Seminario 18.....
La mujer respecto del goce sexual, esta en posición de
puntuar la equivalencia del goce y la apariencia. En esto reside la distancia
en que el hombre se encuentra. Si hablé de la hora de la verdad, es porque toda
la formación del hombre esta hecha para responder a ella manteniendo a pesar de
todo el estatuto de su apariencia. Es
por cierto más fácil para el hombre afrontar a cualquier enemigo sobre el plano
de la rivalidad que afrontar a la mujer en tanto ella es el soporte de la
verdad: que hay apariencia en la relación del hombre con la mujer. En verdad,
que la apariencia sea aquí el goce, para el hombre entiendo, es indicar
suficientemente que el goce es apariencia. Porque está en la intersección
de estos dos goces el hombre sufre como máximo el malestar de esta relación que
se designa como sexual; como decía el otro, esos placeres que se llaman
físicos. Por el contrario nadie mejor que la mujer -y aquí ella es el Otro-
sabe lo que es disyuntivo respecto del goce y de la apariencia.
Es porque ella es la presencia de ese algo que
la mujer sabe, a saber: que goce y apariencia, si son equivalentes en una
dimensión de discurso, no por eso son menos distintos en la experiencia que la
mujer representa para el hombre la verdad, muy simplemente, a saber, la única
que puede dar lugar en tanto que tal a la apariencia. Es necesario decir
que todo aquello que se nos enunció como el resorte del inconsciente no
representa más que el horror por esta verdad. Todo esto por supuesto, recién
hoy trato, por así decir, intento desarrollárselos como se lo hace con una flor
japonesa; algo que quizá no es especialmente agradable escuchar para todos, es
lo que se empaqueta generalmente bajo el registro del complejo de castración.
Mediante lo cual, con esta etiqueta, todo el mundo está tranquilo, se lo puede
dejar de lado. No hay nada que decir, sólo que está ahí; cada tanto se le hace
una pequeña reverencia. Pero que la mujer sea la verdad del hombre, que esta
vieja historia proverbial cuando se trata de comprender algo, del -cherchez la
femme(7) al que se le da naturalmente una interpretación policial sea, algo
bien distinto, a saber que para tener la
verdad de un hombre, conviene saber cual es su mujer, , por supuesto llegado el caso, su esposa; y
por qué no: es el único lugar donde eso puede tener un sentido, lo que alguien,
un día, entre mis allegados llamó el pesa -persona. Para sopesar a una persona,
nada mejor que sopesar a su mujer cuando se trata de un hombre. Cuando se trata
de una mujer no es lo mismo, porque la mujer tiene una gran libertad con
respecto a la apariencia: ¡ella llegará a dar peso a un hombre que no tiene
ninguno!. Son verdades que por supuesto en el curso de los siglos ya se
habían observado después de mucho tiempo, pero que sólo se decían de boca a
boca, si puedo decirlo. Y se hizo toda un literatura, que existe, se trataría
de conocer su amplitud. Naturalmente esto sólo tiene interés si se toma lo
mejor. Alguien por ejemplo de quien [habría que encargarse un día], Balthazar
Gracián que era un jesuita eminente y que escribió cosas de las más
inteligentes que se puedan escribir. Su inteligencia es absolutamente
prodigiosa en esto que todo eso de lo cual se trata, a saber, establecer lo que
se llama la santidad del hombre, en resumen, [¿qué?, su libro sobre el
cortesano de la corte (de apariencia)] dos puntos: ser santo es el único punto
de la civilización occidental en la cual la palabra santo tiene el mismo
sentido que en chino; tehen-tehen. Observen este punto porque esta referencia,
porque de todas maneras ya es tarde y hoy no los introduciré. Este año les haré
algunas pequeñas referencias, a los orígenes del pensamiento chino. Sea lo que
sea -sí me di cuenta de una cosa, quizá soy lacaniano porque en otro tiempo
estudié chino -con esto quiero decir que me doy cuenta [al releer los ardides]
cosas como esas, que yo había recorrido atropelladamente como un tonto, me di
cuenta al releerlas que esta al mismo nivel con lo que cuento. No sé, les doy
un ejemplo: en Mencius, que son libros fundamentales, canónicos del pensamiento
chino hay un tipo que por otra parte es su discípulo, que no es él -pero que
comienza enunciando cosas como estas-: Lo que ustedes no encontraran del lado
del Yen (es decir, del discurso) no lo busquen del lado del vuestro espíritu-
esto, se los traduzco como espíritu es Sin, pero eso quiere decir que no
designaba, era aunque parezca increíble el espíritu, el Geist de
Hegel....................
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