AMORES QUE MATAN
."Tenemos que trabajar el placer que se obtiene posponiendo una decisión apremiante y la posibilidad de la persona de salir de una zona de confort, consentir en salir de su posición de objeto mudo, de su fantasma de soledad y en arriesgarse a poner en juego su deseo.Poder salir de esa posición de goce mortífero, separarse de él, no sabemos cuánto pero quizás lo suficiente para que se abra un deseo, es decir, para que ella se abra una nueva posibilidad y se ponga del lado de la vida"....
."Tenemos que trabajar el placer que se obtiene posponiendo una decisión apremiante y la posibilidad de la persona de salir de una zona de confort, consentir en salir de su posición de objeto mudo, de su fantasma de soledad y en arriesgarse a poner en juego su deseo.Poder salir de esa posición de goce mortífero, separarse de él, no sabemos cuánto pero quizás lo suficiente para que se abra un deseo, es decir, para que ella se abra una nueva posibilidad y se ponga del lado de la vida"....
Voy a tratar el maltrato en una relación donde la mujer
es objeto de él por parte de supareja, un hombre en los dos casos:"Amores que matan"(cortometraje) y "El Hombre del Puzzle"( cortometraje Los dos dan cuenta, además, del título
de esta plenaria, “En nombre del amor”, en tanto ilustran como los
partenaires; en la relación de maltrato justifican con estas
palabras sus acciones o su posición: en nombre del amor
maltratan, en
nombre del amor se dejan maltratar. En una de las parejas,
solo la muerte
Pero, ¿eso es amor?
Esta pregunta surge habitualmente en la calle no solo en
estos casos sino en
todos aquellos otros en los que alguien hace daño a otro en
nombre del amor.
Para responder a ella habría que ver cada caso, pero
podríamos decir de
entrada que sí, que
eso puede ser amor. El amor tiene muchos registros yalgunos son totalmente mortíferos.
Esto es lo que encontramos en elBanquete de Platón, donde algunos personajes ilustres de la
época dialogandespués de comer, durante el simposio, sobre su origen y su
naturaleza.
Aristófanes, el mayor representante de la Comedia Antigua,
hace entonces su
discurso e introduce en él un mito: al principio de los
tiempos no habían
existido hombres y mujeres sino unos seres hermafroditas,
mucho más
perfectos que los primeros. Estos seres habían intentado
escalar al cielo para
retar a los dioses y, como castigo, estos les partieron por
la mitad dando así
lugar a los dos sexos. Los nuevos seres, hombres y mujeres,
deambulaban
entonces por la tierra tratando de reencontrar su otra mitad
sintiéndose
totalmente desgraciados sin ella. Podemos reconocer aquí la
conocida ilusión de la media naranja, de
la complementariedad con el otro, que tantas decepciones, incluso estragos, produce
frecuentemente.
Sin embargo, el mito no acaba aquí. Hay una segunda parte:
Aristófanes
cuenta que si bien estos hombres y mujeres recorrían el
mundo invadidos por
la nostalgia de aquella unidad primitiva perdida, si por
casualidad
encontraban su otra mitad, la situación solo mejoraba en
apariencia porque
era tal la alegría del reencuentro, que se abrazaban
intentando fundirse en
uno para que no volvieran a separarlos, desinteresándose de
todo lo demás
hasta dejar incluso de comer, por lo que terminaban muriendo
de inanición.
En fin, ¡podemos decir que es mejor cierta nostalgia! En
otras palabras, el
deseo requiere que falte algo para ponerse en marcha. Y si
dejamos de desear...
El mito nos habla del lado mortífero del amor, que se
presenta cuando en nombre de su aspiración unitaria, renunciamos a todo deseo
propio. Podemos interpretar esta parte del mito como una advertencia de lo
que es un amor sin deseo. Es interesante que la ilusión de la pareja
complementaria, planteadaen términos de media naranja, que podemos considerar una
versión de este mito, excluye la última parte del discurso de Aristófanes.
El amor une a las personas y el deseo las separa. Es bueno
que las relaciones de pareja -de hecho, cualquier relación- combinen amor y
deseo. Si solo hay deseo, no se hace vínculo. Se necesita el amor para mantener
un vínculo concualquier otro. En realidad, el psicoanálisis pone en juego
tres términos: amor, deseo y goce; Solo el amor permite al goce
condescender al deseo; (J.Lacan, Seminario X). Si solo hay amor o solo hay deseo,
puede ocurrir que lo que llamamos así, sea en realidad un nombre del goce del
sujeto: un deseo que no pasa por el
otro, deja al sujeto a solas con su goce. Un amor sin deseo es un amor tan
íntimamente entrelazado al sufrimiento, que cuesta distinguirlos.
