El síndrome de Ulises.
Las
relaciones entre el estrés social y la salud mental constituyen un tema cada
vez más relevante en la investigación y en la atención clínica (mobbing,
burn-out…) pero si existe un área en la que los estresores psicosociales poseen
una dimensión cuantitativa y cualitativamente relevante y difícilmente
discutible desde la perspectiva de sus relaciones con la salud mental esa área
es la de las migraciones del siglo XXI. Emigrar se
está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que posee unos
niveles de estrés tan intensos que llegan a superar la capacidad de adaptación
de los seres humanos. Estas personas son las candidatas a padecer el Síndrome
del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple o Síndrome de Ulises (
haciendo mención al héroe griego que padeció innumerables adversidades y
peligros lejos de sus seres queridos). El conjunto de síntomas que conforman
este Síndrome constituyen hoy un problema de salud mental emergente en los
países de acogida de los inmigrantes.
El Síndrome de Ulises es un cuadro reactivo de estrés ante situaciones
límite que no pueden ser elaboradas, no es el duelo migratorio clásico,
sino una variante extrema de este duelo que afecta a los inmigrantes en
situación extrema del siglo XXI. Es importante remarcar que El Síndrome
de Ulises no es un trastorno mental, sino un cuadro intenso de estrés.
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En este
trabajo se postula que existe una relación directa e inequívoca entre el grado
de estrés límite que viven estos inmigrantes y la aparición de sus síntomas
psicopatológicos. El Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple se
caracteriza, por un lado, porque la persona padece unos determinados estresores
o duelos y, por otro lado, porque aparecen un amplio conjunto de síntomas
psíquicos y somáticos que se enmarcan en el área de la salud mental (ámbito que
es más amplio que el de la psicopatología, tal como analizaremos en el apartado
3 . 5)
Entendemos por estrés “un desequilibrio sustancial entre las demandas ambientales percibidas y las capacidades de respuesta del sujeto” y por duelo “el proceso de reorganización de la personalidad que tiene lugar cuando se pierde algo significativo para el sujeto”. Podríamos establecer una correlación entre los dos conceptos señalando que “el duelo es un estrés prolongado e intenso”.
Tal como planteamos, existirían 7 duelos en la migración: la familia y los seres queridos, la lengua, la cultura, la tierra, el estatus social, el contacto con el grupo de pertenencia y los riegos para la integridad física. Estos duelos se darían, en mayor o menor grado en todos los procesos migratorios, pero no es lo mismo vivirlos buenas condiciones que en situaciones extremas.
Consideramos que habría que diferenciar desde la perspectiva de la
dificultad en la elaboración del duelo, y por lo tanto en su potencialidad
psicopatógena, tres tipos de duelos:
•El duelo simple: es aquel que se da en buenas condiciones y que puede ser elaborado.
•El duelo
complicado: cuando existen serias dificultades para la elaboración del duelo
•El duelo
extremo: es tan problemático que no es elaborable, dado que supera las
capacidades de adaptación del sujeto. Este sería el duelo propio del Síndrome
de Ulises
Así, en relación al duelo por la familia que se vive en la migración, 1) el duelo simple se daría, por ejemplo, cuando emigra un adulto joven que no deja atrás ni hijos pequeños, ni padres enfermos, y puede visitar a los familiares. 2) el duelo complicado sería aquel en el que se emigra dejando atrás hijos pequeños y padres enfermos, pero es posible regresar, traerlos…, y 3) el duelo extremo se daría cuando se emigra dejando atrás la familia, especialmente cuando quedan en el país de origen hijos pequeños y padres enfermos, pero no hay posibilidad de traerlos ni de regresar con ellos, ni de ayudarles.
Malos
tiempos aquellos en los que la gente corriente ha de comportarse como héroes
para sobrevivir. Ulises era un semidios que, sin embargo, a duras penas
sobrevivió a las terribles adversidades y peligros a los que se vio sometido.
