PAUTAS DE ACTUACIÓN DE LOS DOCENTES ANTE EL TDHA.
El niño/a hiperactivo no tiene un comportamiento extravagante, extraño o inusual durante la infancia. Mantiene conductas conflictivas sólo por su frecuencia, intensidad y la inoportunidad del momento en el que ocurren. Estos niños/as tienen dificultad para controlar su conducta en presencia de otros y les resulta más fácil cuando están solos. No todos los niños/as hiperactivos mantienen las mismas características que a continuación se describen pero las dificultades de atención, impulsividad e hiperactividad son rasgos comunes que presentan todos los niños/as

ELpsicoanálisis infantil asegura que a los niños se les
hipermedicaliza con la «pastillita de portarse bien»
Los psicoanalistas creemos que se puede ayudar a la gente a pensar de otro
modo, a cambiar dinámicas establecidas, y algo muy importante, a prevenir... «No
todo es enfermedad mental». Desde luego, lo que no lo es,
es el Trastorno por Déficit de Atención. «El TDAH no existe”, no es un
trastorno neurológico, es un invento de esta sociedad de la inmediatez en la
que vivimos, y qe nos lleva a la hipermedicalización de niños que son más
movidos», asegura.
J. K. Freud comparte su experiencia de más de treinta años
ayudando a padres e hijos a superar sus problemas, y e invita a sus pacientes a
tomarse un tiempo para reflexionar sobre la paternidad. «La vida es un camino
de la dependencia total a la independencia total. Y para lograrlo, es
fundamental el papel que desempeñan papá y mamá», advierte.
"El TDA no existe, no". De hecho Leon Eisenberg, la persona
que describió el trastorno de déficit de atención con hiperactividad por
primera vez, dijo aDer Spiegel, meses
antes de morir que éste era «un
excelente ejemplo de un trastorno inventado» y que «la predisposición genética
para el TDA está completamente sobrevalorada». Lo que es preocupante de la
sociedad actual es que se considera que las cosas cuanto más rápidas sean,
mejor. Es decir, si el niño se porta mal en la escuela y se mueve mucho,
enseguida le dan la «pastillita de portarse bien». En lugar de actuar,
llevarlo a un terapeuta, inmediatamente se hipermedicaliza, tapando el síntoma. ¿Se ha intentado
averiguar por qué ese niño se mueve, no está quieto, y no es capaz de prestar
atención...? ¿Alguien se ha parado a averiguar si hay problemas en casa? ¿si
está angustiado por algo? ¿si resulta que se mueve mucho porque intenta captar
la atención de papá y mamá, o del maestro, o de los educadores en general? No,
le hemos dado la pastilla y ya está. Además estamos creando en los niños una
costumbre peligrosísima. Me refiero a la costumbre de que, frente a un
conflicto, en lugar de tratar de pensar de donde viene, y qué solución tiene,
en vez de encontrar algo en la dinámica personal y familiar de esa persona que nos
ayude, se recurre a un elemento externo, una droga —el metilfenidato en el caso
del TDA—, para conseguir unas determinadas conductas. Insisto, estamos
enfrentándonos a una preocupante medicalización
de la sociedad.
de la sociedad.

Pero el TDA cada vez está más diagnosticado.
En mi época los niños también se movían, pero como no
existía el metilfenidato, no había TDA... Si usted viera las preguntas del
cuestionario —que está de moda en todo el mundo— y que utilizan los padres y
maestros para detectar el supuesto trastorno se sorprendería. Hay que responder
a unas preguntas que al final lo que hacen es definir la infancia en sí misma.
¿Se mueve? A menudo, con frecuencia, bastante... esto es muy subjetivo. Los
padres y los maestros están preparados para muchas cosas, pero no para
diagnosticar esto. Para eso estamos los psicoterapeutas.
La recomendación es desde luego, no hipermedicalizar para tapar o no hablar del
problema. Y preguntarse ¿qué está fallando?, ¿qué está pasando con la educación
actualmente que hace que los niños no presten atención? Porque la atención es
un don que se presta. Pues juguemos con la palabra atención. Si tu das
atención, es porque ese alguien te merece respeto. En la infancia, ese respecto
viene dado por la familia. ¿Que está pasando en una sociedad en la que el papá
va al colegio a amenazar al profesor de quinto porque le ha puesto un cuatro a
su hijo? ¿Cómo queda de desprestigiado ese maestro a los ojos de ese niño? Con
ese padre beligerante que llamó inepto al profesor... ¿le podemos pedir al niño
que esté atento en clase? Los niños que van a escuelas respetadas por sus
padres tienen menos problemas para prestar atención. También hay una relación
directa entre eso y lo que pasa en casa con la obediencia. Si el niño ve que
hay un papá y una mamá que se respetan, que se quieren, que se apoyan
mutuamente, entonces el niño obedecerá y aceptará los límites.
Y si no lo hace, ¿qué pueden hacer los padres para que el
niño obedezca?

