¿Demasiado madres?: Pros y contras de
la crianza con apego
La teoría de la crianza de apego plantea lactancias largas,
dormir con los hijos y no usar cochecito.
La periodista Juana Gallego, directora del máster de Género y Comunicación de la UAB, quien también detecta un retroceso claro del papel de la mujer en esta fiebre del apego. "Para mí es una tendencia que surge a partir de corrientes que se producen de forma casi inconsciente", explica, "a menudo fruto de una coyuntura económica: cuando hay una expansión se tiende a que las mujeres se incorporen al mundo público mientras que en la época de recesión, vamos para casa"
El contacto físico, clave en la crianza de apego
Claves de la crianza de apego
Lactancia
prolongada
Dormir con los
hijos.
Cargar con los
hijos y no usar cochecito.
Estar siempre
pendiente de sus necesidades y adaptarse a ellas.
La llamada crianza de apego se está convirtiendo en
tendencia en Occidente. En especial, entre mujeres de clase media, con
educación superior, que consideran que la mejor forma de criar a los hijos se
basa en el máximo contacto físico y en un retorno a lo natural. Sus partidarios
aseguran que es más saludable para los niños, pero los críticos lo ven como
otra forma de competir por quién es más madre, además de un retroceso para el
feminismo.De niño, el psicólogo John Bowlby vio muy poco a su madre. Sólo una
hora al día después de cenar. A su padre, médico del rey de Inglaterra, ni eso.Bowlby
nació en Londres en 1907 en una familia acomodada. Fue criado por niñeras y a
los 10 años lo mandaron a un internado, otra costumbre muy inglesa. A Bowlby,
aquel flagrante desapego de sus padres -considerado en la sociedad
posvictoriana la mejor manera de educar a los niños-, lo marcó tanto que dedicó
su vida a estudiar sus consecuencias. Está considerado el padre de la llamada
"teoría del apego" que, en esencia, postula que para que el
desarrollo social y emocional sea normal, los humanos necesitan formar un
estrecho vínculo emocional con un cuidador, al menos durante los primeros seis
meses de vida.
Bowlby formuló su teoría a mediados del siglo pasado, cuando
Naciones Unidas le encargó un informe sobre las consecuencias de la orfandad en
la Europa de la posguerra. Su énfasis en la importancia de establecer una
sólida relación afectiva con los hijos se ha hecho incontestable. Hoy el afecto
es un pilar de la crianza, considerado tan necesario como la alimentación y la
educación.
Una madre: "Optas por un parto natural, luego no
quieres ceder la responsabilidad de educar a tus hijos... la lactancia
prolongada, el colecho... es un encadenado"
Pero, con el paso del tiempo, la teoría de Bowlby se ha ido
transformando. De la teoría del apego se ha pasado a la llamada crianza de apego, que postula que para
lograr este apego las madres han estar, literalmente, enganchadas al niño, y no
sólo durante los primeros seis meses. ¿Cómo? Mediante prácticas como la
lactancia prolongada, dormir con los hijos (colecho), llevarlos encima y no en
cochecito (el porteo) y estar constantemente pendiente de sus necesidades.Este
concepto nace en Estados Unidos y tiene uno de sus principales impulsores en el
pediatra William Sears. Sears y su esposa Martha, enfermera, son un matrimonio
profundamente religioso. Padres de ocho hijos, han publicado más de treinta
libros. En el más famoso, The 'Attachment Parenting Book', no hay referencias a
Bowlby, pero sí un sinfín de indicaciones para convertirse en los mejores
padres -y, sobre todo, madres-, a través de una dedicación intensa. Según los
Sears, quienes sigan su estilo de crianza conseguirán unos niños
"maravillosamente especiales". No sólo "más inteligentes"
que el resto, como escriben, sino también con mejor salud, mejor desarrollo y
mejor comportamiento.
Las directrices para conseguirlo son siete: estrecho vínculo
posparto; lactancia materna (prolongada y a demanda); porteo; colecho;
respuesta al llanto; equilibro y límites, y, finalmente, desconfiar de los
consejos de los "adiestradores de niños".
