¿Por
qué sufro?, ¿Por qué estoy mal?
¿Cuál es el perfil del paciente susceptible de beneficiarse al
máximo con el tratamiento psicoanalítico? Para ser analizables diremos que son
necesarias algunas condiciones.
Primero, el hombre, la mujer o el niño que
consulta debe ser un sujeto que sufre en los términos de lo soportable y se
queja.
Segundo, es alguien que se pregunta por qué
sufre. Esto parece elemental pero es decisivo. Ser analizable significa
preguntarse: ¿por qué sufro?, ¿por qué estoy mal? Esto que puede parecer
tan simple o trivial no lo es tanto si consideramos que a veces algunos sujetos
son traídos por un tercero –pareja, amigo, etc. - a una consulta, siendo la demanda
en estos casos de la persona que lo trae. De allí que la falta de angustia, o
la actitud desenvuelta, descomprometida o desimplicada lo hace difícilmente
analizable.
La tercera condición es justamente esa aptitud
para responder al porqué del malestar. Sufrir, preguntarse sobre la
causa de su sufrimiento, he aquí las condiciones indispensables para emprender
un análisis. Pero otras condiciones son también necesarias. Hace falta
además que el que consulta espere del análisis una salida a sus dificultades.
Esta espera es fundamental, puesto que es sinónimo de esperanza, y como
sabemos ésta es una de las fuerzas que animarán la cura hasta el apaciguamiento
del dolor.
Creo que lo importante es que, más allá de ese imaginario, el paciente perciba que las dudas de su elección son coherentes; que entregar su angustia y su síntoma a un desconocido no es cosa de todos los días; que tiene derecho a saber cómo trabajamos; y, fundamentalmente, que nos perciba honestos
“Ser psicoanalista es, sencillamente,
abrir los ojos ante la evidencia de que
nada es más disparatado que la realidad humana.” -Jacques Lacan

Creo que lo importante es que, más allá de ese imaginario, el paciente perciba que las dudas de su elección son coherentes; que entregar su angustia y su síntoma a un desconocido no es cosa de todos los días; que tiene derecho a saber cómo trabajamos; y, fundamentalmente, que nos perciba honestos
“Ser psicoanalista es, sencillamente,
abrir los ojos ante la evidencia de que
nada es más disparatado que la realidad humana.” -Jacques Lacan
A un rey le obsequiaron dos pichones de
halcón. Este, los entregó inmediatamente al maestro de cetrería para que los
entrenara. Después de varios meses, el instructor le comunicó al rey que uno de
los halcones estaba bien educado, pero no sabía qué le pasaba al otro. Desde
que había llegado al palacio, no se había movido de la rama, incluso había que
llevarle el alimento.
El rey mandó llamar a sanadores y
curanderos pero ninguno pudo lograr que el ave volara. Desesperado, hizo
público un edicto en el que proclamaba una recompensa para aquel que hiciera
volar al halcón. A la mañana siguiente, el rey vio al ave volando en sus
jardines.
- Traedme al autor de este milagro.
Ante el rey apareció un campesino. El
rey le preguntó:
- ¿Cómo lograste que el halcón volara?
¿Acaso eres mago?
- No fue muy difícil - explicó sonriendo
el hombre. - Tan solo corté la rama. En ese momento al ave no le quedó otra
alternativa que echar a volar.
Esta fábula nos enseña que a veces es
necesario quedarse en la rama para recuperar fuerzas, pero si nos quedamos en
la zona de confort durante mucho tiempo, nunca sabremos cuán lejos habríamos
sido capaces de llegar. Por eso, necesitamos expandir cada vez más nuestra zona
de confort.
Crecemos al salir
de la Zona X (“zona de confort”)
Lo queramos o no, la capacidad para
abandonar de manera consciente nuestra zona X y atrevernos a descubrir nuevos
horizontes o perseguir nuestros sueños es lo que nos hace diferentes a los
demás, es lo que nos permite tener nuevas experiencias que enriquezcan nuestra
vida. Lamentablemente, la mayoría de las personas prefieren quedarse en su zona
X, ese espacio en el que se sienten más o menos a gusto y al seguro. Ese lugar adonde se regodean en su dolor.
Para comprender la zona de confort
puedes imaginar dos círculos concéntricos, uno pequeño dentro de uno mayor,
pero que no se tocan en ningún punto. El círculo pequeño representa todas las
cosas a las que estamos acostumbrados, nuestros hábitos y rutinas, los sitios
que solemos visitar y las personas que frecuentamos. Es nuestra zona X..
A primera vista, todo puede parecer
genial, pero lo cierto es que mantenerse dentro de ese círculo no es garantia de felicidad, ni te asegurará que
al final de tu vida no tendrás arrepentimientos. En realidad, mantenerse en la
zona X te limita porque no te permite
descubrir nada nuevo. De esta forma, es posible que mueras un poco cada día. De
hecho, recuerda que la vida comienza donde termina tu zona de confort.