Es muy importante que los dos vayan en la misma dirección,
pero a veces no es fácil, ni en la familia más feliz y compenetrada del mundo.
Por supuesto, pero si la pareja hace algo que no es
correcto, podemos y debemos acudir a su rescate. Nunca desautorizarle. Es muy
recomendable llegar a pactos de los cuales los niños no tienen ni por qué
enterarse. El Estado Mayor conjunto tiene que tener reuniones en secreto para
llegar a acuerdos que el soldado raso tiene que obedecer.
El otro error está en querer convertirnos en amigos de
nuestros hijos.
Sí. Estamos convirtiéndonos en la sociedad de la
indiferencia generacional. Estos padres que te dicen «es que a mí me gustaría
ser amigo de mis hijos». Mire, no. Usted es padre (o madre) de los niños, y
ellos ya tendrán amigos a lo largo de toda su vida. Esto que parece una
tontería... no lo es. A los padres hay que obedecerles y esa división
generacional está para algo.
¿Qué podemos hacer cuando el niño reta a la figura del
padre?
Los niños que son queridos y respetados en su función de
niños no tienen por qué retar al padre, a no ser en una época muy determinada
de la vida en la que el desarrollo psicológico sano de todo niño pasa por el
hecho de enfrentarse al padre para buscar su propia independencia. Pero ahí
donde hay un niño dispuesto a enfrentarse al padre tiene que haber un padre
dispuesto a decirle «no, por aquí no paso». Lo que nos estamos encontrando es
que hay padres muy débiles, que se autorizan poco a ser padres.

Límites, límites, límites...
—Hay que poner límites a la voracidad infantil. Y hay
que empezar desde que se le da el pecho al niño. Llega un momento en el que hay
que pasar a la papilla, porque es bueno en el desarrollo de todo niño la
introducción de nuevas comidas que no tengan que ver con la leche materna. A mí
me ha pasado en la consulta tener que tratar a un niño de cinco años totalmente
inquieto que tomaba pecho de pie. Como el nervioso que se fuma un cigarrillo.
¿Quien es responsable de la inquietud de ese niño? «Es que no sé cómo
destetarlo», decía la madre. Señora, diga ¡se acabó! Lo mismo pasa con el
chupete. Tireló. El niño llorará tres días, en los que usted se tendrá que
armar de paciencia, de aguante. Cante todo el cancionero popular español,
extranjero y del más allá, cuéntele cuentos, juegue con él, pero digalé
chupetes no, pecho no... Ponga límites. Poner límites es importante para el
desarrollo y evolución del ser humano, para la contención del psiquismo.
Llama mucho la atención que se realice psicoanálisis
infantil.
¿Cómo se aborda una consulta cuando el paciente es un niño, y no se
le puede sentar en un diván?
Un niño enfermo psicológicamente hablando es un niño que no
juega, entre otras cosas. El trabajo del psicoterapeuta es encontrar el por
qué, y encontrar las pistas para deshacer los nudos que han quedado mal hechos.
Es decir, la meta en psicoterapia es que el niño juegue, porque el juego es por
sí solo es terapéutico. El problema lo tienen los niños que no pueden jugar por
algún conflicto... El juego le permitirá elaborar positivamente cosas que vive
pasivamente. Al jugar, lo puede actuar, elaborar, tramitar, digerir y
metabolizar... es una forma privilegiada del mundo infantil de incorporar las
cosas que se van viviendo.
Las consultas más típicas son las de violencia, agresión y soledad en la escuela. Lo que
hoy se conoce por bullying y que tiene su variante en el acoso escolar
cibernético o ciberbullying.
Algunos expertos en bullying señalan que esto le puede
pasar a cualquier niño.No es así.
No lo creo. Creo que hay niños que por algún motivo se
colocan en una posición de especial debilidad. Los niños lo captan, y entre
ellos es como si hubiera códigos de conductas que les permite saber dónde está
el débil y dónde y a quién pueden pegar. Es muy común que el que pega haya
visto violencia en casa.

Lic. Diana S. Gurny inspirada en el texto de J.K. Freud
Lic. Diana S. Gurny
+34 645 644 572
Barcelona
00447586558971
Londres
+34 645 644 572
Barcelona
00447586558971
Londres
No hay comentarios:
Publicar un comentario