Pero las gentes que llegan hoy a nuestras fronteras tan sólo son personas de
carne y hueso que sin embargo viven episodios tan o más dramáticos que los
descritos en la Odisea. Soledad, miedo, desesperanza, ..las migraciones del
nuevo milenio que comienza nos recuerdan cada vez más los viejos textos de
Homero “ ...y Ulises pasábase los días sentado en las rocas, a la orilla del
mar, consumiéndose a fuerza de llanto, suspiros y penas, fijando sus ojos en el
mar estéril, llorando incansablemente...” (Odisea, Canto V). O el pasaje en el
que Ulises para protegerse del perseguidor Polifemo le dice “preguntas cíclope
cómo me llamo…, voy a decírtelo. Mi nombre es Nadie y Nadie me llaman todos…”
(Odisea Canto IX). Si para sobrevivir se ha de ser nadie, se ha de ser
permanentemente invisible, no habrá identidad ni integración social y tampoco
puede haber salud mental.
Habría que
diferenciar tres aspectos en el debate sobre la problemática en salud mental de
estos inmigrantes, en situación extrema, y así hemos estructurado este
trabajo, por un lado:
• Estudio
de los estresores, que son los que delimitan el Síndrome
• Por otro
lado el estudio de los síntomas (Síndrome es conjunto de síntomas)
• En
tercer lugar el diagnóstico diferencial de la sintomatología que presentan con
otras alteraciones psicológicas que se dan en los inmigrantes.
Delimitación de los
estresores y duelos de los inmigrantes en situación extrema
1. 1.
Haremos referencia en este apartado a los estresores que delimitan y definen el
Síndrome que estamos abordando. Ya hemos señalado que el Síndrome del
Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple se define precisamente por sus
estresores (tal como su propio nombre indica) por lo que consideramos muy
importante delimitarlos, dado que si no, carecemos de criterios para
identificar el cuadro. Por otra parte, es importante señalar que no se trata
tanto de describir los estresores de los inmigrantes del siglo XXI ( dado que
son conocidos, y en nuestro medio son muy relevantes los trabajos de Aparicio
2002, Arango 2002, ) sino de delimitarlos específicamente desde la perspectiva
de sus relaciones con la salud mental. Estos estresores serían:
a. La soledad. La separación
forzada de la familia y los seres queridos
En primer
lugar el duelo por la familia que tiene que ver con la soledad y la separación
de los seres queridos, especialmente cuando se dejan atrás hijos pequeños (o
padres ancianos y enfermos) a los que no puede traer consigo, ni ir a visitar
porque habría la imposibilidad del retorno a España al no tener papeles. Por
otra parte, el inmigrante, tampoco puede volver con el fracaso a cuestas de no
haber podido salir adelante en la migración. Sin embargo, esta situación no tan
sólo afecta a los sin papeles, ya que también hay inmigrantes que no pueden
traer a su pareja y a sus hijos por otras causas, como por ejemplo porque
aunque tengan papeles no tienen los requisitos económicos básicos que se
requieren para autorizar la reagrupación familiar: si se trabaja en condiciones
de explotación es muy difícil tener el nivel de vida y de vivienda que se
requiere para que el notario autorice la llegada de los familiares. Y por otra
parte aún tenemos constancia de casos en los que poseyendo papeles, teniendo el
nivel de vida requerido se ponen a los inmigrantes de todo tipo de pegas para evitar
la reagrupación familiar.
La soledad
forzada es un gran sufrimiento. Se vive sobre todo de noche, cuando afloran los
recuerdos, las necesidades afectivas, los miedos…Además los inmigrantes
provienen de culturas en las que las relaciones familiares son mucho más
estrechas y en las que las personas, desde que nacen hasta que mueren, viven en
el marco de familias extensas que poseen fuertes vínculos de solidaridad, por
lo que les resulta aún más penoso soportar en la migración este vacío afectivo.