Tendencia en EEUU
En las últimas dos décadas la crianza de apego se ha ido convirtiendo
en la tendencia dominante en Estados Unidos, ya que es habitual entre las
mujeres blancas, de clase media y con estudios superiores. Se da asimismo entre
las famosas: Pamela Anderson tuvo a sus dos hijos en un parto en casa, los
amamantó durante más de un año y dormía con ellos. Angelina Jolie declaró en el
2007 que la familia dormía junta, en una cama especialmente diseñada.La crianza
de apego ha irrumpido también en España, donde también se la conoce como
"crianza natural" o "respetuosa". "Hace unos años sólo
cuatro hippies iban con el bebé pegado todo el día, ahora esa tendencia ya
lleva logo institucional", explica Miriam, madre de dos niñas de 3 y 6
años. Miriam colabora en el espacio 'Yoga con Gracia', en el barrio homónimo
barcelonés, donde se reúnen las "mamás graciosas". Un grupo que, como
se definen en su blog: "Comparte ideas y recursos en torno a la maternidad
y crianza respetuosas, con apego y graciosas".
El contacto, clave en la crianza de apego.
Al inicio, Miriam no era consciente de estar practicando una
crianza determinada: "Pero al final terminas siendo de la secta -bromea-,
porque una cosa te lleva a la otra: empiezas queriendo recuperar un embarazo
más consciente con tu cuerpo; llega el parto y optas por el parto natural y
después, no quieres ceder la responsabilidad de la educación de tus hijos y
buscas opciones de crianza compartida". Sin olvidar: "La lactancia
prolongada y el colecho multitudinario, ¡cuatro en la cama! Es un
encadenado", concluye.
Miriam ha reunido para este reportaje a cinco mamás de
apego, además de a dos padres, los cuales quieren reivindicar el papel
masculino en este tipo de modelo. Aunque todas crían a sus hijos básicamente de
la misma manera (lactancia prolongada, porteo, colecho y con alternativas a la
guardería), a ninguna les gusta la idea de etiquetarse. Raquel, que tiene un
niño de 3 años, ve su decisión de apostar por el apego como: "Un proceso
natural, equiparable al empoderamiento ciudadano en la política, en contra de
un sistema capitalista, neo-liberal, que ofrece muy poco tiempo para la
crianza". Para Natalie, profesora de inglés y con un niño también de 3
años, la crianza natural es algo que literalmente ha mamado: "Éramos seis
hermanos, mi madre nos dio a todos lactancia prolongada, dormíamos con ella,
hemos crecido en el campo, hemos jugado con no juguetes: todo muy
natural", resume. Para ella: "No criar a mi hijo pero trabajar para
un tío que me paga es una forma de esclavitud".
Adaptarse a las necesidades del niño
Mientras hablan, sus hijos juegan libremente por la sala de
yoga, haciendo un ruido considerable que dificulta que los adultos se
entiendan. En ningún momento se les pide que bajen el nivel sonoro: otro de los
pilares de esta crianza es adaptarse a las necesidades del niño; si grita, será
por que lo necesita. Es el infante, sabio por naturaleza, quien dirige su
educación. Por tanto, es habitual que desde pequeñito, elija incluso algo tan
fundamental como cuándo y dónde quiere irse a dormir. Rodolf, un padre del
grupo, explica que su hijo de 5 años es quien escoge si le apetece dormir con
ellos o no: "Hacemos un colecho muy flexible. Él va y viene con total
libertad".
Crianza de apego Las partidarias de este sistemas están
encantadas con la crianza intensiva
¿No es excesivo, este estar constantemente pendiente?
"No es cuestión de estar encima, sino de estar atento a sus
necesidades", matiza Maite, madre de tres hijos y abogada, aunque no
ejerce en la actualidad. Ella explica lo que busca en este modelo: "Es que
mis hijos no se desconecten nunca de lo que sienten, de lo que les pasa".
