocionalmente.
El tratamiento para superar una ruptura
Es fundamental que la persona comprenda qué está sucediendo en
este proceso, cómo están funcionando sus Emociones, Pensamientos,
Sensaciones Físicas, y cómo y por qué se está alterando su Conducta. Comprender
estos cambios, es muy importante para sentirnos menos angustiados o
angustiadas, y recuperar paulatinamente el control y el equilibrio.
La clave es entrenar nuestra forma de pensar y
valorar correctamente tanto a la persona que hemos perdido, como a nosotros mismos
o a nosotras mismas. La Autoestima es muy importante para
superar una ruptura sentimental. Se producen errores en el modo en el que
valoramos a la persona que hemos perdido, idealizándola o negándola, pero sobre
todo se produce un juicio hacia uno mismo o una misma en muchas ocasiones
injusto y cruel que no nos ayuda a avanzar.
El psicólogo o
psicóloga tiene como objetivo guiar, enseñar y entrenar, para que la persona
avance con fluidez y con el menor sufrimiento, pero aun más importante, para
que consiga obtener un aprendizaje emocional al superar una ruptura, que le
servirá para su vida futura, para decir cuándo y cómo serán sus nuevas
relaciones afectivas.
Una separación o ruptura de pareja es un
acontecimiento muy estresante y complejo a nivel emocional. Se experimenta como
“pérdida”, pérdida de un proyecto en común y de muchas ilusiones personales. No
es fácil superar una ruptura, pero es muy importante saber que esta y otras
pérdidas emocionales pueden superarse. Para manejar esta intensa y a veces
desbordante emoción, hay que reconocerla, comprender cómo funciona y aprender a
dirigirla, en vez de que ella nos dirija a nosotros o a nosotras.
Superar una ruptura: El Duelo Emocional
Cada ruptura tiene características diferentes, por
las circunstancias en las que se produce, pero sobre todo, por la psicología de
las personas que viven la ruptura. No obstante, hay algo que es común a todos
los procesos para superar una ruptura, es lo que llamamos: duelo emocional.
El duelo emocional es el proceso de adaptación
necesario que debe pasar cualquier persona que ha experimentado una pérdida,
para recuperar su equilibrio y su bienestar. Se ha hablado mucho de las fases
del duelo, también del duelo en una ruptura de pareja (negación, culpa,
desesperanza, rabia y aceptación), pero conviene saber que este período tendrá
una duración e intensidad diferentes en cada caso, que se producirán avances y
retrocesos, se sucederán las fases de un modo a veces no muy lineal, o se
mezclaran esas fases. Lo importante, es tener la seguridad de que nuestra
intervención es la que logrará que el duelo emocional sea lo menos doloroso, y
que de él podamos obtener un aprendizaje útil para nuestra vida.
Es
comprensible que en los momentos iniciales del duelo sea difícil ver algo
positivo en esta vivencia, pero aprender a manejar las emociones y los
pensamientos puede hacer que esta experiencia sea una
oportunidad para nosotros, una oportunidad de aprender, de crecer y de ser
personas más capaces emocionalmente.
Es fundamental que la persona comprenda qué está
sucediendo en este proceso, cómo están funcionando sus Emociones, Pensamientos,
Sensaciones Físicas, y cómo y por qué se está alterando su Conducta.
Comprender estos cambios, es muy importante para sentirnos menos angustiados o
angustiadas, y recuperar paulatinamente el control y el equilibrio.
La clave es entrenar nuestra forma de pensar y
valorar correctamente tanto a la persona que hemos perdido, como a nosotros
mismos o a nosotras mismas. La Autoestima es muy importante
para superar una ruptura sentimental. Se producen errores en el modo en el
que valoramos a la persona que hemos perdido, idealizándola o negándola, pero
sobre todo se produce un juicio hacia uno mismo o una misma en muchas ocasiones
injusto y cruel que no nos ayuda a avanzar.
Lo que sigue a continuación, trata de las pérdidas
emocionales y de cómo manejar la tristeza, una de las emociones que primero
aparecen al superar una ruptura.
Superar una ruptura
Las pérdidas emocionales. Cómo manejar la tristeza
en el duelo.
Podemos superar una ruptura de pareja y
convertirla en una oportunidad de crecimiento personal.
Una ruptura de pareja es uno de los eventos
vitales que generan mayor impacto emocional. Conocer y comprender este proceso
es esencial para superarlo, avanzar y renovar la ilusión y la motivación
perdidas.
