VIVIR CON UN PSICÓPATA
Algunos de los errores más frecuentes que comete una mujer enamorada del hombre equivocado.
La responsabilidad de criar saludablemente a los niños es compartida por ambos padres y por cualquier otra persona que ayude a criar a los niños.
Algunos de los errores más frecuentes que comete una mujer enamorada del hombre equivocado.
La responsabilidad de criar saludablemente a los niños es compartida por ambos padres y por cualquier otra persona que ayude a criar a los niños.
Cualquier abuso, ya sea físico o emocional, no debe ser tolerado. El
padre o la persona que es testigo de un abuso y no hace nada para impedirlo, le
causa al niño tanto daño como el que le causa el abusador.
Las mujeres que se enamoran del hombre equivocado suelen no
oír el consejo de sus amigas o de su familia. Cuanto más encaprichadas están
con un hombre, tienen menos posibilidades de verlo tal cual es en la realidad.
No se dan cuenta que están perdiendo tiempo al lado de un hombre que no está
enamorado de ellas. Y por ende, tampoco se dan cuenta que están negándole la
oportunidad a otro hombre, que esté interesdo en ellas genuinamente, a que se
acerque e intente establecer una relación saludable.
Uno de los problemas fundamentales de los distintos tipos de
abuso radica en que las víctimas se autoengañan y no quieren oír a nadie que
les diga lo contrario a lo que desean oír. Las víctimas se cierran a la verdad,
a la realidad, a los hechos y justifican a sus abusadores. Así, estos
abusadores van ganando pequeñas batallas hasta el punto en que la víctima queda
convencida que sus amigos y su familia no la apoyan ni la comprenden (sólo
porque le dicen la verdad, con la esperanza de ayudarla).
De nuevo, para evitar ser víctima de un abusador es
importante darse cuenta que los abusadores suelen ser realmente encantadores y
que una persona psicológicamente sana no nos pediría que hagamos nada que
pudiera ponernos en riesgo.

El autoengaño es el peor camino para librarse de un
abusador. Piénsalo.
Los padres que abusan emocionalmente de sus hijos, a menudo
suelen utilizarlos para manipular a otras personas. Por ejemplo, les piden que
llamen a la persona que se quiere manipular para saludarla o decirle que la
extrañan, cuando normalmente, no es algo que los niños acostumbren a hacer
espontáneamente.
¿Quién no siente ternura por un llamado o un mensaje escrito
de un niño, sobre todo cuando se trata de algún familiar cercano?
Hay padres que son fieles al lema “el fin justifica los
medios” y recurrirán a cualquier artimaña con tal de conseguir lo que quieren,
lo que incluye la utilización de sus propios hijos.
La utilización de los niños adopta muchas formas diferentes.
Por ejemplo: se le puede negar a una persona que vea sus hijos, sobrinos,
nietos, primos, etc. También, se les prohíbe a los niños hablar con esa
persona. Éstas son tácticas agresivas abiertas. Pero las tácticas extorsivas
encubiertas de la manipulación de una persona a través del uso de los niños,
adopta formas que aparentan ser benevolentes.
Maldad o Locura
El peligro de vivir con un psicópata no es solamente el
riesgo potencial del daño que pueda causar, sino el hecho de que la gran
mayoría muestra una fachada casi perfecta, de ser una persona amable,
afectuosa, simpática, positiva, etc. Los psicópatas tienen muy claro de que
imprescindible esconder su lado negativo a fn de no ser descubiertos. Son
altamente manipuldores, suelen ser muy bien aceptados y recibidos en cualquier
círculo social, son las típicas personas “encantadoras”, pero debajo de su
fachada, esconden un índice de perversión y egoísmo muy importante.Visitarpage.abusoemocional.com/category/psicopatas/
Cuántos errores cometemos en nombre del amor. Idealizamos amigos, historias y , sobre todo, a la persona que amamos. Nos cegamos tanto que llegamos a sacrificar lo que nunca deberíamos: nuestro corazón, nuestra felicidad, y a veces, incluso, nuestra dignidad.