Este duelo
tiene que ver con los vínculos y el apego, con el dolor que producen las
separaciones.
b. duelo
por el fracaso del proyecto migratorio
En segundo
lugar el sentimiento de desesperanza y fracaso que surge cuando el inmigrante
no logra ni siquiera las mínimas oportunidades para salir adelante al tener
dificultades de acceso a “los papeles”, al mercado de trabajo, o hacerlo en
condiciones de explotación. Para estas personas que han realizado un ingente
esfuerzo migratorio (a nivel económico, de riesgos físicos, esfuerzo…) ver que
no se consigue salir adelante es extremadamente penoso. Por otra parte ligando
lo que señalamos con el apartado anterior, hemos de decir que el fracaso en
soledad aún es mayor. Y además si el inmigrante decidiera regresar, la vuelta
siendo un fracasado resultaría muy penosa: hay incluso zonas de Africa en las
que se considera que quien ha fracasado en la migración lo ha hecho porque es
poseedor de algún maleficio por lo que sería visto con temor, como alguien
peligroso si regresara
c. La lucha por la
supervivencia
El
inmigrante en situación extrema ha de luchar asimismo por su propia
supervivencia. Habría dos grandes áreas:
c. 1. -La
alimentación: muchas veces estas personas se hallan subalimentadas. Además, se
ha de tener en cuenta que, en general los inmigrantes son un colectivo que se
alimenta mal, ya que envían casi todo el poco dinero que tienen a sus
familiares en el país de origen (lo cual no deja de ser una muestra de su
generosidad y de la intensidad de sus vínculos). El resultado es que tienden a
comer alimentos de baja calidad con muchas grasas saturadas, bajo índice de
proteínas…A esto se le ha de añadir que, con frecuencia, no les es fácil
reproducir en la sociedad de acogida los hábitos alimentarios saludables que
tenían en la sociedad de origen. También se ha de tener en cuenta que puede
existir una interrelación entre subalimentación y fatiga, cefaleas…síntomas a
los que más adelante haremos referencia
c. 2. La
vivienda. Este es otro gran problema de este colectivo de personas. No es
extraño encontrar casos de viviendas en las que se hacinan muchos inmigrantes a
precios abusivos. El hacinamiento se sabe que es un factor de tensión y de
estrés. (Se calcula que el espacio vital que necesita una persona no debe ser
inferior a 15 metros cuadrados, espacio que va mucho más allá de lo que viven
estas personas) A estas situaciones habría que añadir el relevante colectivo
que habita en infravivienda (vivienda a la que le faltan elementos básicos como
techo, alguna pared, etc) o sencillamente vive en la calle (al menos durante
cierto tiempo)
d. El miedo.
- y en cuarto lugar el duelo por los peligros físicos
relacionados con el viaje migratorio (las pateras, los yolos, los camiones,
etc), las coacciones de las mafias, las redes de prostitución , etc. Además, en
todos los casos el miedo a la detención y expulsión (en España se expulsa a un
inmigrante cada 5 minutos, según datos oficiales), a los abusos…
Se sabe
que el miedo físico, el miedo a la pérdida de la integridad física tiene unos
efectos mucho más desestabilizadores que el miedo de tipo psicológico, ya que
en las situaciones de miedo psíquico hay muchas más posibilidades de respuesta
que en las de miedo físico. A nivel biológico sabemos que el miedo crónico e
intenso fija las situaciones traumáticas a través de la amígdala y da lugar a
una atrofia del hipocampo (en veteranos de la guerra de Vietnam o en personas
que han sufrido en la infancia abusos sexuales se ha detectado hasta un 25% de
pérdida). También habría pérdidas neuronales en la corteza orbitofrontal.
Sabemos que a través de un circuíto están interconectada la amígdala, los
núcleos noradrenérgicos y la corteza prefrontal, áreas muy importantes en la
vivencia de las situaciones de terror. (Sendi 2001)
Además se
sabe que el estrés crónico da lugar a una potenciación del condicionamiento del
miedo, tanto sensorial como contextual, respondiéndose con miedo ante las
situaciones de estrés futuras. Este dato es importante en los pacientes con
Síndrome de Ulises ya que se hallan sometidos a múltiples estresores que les
reactivan las situaciones de terror que han sufrido anteriormente.