Sin embargo, existe un círculo mucho más
grande, compuesto por las cosas que no conoces, por tus sueños, los
desconocidos, los lugares nuevos… Es el círculo del aprendizaje. De hecho, solo
crecemos cuando somos capaces de dar el salto a ese círculo, de manera que
nuestro pequeño círculo se amplíe cada vez más.
A muchas personas dar ese salto les
asusta demasiado, porque no saben qué encontrarán en ese otro círculo, de
manera que ponen en práctica un mecanismo de autosabotaje, para mantenerse en
su zona de confort y no verse obligadas a salir.
Las mentiras que
nos contamos para no salir
1. “No tengo por qué hacerlo”
Es cierto, no hay nadie que te empuje
fuera de tu zona X, no es obligatorio que salgas, pero si te quedas dentro, no
crecerás. Recuerda que no creces simplemente porque pasen los años, sino por
los retos que enfrentas. Cuando piensas en un proyecto que representa un gran
desafío y de repente tu voz interior te dice que no tienes
por qué hacerlo, en realidad lo que estás expresando es una resistencia al cambio, porque una parte de ti desea que te
mantengas dentro de los límites de lo conocido. Sin embargo, cuando vuelvas a
pensar que no tienes motivos para emprender algo nuevo, recuerda que el simple
hecho de crecer y descubrir, son razones más que suficientes.
2. “No es el momento adecuado”
En muy pocas ocasiones se dan las
condiciones perfectas para emprender algo, pero ir en pos de un sueño significa
luchar contra viento y marea, creando las condiciones a lo largo del camino.
Cuando te dices a ti mismo que no es el momento adecuado, está hablando el
miedo, probablemente un intenso miedo al
fracaso que te inocularon desde la infancia. Por supuesto, no se trata de
lanzarse a la aventura sin valorar los pros y los contras pero si queremos
lograr realmente algo en la vida, debemos ser conscientes de que no podemos
quedarnos parados, necesitamos ir dando pequeños pasos. Y mientras antes
comencemos a andar, mejor.
3. “Comenzaré cuando…”
Se trata de una de las excusas más
comunes para quedarnos a salvo en nuestra zona de confort/dolor. En práctica, es el autoengaño perfecto porque
no estamos renunciando al sueño o el proyecto que tenemos en mente, sino tan
solo aplazándolo, hasta que se produzca determinada situación. El problema es
que esta excusa nos lleva directamente a
la procrastinación, postergamos lo importante y lo
sustituimos por cosas intracendentes,, por lo que es probable que cuando la
condición que demandamos se cumpla, pongamos otra, y luego otra más. De esta
forma logramos mantener viva la esperanza pero, a la vez, no tenemos que esforzarnos para hacer ese sueño realidad. Por eso,
aunque no estén todas las condiciones creadas, simplemente ve dando pequeños
pasos, no esperes demasiado porque la
vida es muy corta.
4. “No es para mí”
Básicamente, detrás de esta frase se
esconde la idea de que no somos lo suficientemente buenos o capaces. Se trata
de la excusa perfecta para las personas inseguras y que tienen una baja
autoestima. También es una excusa que utilizan las personas que tienen miedo
del mundo y se cierran a las nuevas experiencias. En todo caso, no podrás saber
si una cosa realmente te gusta o no hasta que no la pruebes. De hecho, es
probable que en más de una ocasión hayas pensado que algo no estaba hecho para
ti pero después de probarlo, has llegado a amarlo o incluso te has aficionado.
Por tanto, no te cierres nunca a las
nuevas experiencias ni te limites como persona. Es lo peor que podrías hacer.
5. “No sé cómo hacerlo”
Las cosas nuevas pueden atemorizar, por
eso una de las excusas que inventamos para permanecer en nuestra zona X consiste
en decirnos que no sabemos cómo enfrentar el reto. Podemos pensar que no
tenemos las habilidades necesarias o que nunca las podremos desarrollar. Sin
embargo, recuerda que cuando tienes un
"qué", los "cómos" llegan solos. Es cierto que para
emprender determinados proyectos se requiere una preparación pero eso no
implica que no puedas hacerlo, tan solo significa que te llevará más tiempo o
que necesitarás a una persona que te ayude. Ninguna destreza surge de la nada,
todas esconden en su base mucha pasión y esfuerzo.
Como colofón, ten siempre en mente lo que decía Nelson
Mandela: “Imposible es todo aquello que no se intenta”.
Escuchemos la claridad con la que habla de esto Julio Anguita:
Escuchemos la claridad con la que habla de esto Julio Anguita:
.
...Rebeldía para decir que NO ACEPTAMOS que la COMPETIVIDAD Y EL MERCADO rijan el
destino de la humanidad……………No me da la gana decirle que si a esta ACTUAL
SITUACION .¿Porque? porque no quiero…..Yo no asumo esta “podredumbre” y lucho
contra ella……“Muramos por lo menos luchando por un ideal Noble”…Vivimos en Una
sociedad HIPOCRITA que sabe que está diciendo algo que nadie cree, a sabiendas”
Julio Anguita
https://www.youtube.com/watch?v=Fse1jHKsV28
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