Me enamoré de quien no debería hacerlo, jamás. Llegué a construir historias que sólo existían en mi mente, el sueño ideal que siempre soñé para mi vida. Me bastaba una simple promesa para entregar todo sin pensar, arriesgando mis sueños, mis anhelos, mi esencia. Me volví tan irracional, que pasé por alto defectos que nunca pensé que sería capaz de soportar. Y yo me creí muy valiente cuando los demás sólo decían que era una tonta por amor.
Hice lo imposible por mantener feliz a ese hombre, sólo bastaba que me dijera que me amaba y yo era capaz de cualquier cosa. Lo complacía pensando que de ese modo el estaría contento y nunca pasaría por su mente irse de mi lado. Omití detalles y aprendí a fingir que todo estaba bien, siempre, cuando en realidad, yo sentía que ya no estaba bien nada. Y así, poco a poco, llegó un día en que me estrellé con la realidad… estaba perdiendo mi dignidad.
Él lo sabía y se aprovechaba de eso para manejarme a su antojo. Pero el verdadero problema, era yo misma, que no me estaba respetando y le estaba permitiendo sobrepasar los límites. Y todo porque “lo amaba”.
¿En qué momento me olvidé de mí? ¿Hasta qué punto estaba dispuesta a llegar con tal de no perderlo? ¿Qué significa sacrificarse por amor? ¿Cuál es el alto precio que tengo que pagar por que me amen? ¿Acaso eso el amor?
Me olvidé de mí cuando comencé a perder mi esencia, cuando inconscientemente perdí el amor y el respeto hacia mí. Cuando dejé que alguien que no sabe lo que es el amor cortara mis alas. Cuando dejé que limitara mis sueños y mi alma se debilitara. Cuando dejé de expresar libremente lo que sentía por miedo a que me abandonaran. Cuando la alegría y los buenos momentos se transformaron en sentimientos de fracaso e insatisfacción.
No, eso no podía ser amor. El amor no puede permitir que se pierda la dignidad. Amar nunca debe suponer renunciar a uno mismo. Para poder amar, de verdad, uno necesita primero conocerse a sí mismo, ser consciente de su personalidad, de su esencia, de su forma de pensar. Tenemos que tener claro que nada ni nadie debe cambiar nuestros valores ni nuestras convicciones. Nadie debe, por ningún motivo amenazar nuestra dignidad y nuestra felicidad. Porque quien te ama de verdad, te aceptara como eres sin necesidad de fingir.
Hice parte de mi mundo y entregué todo a quien, lamentablemente, no merecía la pena, mucho menos, mi amor. Lo amé hasta que mi dignidad dijo: “No es para tanto”, mírate en un espejo, tú no eres juguete de nadie, ámate, valórate y respétate como mujer.

No siempre es fácil tomar la determinación de dejar atrás a quien nos hiere, especialmente si aun sigues amando a la persona, pero decidí hacerlo, decidí salvar mi propia vida y sanar mi corazón. Decidí amarme, porque después de todo, nadie lo hará por mí, no si yo no lo hago primero. Amar es increíblemente extraordinario, de eso me queda la menor duda, pero también es cierto, que el amor más bonito es el que sentimos por nosotros mismos.
Me armé de valor y me miré en un espejo, y reconozco que no soy perfecta, que tengo virtudes y errores, aciertos y defectos, pero siempre intento mejorar. Pero sé lo que valgo y no volveré a dudar de mi fuerza. Nunca más me volveré a conformar con un amor a medias, ni a permitir que mi corazón vuelva a sufrir por una mala relación. No, ya no. Ya me cansé de llorar, ya no quiero sufrir más, por lo que desde mi interior, voy a sanar cada herida.
A partir de este momento, la única que decide y resuelve mi vida, soy yo. Estoy aquí para ser feliz y de ahora en adelante voy siempre de pie, con la dignidad intacta, aun cuando tenga roto el corazón.Autor: Karla Galleta
Rec. textos e imagénes Lic. Diana S. Gurny
Cuántos errores cometemos en nombre del amor. Idealizamos amigos, historias y , sobre todo, a la persona que amamos. Nos cegamos tanto que llegamos a sacrificar lo que nunca deberíamos: nuestro corazón, nuestra felicidad, y a veces, incluso, nuestra dignidad.