Las cinco entrevistadas aseguran estar encantadas con esta
crianza intensiva. Este estar constantemente pendientes no les parece ni un
punto masoquista ni exagerado. Ante tanta unanimidad, la pregunta es si los
niños criados así son diferentes. "Al tener sus necesidades emocionales
cubiertas desde el principio sí, son distintos", afirma Natalie. Maite
opina lo mismo: "El niño ha tenido el amor, el abrazo, ha sido cogido
cuando ha llorado" Tendrá una confianza en sí mismo que creo que sólo se
puede conseguir con una crianza de apego". Aunque todavía no puede
probarlo empíricamente, también cree que tendrá una adolescencia distinta:
"Porque si ya te damos lo que necesitas no lo vas a tener que buscar
cuando eres adolescente o adulto".
No coincide tanto con ellas Eugenia,
psicóloga y madre de dos niños: "Para mí es un error enfocarnos en esta
crianza por resultados tipo 'quiero que mi hijo tenga una adolescencia mejor'.
Puede haber personas que crían con lactancia prolongada, porteo y colecho y no
transmiten un apego seguro", señala. Eugenia es la única del
grupo que cita a John Bowlby y a
otro teórico del apego, el psicólogo Peter
Fonagy. "Me interesé por este tema cuando estudié la carrera -cuenta-,
aunque ellos no tradujeron sus teorías a
ningún tipo de crianza. Eran teóricos a secas".
Ideas antifeministas
De convertir una teoría en una práctica se han encargado
autores como el citado Sears, no sin críticas. Entre ellas, las de la doctora
estadounidense Amy Tuteur, obstetra, madre de cuatro hijos y divulgadora
médica. "Uno de los problemas con los Sears y otros gurús del apego es que
transmiten el mensaje, sin base científica, de
que los niños criados con este intenso contacto físico van a ser mejores",
explica en conversación telefónica con Magazine.
La obstetra Amy Tuteur es crítica;
cree que la crianza de apego "promueve ideas en su mayoría antifeministas,
normalmente dictadas por hombres"
Tuteur ha publicado el libro 'Push Back: Guilt in the Age of
Natural Parenting' ('Retroceso: la culpa en la era de la crianza natural', Dey
Street Books). En él denuncia la presión sobre las madres de este modelo que
equipara a un culto. "Lo escribí porque recibo muchos mensajes de madres
que se sienten fatal al creer que estaban fallando por no seguir los dictados
de la crianza natural: me parece una presión injusta e innecesaria",
explica. En un momento en el que se es más vulnerable, Tuteur denuncia una
competencia insana por quién es la madre más apegada o la que ha tenido un
parto más natural. "He visto a demasiadas mujeres que se consideraban
fracasadas porque su bebé -sanísimo, por cierto-, había nacido por cesárea o
habían recibido la epidural. En ocasiones, me he preguntado si el parto no era
más importante que el bebé". La doctora lamenta la distorsión que se ha
dado a las teorías de Bowlby. "El nombre que los Sears han escogido es muy
bueno, porque todos han oído hablar de la teoría del apego y saben que el apego
es importante", dice. También denuncia que se dé el mensaje de que el
apego es difícil, que sólo se conseguirá siguiendo determinadas directrices: "¡No
es cierto; es algo espontáneo!", exclama indignada. "En treinta años de carrera he observado que lo más importante
para los niños es que sepan que sus padres los quieren, pero que el método
específico de nacimiento y de alimentación y el número de horas que han sido
cargados al día, son irrelevantes. Los bebés no necesitan una madre perfecta
sino una madre lo suficientemente buena", sintetiza.
Incluso Carlos
González, autor de superventas como 'Bésame mucho' (Temas de Hoy), comenta, vía
email, que "eso de 'crianza con apego' no tiene mucho sentido. El
apego es una necesidad básica del ser humano y todos los niños tienen apego. No
depende ni de la lactancia ni del porteo, que son cosas que están bien, pero no
son el apego en el sentido psicológico del término".
Apego o amor
Este pediatra está considerado uno de los referentes de la
crianza natural en España, por lo que sorprende que aproveche este reportaje
para aclarar que "nunca he usado (que yo recuerde) términos como 'crianza
natural' o 'con apego'". Lo que él recomienda, explica, le parece lo más
convencional del mundo: "Lo que ofrezco es libertad: si quieres coger al
niño en brazos, puedes hacerlo; si quieres metértelo en la cama, puedes
hacerlo, si quieres darle el pecho sin mirar el reloj, puedes hacerlo".