Los pensamientos negativos en la ruptura de pareja
¿Por qué a mi? ¿Qué voy a hacer? Lo necesito. No
volveré a sentir así. No aguantaré este dolor. Después de tanto tiempo juntos. Lo
es todo para mi.
En estos
momentos lo normal es tener pensamientos catastrofistas, pero recuerda que
estos pensamientos, no por tenerlos van a ser ciertos.
Tener pensamientos catastrofistas no significa que
vayan a cumplirse
La ruptura de pareja, posiblemente es una de las
situaciones más complejas emocionalmente por las que podemos pasar. Nos
sentimos tristes, sentimos rabia, culpa… Pero estas emociones son normales y
las podemos gestionar. Dependen de nosotros.
Una
oportunidad para realizar cambios necesarios en nuestra vida.
Una
ruptura no solo es la pérdida de la pareja, también cambian muchas cosas en nuestra
vida, nuestras amistades, nuestra casa, nuestro estilo de vida… y todo eso son
pérdidas que requieren de un proceso, de un tiempo, como cualquier otro duelo.
Fases:
1. Impacto. Negación. Aislamiento. No aceptar.
En un primer momento es una fase de shock, donde
sentimos un montón de emociones que nos desbordan. Esta primera fase hace que
nos asustemos y que nos centremos en las y nos desborden.emociones
2. Confusión. Dudas. Contradicciones. Ira.
Hay un segundo momento que pasas de una especie de
montaña rusa. Tienes sentimientos diferentes. Por una parte crees que puedes
con esta situación, pero por otra sientes que no lo vas a superar.
3. Análisis. Examen. Tristeza. Rumiación.
Hay otra fase donde le dedicamos mucho tiempo a
revisar la relación. Intentamos encontrar sentido a lo que ha pasado. Nos
hacemos preguntas, si lo podríamos haber hecho de otra manera. Es un momento en
el que le damos muchas vueltas a las cosas, y tenemos que ser cautelosos con
esto.
4. Aceptación. Ilusión. Normalidad. Motivación.
Con el tiempo el dolor se va reduciendo. Llegas a
un momento de mas calma, donde empieza a aparecer ilusión, y miras al futuro de
otra manera. Y aunque en ocasiones te acuerdes de tu expareja, sientes que esa
etapa ya ha pasado.
Consejos
para avanzar. Recuperar la normalidad
1. Aceptación. Ten paciencia.
Acepta lo que te ha sucedido. No te impacientes.
Todos los duelos necesitan de un tiempo.
2. Emociones. No las tengas miedo.
No tengas miedo a las emociones que estás
sintiendo. Entiende que son emociones normales. Pueden aparecer rabia o celos.
No te dejes llevar por ellas.
3. Pensamiento. No seas alarmista.
Cuida tu forma de pensar sobre ti y sobre tu
futuro. No seas alarmista.
4. Obsesión. Pasa página.
Estar atento, intentar obtener información sobre
tu “ex”, estar obsesionado en redes sociales, no es conveniente. Ten
cuidado con esto.
5. Realismo. Confía en superarlo.
Ten expectativas realistas sobre ti y sobre lo que
va a pasar. Vas a volver a estar bien.
6. Normalidad. Recupera tu vida.
En estos momentos lo normal es no sentirse bien
del todo, pero intenta volver a tu vida normal, salir con tus amigos, volver a
tus actividades. Eso te va a ayudar.
7. Expresividad. Cambia de tema.
En estos momentos es normal que te apetezca hablar
de todo lo que ha sucedido; hablar de ello con tus amigos es bueno, pero
céntrate en otros temas.
8. Oportunidad. Crece como persona.
Aprovecha este momento para pensar en ti. Es una
oportunidad para recuperar actividades que habías dejado de hacer o para buscar
otras que te gusten.
9 Se eficaz y práctico recurre a un Psicólogo o
psicóloga
No siempre estamos en un momento con la capacidad
para superar lo que nos está pasando. Si esto te supera cuenta con un profesional para hacer que este proceso sea más sencillo para ti.
Conclusión
Una ruptura es un proceso natural por el que todos
podemos pasar en nuestra vida. Pero también lo podemos ver como una oportunidad
de crecimiento y de aprender con esta experiencia. Cómo lo vivamos depende de
nosotros.
Lic. Diana Gurny
Lic. Diana Gurny
El psicólogo o psicóloga tiene como objetivo guiar, enseñar y entrenar, para que la persona avance con fluidez y con el menor sufrimiento, pero aun más importante, para que consiga obtener un aprendizaje emocional al superar una ruptura, que le servirá para su vida futura, para decir cuando y cómo serán sus nuevas relaciones afectivas.
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