Una de las
situaciones de miedo más visibles y conocidas actualmente en España por la
opinión pública es el viaje en pateras en la zona del estrecho y en Canarias.
La asociación de amigos y familiares de las víctimas de la inmigración
clandestina (AFVIC) habla de unos 4000 muertos en el Estrecho de Gibraltar
desde 1994 en que llegó la primera patera. Como se ha dicho a veces el estrecho
se ha convertido en una gran fosa común. Recientemente los colectivos que
llegan en patera se han ampliado incluso a inmigrantes de Latinoamérica y Asia.
Sin embargo, situaciones de peligro se dan también en otras zonas del mundo y
así, por ejemplo, en América, en la frontera México-USA, la situación es aún
mucho peor y se calcula que mueren al menos 1000 personas al año, unas 3 al
día.
De todos
modos sabemos que la mayoría de los inmigrantes llegan por otras vías.
Podríamos decir que no vienen muchos en patera, pero que sí que muchos mueren
así. Otros inmigrantes llega en grupos organizados, “demasiado” organizados,
podríamos decir: son recluidos en pisos, lonjas…. Viven amenazados, con
documentación falsa, chantajeados por las mafias, las “contection man”.
Tal como
señala J. Vázquez y el SAMFYC (2005) en sus trabajos en Almería, en la atención
primaria el paciente que se atiende con más frecuencia no es el inmigrante que
acaba de llegar en la patera, sino ya familias de origen inmigrante instaladas
en España y que se encuentran en otra fase del proceso migratorio.
El miedo
es perceptible también en los niños inmigrantes cuyos padres no tienen papeles.
Vemos incluso niños asustados porque sus padres se retrasan apenas un rato en
llegar a casa ya piensan que quizás los han deportado y que se quedarán sólos
aquí. Y en este caso obviamente no estamos hablando de fantasías infantiles de
abandono y persecución en el sentido kleiniano, sino de realidades bien
objetivables, es decir de auténticas situaciones traumáticas.
El miedo se halla relacionado con la vivencia
de situaciones traumáticas, con los peligros para la integridad física. De
todos modos, la desesperación puede más que el miedo y estas personas, siguen
llegando.
Esta
combinación de soledad, fracaso en el logro de los objetivos, vivencia de
carencias extremas, y terror serían la base psicológica y psicosocial del
Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Multiple (Síndrome de Ulises).
1.2.
Factores que potencian el efecto de los estresores del Síndrome del Inmigrante
con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises).
Pero
además estos estresores se hallan potenciados por toda una serie de factores:
a. -la
multiplicidad: no es lo mismo padecer uno que muchos estresores. Los estresores
se potencian. Ya hemos señalado en el apartado anterior: soledad, fracaso,
miedo…
b.-la
cronicidad: no es lo mismo padecer una situación de estrés unos días ó unas
semanas que padecerla durante meses o incluso años. El estrés es acumulativo.
Muchos de estos inmigrantes desarrollan auténticas odiseas que duran años.
Podemos decir que más que tener un mal día, tienen una mala vida
c-La
intensidad y la relevancia de los estresores: lógicamente hacemos referencia a
estresores límite, a un estrés crónico múltiple y extremo. No es lo mismo el
estrés de un atasco de tráfico, o de unos exámenes (que son algunos de los
estresores que suelen utilizarse como referencia en los medios académicos) que
la soledad afectiva, las vivencias de terror…, que son estresores de una gran
intensidad y relevancia emocional.
d-la
ausencia de sensación de control: si una persona padece estrés pero conoce la
manera de salirse de él reacciona de modo más sereno que cuando no ve la salida
al túnel en el que se halla inmerso. Hay un experimento clásico en el que se
somete a una situación de ruido intenso a dos grupos de personas: un grupo con
la posibilidad de controlarlo cuando lo desea y el otro sin poder controlarlo.