El pediatra Carlos González rechaza el término apego, pero
aconseja "libertad para coger al niño en brazos, o metértelo en la cama o,
si quieres, darle el pecho sin mirar el reloj.
Publicado en el 2003, 'Bésame mucho' está considerado una
respuesta –tanto ideológica como de mercado editorial– a una tendencia de
crianza más conductista, que apuesta por unas determinadas rutinas y límites,
sintetizada por el método para enseñar a dormir a los niños del doctor
Estivill; la bestia negra de las madres de apego. En el libro de González (que
se define como " la guía definitiva para criar con amor"), se insta a
"respetar" al niño. También dedica páginas a rebatir lo que llama
"la puericultura fascista" y a explicar a los padres que el que un
bebé duerma de un tirón por la noche no es tan habitual, así que es mejor
dormir con él y darle de mamar cada vez que se despierte.
En el libro existe una clara polarización entre lo que llama
la crianza convencional (que, según él, ve a los hijos como
"enemigos" a los que domesticar), y la suya, que los considera como
"amigos" a los que entender. El término medio, dice, no es posible:
"Lo que comento sobre el niño 'amigo o enemigo' no se refiere a dos tipos
de padres, sino a dos marcos teóricos en los que parecen basarse los libros o
los consejos al respecto. Y precisamente critico esa supuesta primacía del
término medio que, en algunos temas, no produce moderación, sino más bien
híbridos contra natura", asegura.
Compartir cama con los hijos, otra de las recomendaciones de
esta teoría.
En un mundo cada vez más polarizado, el apego se está
instaurando con fuerza, ante un cierto asombro de quienes creen que se puede
amar a los hijos sin ejercer esta maternidad tan intensa para, entre otros,
desafiar al sistema. El sistema sin embargo, también se nutre de una tendencia
que, como señala la doctora Tuteur, es un "negocio enorme".
Pero para ella, lo más escandaloso de esta crianza natural es que
"promueve ideas en su mayoría antifeministas, normalmente dictadas por
hombres", añade. Un retorno a la época en la que el principal papel de la
mujer era quedarse en casa, al cuidado de los hijos. Este retroceso ha sido
denunciado por la filósofa francesa Elisabeth Badinter, quien en el libro La
mujer y la madre (La Esfera de los Libros), califica esta maternidad intensiva
como "una nueva forma de esclavitud". Badinter asegura que esta nueva
tendencia que, "por razones etológicas y ecológicas" empuja a las
mujeres a parir en casa, así como a rechazar la epidural, a amamantar a su bebé
sin parar y usar pañales reutilizables, lo que hace, en el fondo, es forzarlas
a abandonar los avances "que las han liberado".
Retroceso de la mujer
"Yo creía que la libertad femenina es tener igualdad de
derechos legales y económicos, de acceso a la educación, a la
política...", rebate Carlos González, para quien la liberación de la
mujer: "Será poder hacer con mi hijo lo que quiera: cogerle cuando quiera,
darle el pecho cuando quiera o ponerlo a dormir donde yo quiera". No
coincide con él la periodista Juana Gallego, directora del máster de
Género y Comunicación de la UAB, quien también detecta un retroceso claro del
papel de la mujer en esta fiebre del apego. "Para mí es una tendencia que
surge a partir de corrientes que se producen de forma casi inconsciente",
explica, "a menudo fruto de una coyuntura económica: cuando hay una
expansión se tiende a que las mujeres se incorporen al mundo público mientras
que en la época de recesión, vamos para casa".
Gallego añade que estamos en un momento de
"individualismo exacerbado", donde lo colectivo ha perdido peso y
cada uno tiene que resolver sus problemas de forma individual. "Y dentro
de esta tendencia detecto que el feminismo, como movimiento emancipatorio
colectivo, se está desmontando", lamenta. Madre de dos hijos ya
emancipados, reivindica el sentido común en la crianza: "Ni dejar
llorar al niño hasta desgañitarse ni estar pendiente todo el día, porque
entonces se creen el centro del mundo y después el mundo... ¡No es así!"
eva millet
eva millet
http://www.diarioinformacion.com/sociedad/2017/01/19/madres/1850817.html
Educación infantil
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