Lic. Diana S. Gurny, psicoanalista on line.
¿Cómo funciona un tratamiento psicoanalítico?
El psicoanálisis, creado por Sigmund Freud, propone una terapéutica que para resolver los
síntomas explora sus causas. Propicia el encuentro del sujeto con sus motivaciones
inconscientes que han creado sus síntomas y luego haberlos mantenido y hasta
cultivado. Este proceso es normalmente muy rápido cuando el paciente contribuye con su deseo de terminar con su padecer. Estas motivaciones son multicausales, esto es que tienen componentes
de deseos, de pulsiones, de represión, históricos (Experiencias y fantasías
recientes y antiguas) y cumplen una función, esto quiere decir que en algún
punto sirven para algo (Aunque a simple vista parezca todo lo contrario). En
este proceso de exploración que utiliza la herramienta de la asociación libre
se van encontrando cuestiones que muestran al sujeto la identidad del conflicto
en juego, lo que posibilita al sujeto tomar
decisiones al respecto, descargar emociones contenidas y modificar prejuicios e
ideas que estaban grabadas inconscientemente.
Durante este recorrido
los síntomas (Que son
manifestaciones, pruebas de vida de estos conflictos) van desapareciendo sin que sea necesario en la mayoría de los casos
enfrentarlos directamente. Simplemente al desaparecer el conflicto que los
causa, desaparece el síntoma. Al no estar más la motivación del síntoma, este
no necesita volver a aparecer ni del mismo modo, ni de uno diferente. A su vez
el sujeto no necesita hacer un esfuerzo, ni un trabajo que implica desgaste de
energía para mantener el síntoma a raya, porque simplemente la causa ya no
existe y por ende nada intenta que vuelva a aparecer el síntoma. A esto Freud
lo llamaba una recuperación para el yo de su energía psíquica que estaba
colocada en el síntoma.
¿Qué es un síntoma en Freud?
Un síntoma es la resultante de fuerzas en contrajuego. Las
fuerzas que están en juego en estas conflictivas son pulsionales (Que para
abreviar serían los impulsos y exigencias que impone el cuerpo a lo psíquico
como el hambre o el impulso sexual, pero atravesados por el lenguaje lo que
afecta indefectiblemente a estas pulsiones volviendo a modo de ejemplo al
hambre en algo muy distinto de la necesidad de saciar el apetito que se
ejemplifica leyendo una sofisticada carta de un restaurante gourmet, donde la necesidad
queda relegada por algo de una índole distinta que se aprecia al ver delante de
uno un tentador y escaso plato gourmet. Si es escaso es porque la necesidad ya
no es lo que realmente me motiva a comer ahí.); Deseos (que hay que distinguir
de las fantasías, los hay aceptables para el sujeto y también extremadamente
insoportables); Fantasías es ese modo particular que cada sujeto encuentra para
darle una posible realidad fantaseada a su encuentro con lo que lo causa, esto
sería a su encuentro con la satisfacción plena); todo esto cuando implica
cuestiones insoportables para el yo disparan mecanismos de defensa que suelen
estar comandados por la represión. Lo que por ejemplo puede implicar
simplemente el olvido de lo que recordaría a este conflicto y cualquier cosa
relacionada; Experiencias de vida que a veces desencadenan la conflictiva, como
por ejemplo un abuso sexual infantil puede desencadenar que el sujeto tenga que
enfrentarse con ciertas conflictivas y en otras ocasiones simplemente prestan
el texto, el anécdota para que se pueda expresar la problemática, sin haber
sido el causal del mismo. Como la represión no puede extinguir ni la pulsión,
ni el deseo, solo mantenerlos a un costo elevado a raya. La presión que ejercen
se vuelve progresivamente más poderosa y esto desencadena que los síntomas
vayan proliferando mientas no se resuelva la problemática de fondo. Todas las
técnicas que existen para sofocar los síntomas están condenadas al fracaso
porque la pulsión cada vez incrementa su energía y no es al contrario, por ende
el yo tiene que colocar cada vez más energía en mantenerlo a raya. Por ejemplo las técnicas conductistas pueden
ser efectivas a simple vista, pero se debe evaluar que los síntomas cuando ya
no se pueden manifestar en un lugar, lo que hacen es cambiar su forma y
aparecer en otro lugar, teniendo que repetir la operación de darles caza una y
otra vez.
¿Cómo resuelve esto
el psicoanálisis?
En la terapéutica psicoanalítica se parte de los síntomas,
pero no para sofocarlos o prohibirlos, sino para interrogarlos. Esto es que el
sujeto hable de ellos, en este hablar libremente, pero especialmente sobre lo
que no se quiere hablar, se va recorriendo inversamente el camino de formación
de los síntomas. Porque las pulsiones y deseos que sostienen al síntoma siguen
entregando su parte de energía que intenta manifestarse a través del síntoma, por eso cuando alguien puede hablar
libremente sobre un síntoma y sin censuras, va nombrando cosas que va mostrando
progresivamente lo que lo causa. En ese camino se encuentra con los deseos, las
pulsiones, las represiones, la conflictiva en juego entre el yo y sus deseos
prohibidos, todo esto a través de diversos recuerdos y relatos que hace el
sujeto, tanto de la realidad, como de sus fantasías. En este recorrido se
producen descargas de emociones coaguladas, que generan un alivio transitorio.
Pero al desentrañarse completamente la conflictiva el sujeto puede hacer
diferente con eso y ahí desaparecen los síntomas ya sin esfuerzo. Todo esto con
el acompañamiento del psicoanalista que facilita este recorrido y también
interviene para posibilitar los movimientos subjetivos necesarios.
Solicite un
turno.
Licenciadda
Diana S. Gurny
La Licenciada es Psicóloga de grado y Psicoanalista con más
de 35 años en la profesión, Tiene una vasta experiencia clínica y sostiene un
constante movimiento de formación y supervisión para poder abordar las diversas
problemáticas que sufre la gente.
Honorarios
*Europa 50 EUR por sesión.
*USA y resto de los países 60 USD.
*Para latinoamérica, consultar por país.
INFO de
Contacto
Whatsapp:+34645644572-
PhoneLondon:+447831346323 Administrative Assistant-
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