Obviamente, el grupo que podía controlar el estrés tenía menos alteraciones a
nivel de la ansiedad, tensión arterial, etc. (Vander Zanden 1994)
e. La
ausencia de una red de apoyo social. Porque, qué organismos se hacen cargo de
estos inmigrantes?. (Cebrian J. A y colab 2000) Dado que estas personas no
existen a nivel legal, hay muchas más dificultades para que puedan ser sujetos
de ayudas. Por otra parte, como es sabido, a mayor cronicidad de una
problemática también hay un menor mantenimiento de las redes de apoyo. De todos
modos, tal como han señalado J. Aguilar (2003) o E. Gómez Mango (2003), estos
pacientes en realidad son más viajeros que inmigrantes, porque en la situación
en la que se encuentran aún no han acabado de llegar al sociedad de acogida. Aún
no se han instalado, siguen de viaje.
f. Hay que
tener en cuenta que a estos estresores señalados se le han de añadir los
estresores clásicos de la migración: el cambio de lengua, de cultura, de
paisaje….magníficamente estudiados por Francisco Calvo (1970), Jorge Tizón y
colab (19939, León y Rebeca Grinberg (1994)… entre otros. En definitiva, los
duelos clásicos de la migración, que por supuesto siguen estando ahí, y que son
también fundamentales para el bienestar psicológico de la persona que emigra,
pero que en la migración actual a la que estamos haciendo referencia, han
quedado relegados en segundo lugar a pesar de su importancia por los nuevos
estresores límite a los que hemos hecho referencia. En otros trabajos
(Achotegui, 2000, 2002) he agrupado estos duelos básicos en 7 áreas: familia y
amigos, lengua, cultura, tierra, estatus social, contacto con el grupo nacional
y los riesgos físicos.
Como
ejemplo de esta nueva situación, un inmigrante al que preguntábamos acerca del
aprendizaje de la nueva lengua nos decía: cuando se vive escondido, en el
trabajo clandestino se habla muy poco, sabe Vd?¡ No es fácil responder cuando
te dicen algo así. Habría que señalar también que hay dos palabras que estas
personas utilizan con mucha frecuencia: sufrimiento y vida¡
g. El
círculo se cierra si además la persona comienza ya a tener una serie de
síntomas como ocurre al padecer este Síndrome y las fuerzas para seguir
luchando comienzan a fallarle. El inmigrante padece en este caso toda una
sintomatología que tiene un efecto incapacitante. Se halla inmerso en un
terrible círculo vicioso. Como señala Z. Domic (2004) estas personas tienen la
salud como uno de sus capitales básicos y lo comienzan a perder.
h. Y a
toda esta larga cadena de dificultades se ha de añadir por desgracia aún una
más: el sistema sanitario, que debería ayudar a estas personas no siempre los
atiende adecuadamente : -hay profesionales que por prejuicios, por
desconocimiento de la realidad de los inmigrantes, incluso por racismo,
desvalorizan la sintomatología de estas personas (lo cual desgraciadamente
tampoco es tan sorprendente si vemos que la propia Organización Mundial de la
Salud no tiene programas de salud mental para los inmigrantes) -otras veces esta
sintomatología es erróneamente diagnosticada como trastornos depresivos,
psicóticos, enfermos orgánicos…padeciendo tratamientos inadecuados o incluso
dañinos y siendo sometidos a todo tipo de pruebas, incluso cruentas y con
efectos secundarios( aparte del gasto sanitario innecesario que conlleva)
Consideramos que estos inmigrantes viven una de las peores pesadillas
imaginables: estar sólo, en peligro, sin recursos, sin ver salida a la
situación, encontrarse mal, pedir ayuda y que no entiendan ni sepan ayudarte.
Seguro que hay pesadillas peores, pero nos falta imaginación para describirlas.
En nuestro trabajo en salud mental con población inmigrante desde 1980 no
habíamos visto nunca las situaciones de estrés límite que hemos visto en los últimos
5 años.
Joseba Achotegui
Profesor Titular de la Universidad de Barcelona. Director
del SAPPIR Director del Postgrado “Salud mental e intervenciones psicológicas
con inmigrantes, refugiados y minorías” de la Universidad de Barcelona.
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