Esta modalidad del amor es más propia de la posición
femenina. Sabemos que los problemas amorosos llevan con frecuencia a las
mujeres a la consulta: la decepción, la imposibilidad de separarse, el
enamorarse del amor, en fin… El tema es clásico y no parece haberlo cambiado la
llamada “emancipación femenina”, las mujeres seguimos dependiendo en un grado
importante del amor, lo reconozcamos o no. Desde hace tiempo,como efecto del
discurso de la igualdad, las mujeres tendemos a ocultar esta relación con el
amor, sobre todo, las más jóvenes.
Encontramos con bastante frecuencia, en esta relación, una
pendiente a la falta de límites que pone a las mujeres del lado del sacrificio,
vivido como victimismo, pero que también sirve de justificación para la exigencia extrema por su parte: a
cambio de;darlo todo;, una mujer puede autorizarse a pedirlo todo a la pareja,
a la madre, a los hijos… En algunos casos, esa dependencia, esa falta de
límites o de condiciones en el amor deviene mortífera, un auténtico estrago, haciendo presente el registro del goce,
que el amor por lo
general vela.Veremos dos relaciones de pareja en que la mujer no
pone ningún límite durante mucho tiempo a ser objeto de maltrato por parte de
su marido. Apesar del infierno en que viven, las dos mujeres callan, no
denuncian, no hacen nada por pedir ayuda, por irse. Se quedan silenciosamente
junto a quien las maltrata. Y dicen hacerlo en nombre del amor.
Pero, ¿es por amor al otro como dicen o por el amor del
otro? Sabemos que si bien los hombres tienden a extraer consistencia de los
signos de potencia, las mujeres tienden a extraerla del amor, del hecho de ser
únicas para el otro, de devenir ese otro imprescindible, sin el cual no puede
vivir, que enmascara el lugar del objeto.
Esto puede llevar
a algunas mujeres a aferrarse a una relación mortífera
aunque paguen un
alto precio por ello. Dicen que lo hacen por él, porque lasnecesita, pero no
es cierto: ellas necesitan esa relación para no ir a la deriva,aunque les cueste
la vida. Necesitan ser únicas para el otro;Nadie me va a querer nunca así,
escuchamos a veces. Otras pueden reconocer una
satisfacción íntima
en que ellos -sus parejas- no puedan vivir sin ellas. Eso las
hace sentirse
especiales de manera absoluta.No hay riesgo de que las dejen.
Precisamente, el
riesgo es que no las dejan, que el otro no se puede separar y
ellas tampoco.
¿Cuestión de machismo?
En las historias de maltrato se describen relaciones muy
típicas.
No encontramos apenas
elementos particulares de los personajes, por ejemplo, cuáles fueron las
circunstancias de la elección de pareja para cada uno de ellos, en qué
coyuntura de la persona o de la relación de pareja comenzaron los malos
tratos... Es decir, los cortos no proporcionan datos sobre aquellas
particularidades subjetivas que hacen que aunque muchos casos de maltrato puedan ponerse en serie, en realidad nunca
hay dos casos iguales.
Con frecuencia puede aislarse que el desencadenamiento del
maltrato
coincide con una modificación en las relaciones de pareja:
por ejemplo, el
matrimonio o el nacimiento del primer hijo. Todo parecía ir
bien como novios
pero cuando se casaron... O cuando ella quedó embarazada...
O cuando nació
el primer hijo...O cuando el se enteró de que el no fue el
único en la vida de ella. Hubo un momento en que los términos de la relación en
la pareja cambiaron.
En relación a esto, algunos profesionales plantean que es
una cuestión de machismo -y los medios corren a hacerse eco de ello: al
casarse, él ya se sentiría como su propietario y no podría soportar compartirla
con otros, por ejemplo los hijos. Pero es bastante sencillo objetar que hay
hombres muy machistas que nunca pondrían la mano encima a una mujer… ¿La
diferencia entre unos y otros sería una cuestión meramente cuantitativa? ¿Un
grado mayor de machismo puede llevar a matar a alguien?Seamos
serios: el machismo no es un criterio clínico. Como profesionales tenemos que
encontrar criterios claros que nos ayuden a establecer las coordenadas de cada
uno de estos casos, que de entrada se presentan tan complejos y tan graves. No podemos trabajar pensando que
alguien puede,por ejemplo, machacar, destrozar, quemar a un semejante solo
por
machismo.