Me enamoré de quien no debería hacerlo, jamás. Llegué a construir historias que sólo existían en mi mente, el sueño ideal que siempre soñé para mi vida. Me bastaba una simple promesa para entregar todo sin pensar, arriesgando mis sueños, mis anhelos, mi esencia. Me volví tan irracional, que pasé por alto defectos que nunca pensé que sería capaz de soportar. Y yo me creí muy valiente cuando los demás sólo decían que era una tonta por amor.
Hice lo imposible por mantener feliz a ese hombre, sólo bastaba que me dijera que me amaba y yo era capaz de cualquier cosa. Lo complacía pensando que de ese modo el estaría contento y nunca pasaría por su mente irse de mi lado. Omití detalles y aprendí a fingir que todo estaba bien, siempre, cuando en realidad, yo sentía que ya no estaba bien nada. Y así, poco a poco, llegó un día en que me estrellé con la realidad… estaba perdiendo mi dignidad.
Él lo sabía y se aprovechaba de eso para manejarme a su antojo. Pero el verdadero problema, era yo misma, que no me estaba respetando y le estaba permitiendo sobrepasar los límites. Y todo porque “lo amaba”.
¿En qué momento me olvidé de mí? ¿Hasta qué punto estaba dispuesta a llegar con tal de no perderlo? ¿Qué significa sacrificarse por amor? ¿Cuál es el alto precio que tengo que pagar por que me amen? ¿Acaso eso el amor?
Me olvidé de mí cuando comencé a perder mi esencia, cuando inconscientemente perdí el amor y el respeto hacia mí. Cuando dejé que alguien que no sabe lo que es el amor cortara mis alas. Cuando dejé que limitara mis sueños y mi alma se debilitara. Cuando dejé de expresar libremente lo que sentía por miedo a que me abandonaran. Cuando la alegría y los buenos momentos se transformaron en sentimientos de fracaso e insatisfacción.
No, eso no podía ser amor. El amor no puede permitir que se pierda la dignidad. Amar nunca debe suponer renunciar a uno mismo. Para poder amar, de verdad, uno necesita primero conocerse a sí mismo, ser consciente de su personalidad, de su esencia, de su forma de pensar. Tenemos que tener claro que nada ni nadie debe cambiar nuestros valores ni nuestras convicciones. Nadie debe, por ningún motivo amenazar nuestra dignidad y nuestra felicidad. Porque quien te ama de verdad, te aceptara como eres sin necesidad de fingir.
Hice parte de mi mundo y entregué todo a quien, lamentablemente, no merecía la pena, mucho menos, mi amor. Lo amé hasta que mi dignidad dijo: “No es para tanto”, mírate en un espejo, tú no eres juguete de nadie, ámate, valórate y respétate como mujer.
No siempre es fácil tomar la determinación de dejar atrás a quien nos hiere, especialmente si aun sigues amando a la persona, pero decidí hacerlo, decidí salvar mi propia vida y sanar mi corazón. Decidí amarme, porque después de todo, nadie lo hará por mí, no si yo no lo hago primero. Amar es increíblemente extraordinario, de eso me queda la menor duda, pero también es cierto, que el amor más bonito es el que sentimos por nosotros mismos.
Me armé de valor y me miré en un espejo, y reconozco que no soy perfecta, que tengo virtudes y errores, aciertos y defectos, pero siempre intento mejorar. Pero sé lo que valgo y no volveré a dudar de mi fuerza. Nunca más me volveré a conformar con un amor a medias, ni a permitir que mi corazón vuelva a sufrir por una mala relación. No, ya no. Ya me cansé de llorar, ya no quiero sufrir más, por lo que desde mi interior, voy a sanar cada herida.
A partir de este momento, la única que decide y resuelve mi vida, soy yo. Estoy aquí para ser feliz y de ahora en adelante voy siempre de pie, con la dignidad intacta, aun cuando tenga roto el corazón.Autor: Karla Galleta
Rec. textos e imagénes Lic. Diana S. Gurny
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