Las modificaciones en las relaciones de pareja que hemos
señalado afectan a
la manera que tiene el sujeto de inscribirse en el Otro: no
es lo mismo, por
ejemplo, ser novio que ser marido, ni ser marido que ser
padre.
Ser hombre/mujer, esposo/esposa, padre/madre, hijo/hija,
etc., son
categorías simbólicas del sistema de parentesco que funciona
y regula una
sociedad dada. Los roles atribuidos a estas categorías, por
ejemplo qué quiere
decir ser “mujer o marido de” o “padre”, “madre” o “hijo”,
van variando a lo
largo de la historia, e incluso, pueden coexistir distintas
representaciones de
ello en una misma época, pero el lugar en tanto simbólico no
cambia y, por
ello, suele proveer de cierta estabilidad al sujeto. Esto
ocurre más en el
régimen de filiación que en el de alianza: uno no deja de
ser “hijo de” o
“padre de”, pero puede dejar de ser “marido de”.
La estabilidad se ve conmovida cuando una modificación
conlleva que el
sujeto tenga que reorganizar su lugar en el mundo simbólico
por ejemplo,
como dijimos, por una separación (deja de ser marido pero
también por
un matrimonio o por su acceso a la paternidad: el sujeto sin
dejar de ser “hijo
de” pasa a ser “marido de” o “padre de” y eso implica una
modificación. El
sujeto tiene que encontrar su manera de ocupar este nuevo
lugar simbólico y
de desempeñar las funciones, asimismo simbólicas, que
conlleva. Este proceso
no por habitual deja de ser harto complejo al requerir
reorganizar el lugar del
sujeto en el mundo, lo que le permite ordenar y regular su
goce.
En algunos casos, el sujeto extrae de su lugar en el sistema
de parentesco una
estabilidad que no obtiene por otro medio y, al perderla, se
desestabiliza. En
otros, la precariedad subjetiva no permite modificar la
estabilidad anterior: el
sujeto no puede asumir, por ejemplo, ser marido o ser padre
más que a través
de una identificación extremadamente rígida.
El hecho de que se trate de construcciones simbólicas y no
de algo que viene
dado, determinado, por la biología explica que la relación
que tenemos con la
identidad sexual, con los roles... por lo general nos
plantee preguntas: ¿Soy
suficientemente hombre/mujer? ¿Soy un buen padre o una buena
madre? ¿Soy
un buen marido o una buena mujer?
Encontramos casos en los que hay una falla importante en lo
simbólico; en
ellos no hay pregunta sino certeza: el individuo “sabe”–cree saberlo todo, se siente dios-plenamente qué es ser un hombre o una mujer, qué es ser un
marido o cómoha de relacionarse con su mujer o ella con él, o “sabe” qué
es ser padre omadre. No hay ningún cuestionamiento. La certeza tapona el
encuentro con la
forclusión.(Locura).
No encontramos en tales casos identificaciones simbólicas
sino identificaciones imaginarias masivas: el individuo funciona
alienado a laimagen que pudo construir de qué es ser hombre o mujer,
marido/mujer,padre/madre con elementos seleccionados de su propia
historia. Este tipo deidentificaciones son bastante comunes en las psicosis: el
sujeto obtiene una identificación estabilizadora a través de una identificación
imaginaria que no
puede tocarse, cuestionarse, dialectizarse.
Cuando es cuestionada no puede dialectizar su
identificación, no puede
introducir modificaciones. Las respuestas entonces son
variadas: desde el
-desencadenamiento
psicótico a la evitación de dicho
desencadenamiento -a través del consumo
masivo de alcohol u otras drogas o
-los actos violentos contra su pareja-que por otro lado a veces son maneras de evitarlo.
-los actos violentos contra su pareja-que por otro lado a veces son maneras de evitarlo.
Los dos protagonistas masculinos de los cortos –los maridos-
aunque se
comportan de manera similar -es decir ante el
cuestionamiento de su mujer
responden apaleándola, anulándola, reduciéndola al silencio
del objeto-,
presentan alguna diferencia.
A uno, "el hombre de El
puzzle" (corto), nada le impide seguir maltratándola hasta la muerte -la suya propia-, es decir, el miedo a que ella le
mate como venganza no es un límite, siquiera transitorio, que detenga el
maltrato.
Para el otro, el marido de ""Amores que matan"(cortometraje),
parece abrirse una ligera reflexión, un esbozo de pregunta respecto a sus actos. Como
se trata de un
corto, es decir de una obra de ficción, y no de un caso
clínico, no podemos
saber cómo continúa la cosa. Pero el hecho de que el
individuo pueda
cuestionarse sus actos, comience a pensar que le pasa algo,
podría
representar un primer paso para que algo pudiera comenzar a
subjetivarse, a
sintomatizarse, y a poder tratarse.
El silencio
Voy a referirme ahora a las dos protagonistas femeninas, que
también son
presentadas de manera similar en el sentido de que ambas
permanecen
suspendidas durante un tiempo en esa posición de objeto
sufriente y mudo.
Escuchamos las mismas justificaciones de su posición que en
otras mujeres:
;Ser única para él; necesitar ser la mujer de;amarle
demasiado;él la
necesita, sin ella acabaría en la calle;,;nadie la querrá
nunca así;... El amor
vela aquí en muchos casos una relación mortífera con el goce difícil, cuando
no imposible, de sintomatizar. Aunque hay que aislar lo que
ocurre caso por
caso -es decir no hay que quedarse con que parece lo mismo:
las
manifestaciones pueden ser idénticas, pero la función que
desempeña en la
economía subjetiva -y la economía de goce- puede ser muy
distinta .
Es importante estar advertidos de las dificultades. No sirve
de nada que
queramos que esto no suceda o pensar las cosas desde los
propios ideales o
desde los ideales sociales. Si negamos ciertas realidades
clínicas corremos el
riesgo o bien de querer salvar a estas mujeres -del otro y
de sí mismas- a todo
trance, sin que ellas verdaderamente lo demanden –cuestión
imposible- o
bien dejarlas caer cuando nos damos cuenta de que no
responden a la ayuda
porque en realidad no se quieren separar.
Quizás separarse requiera para ellas un proceso muy largo y
quizás, al final,
no sea posible.
El silencio de María
En relación a esta cuestión del silencio de las mujeres
sobre el maltrato que
aparece en ambos cortos, y que es bastante habitual, tomaré
para acabar
unos elementos que aparecen en el corto de Belén Macías.
La silenciosa protagonista de El puzzle; es paradójicamente
una gran amante
de la ópera. Se pasa el día escuchando a María Callas,
también conocida por
“la Voz”. Voy a jugar ahora con el nombre de esta soprano
para nombrar el
silencio mortífero de la protagonista con un “María,
callas”.
Sabemos que la voz nunca se escucha más que en el silencio
de un cuerpo
mudo y sufriente, como ilustra el cuadro;El grito; de Munch.
Después de dejar
morir a su marido -herido en un atraco-, María sigue varios
años encerrada y a
solas con su goce: apenas sale de casa y se pasa el día
haciendo solitarios y
escuchando la voz sublime de esta mujer admirada. En
determinado momento
cuenta cómo una vez que la soprano vino a España, se privó,
renunció al
concierto por esperar a su marido, que nunca se preocupó de
complacerla.
En el corto, aparece un hombre nuevo, distinto, que muestra
interés y
preocupación por ella. Este hombre le dice que quiere oír su
voz. Y, por
primera vez, parece que el sujeto consiente en salir de su
posición de objeto
mudo, de su soledad fantasmática, y en poner en juego su
deseo. Algo parece haber cambiado en ella cuando se pregunta, al final del
corto, si le será
posible compartir algo nuevo con este hombre distinto, si a
él le gustará la
ópera. Parece salir de esa posición de goce mortífero,
separarse de él, no
sabemos cuánto pero quizás lo suficiente para que se abra un
deseo, es decir,parece que ella se abra una nueva posibilidad y se ponga
del lado de la vida.
del lado de la vida.
Publica y corrige Lic. Diana S. Gurny
* Amores que matan. El silencio de María".
Intervención en la mesa redonda “En nombre del amor”, dentro de las
Intervención en la mesa redonda “En nombre del amor”, dentro de las
Jornadas nacionales sobre ;Mujer y
violencia;, organizadas por el Colegio Oficial de Psicólogos de
España, enTarragona, mayo de 2003.
Publicado por Margarita Alvarez Villanueva en 22:13:00
No hay comentarios:
Publicar un comentario